Capítulo 29.

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Varick caminaba junto a mi mirando el cielo con rostro sereno, tenía que volver al castillo pronto antes que Neferet se diera cuenta... Esperaba que no notará mi ausencia.

—¿de verdad lo amas? —me pregunto al cabo de un rato.
—si —respondí.

Claro que lo amaba.

—envidio eso, mi luna murió hace varios años —dijo con triztesa mientras fijaba su vista en la luna.
—lo lamento Varick —me sorprendió que me contará algo tan personal.
—bien sigue recto y llegaras al castillo, solo hazme el favor de no correr y tropezar —dijo el con burla.

Frunci el ceño molesta y después le dedique una sonrisa, asentí y me despedí agradeciendo todo lo que había echo por mi.

Camine al castillo y entre de prisa, corriendo a mi habitación, me quite la ropa y me metí a la ducha, seguramente ahora olía a bosque y Neferet notaría que salí, frote con fuerza mi cuerpo limpiandome cada parte de mi cuerpo, tarde una hora en bañarme pero creo que ya no tenía ningún aroma.

Camine a mi guarda ropa y me coloque la pijama. Al parecer Neferet no se había dado cuenta de mi ausencia, me sentía decepcionada, derrotada e inútil al no poder hacer nada más por Neferet, sonreí con triztesa al recordar que hace poco me había propuesto matrimonio y ahora estaba más alejado de mi, ¿me dejaría? Quizás ese sería su plan, echarme de su vida para ya no tener más problemas con su padre. Mi corazón se estrujo al pensar en aquella posibilidad, sabía que Neferet quería protegerme y ahora debía hacerlo de él mismo pero no deseaba estar lejos de él, necesitaba estar con él, necesitaba su presencia... Su tacto.

—buenas noches Neferet —susurre con nostalgia mientras cerraba los ojos.

Neferet estaba frente a mi pero su mirada no demostraba ninguna emoción, era fría sin remordimiento y poco a poco se alejaba.

—Neferet ¡espera! —corrí tras de él pero el solo seguía su camino.
—¡prometiste estar juntos —grite con odio mientras corría tras el.

El solo se giro y me observó un momento.

—ya no te necesito —dijo el frialdad y sin más desapareció.

Me levante de golpe con la respiración agitada y un nudo en mi garganta, el no me haría eso, ¿verdad? Llore sin poder evitarlo al pensar en todo lo que pasaba, quería estar con Neferet, ser su esposa estar a su lado, no importaba como, solo quería estar con él. Sollozaba encima de mi almohada pensando que quizás este era el final de nosotros y no estaba lista para ello, lo amaba y no dejaría de hacerlo.

—¿Anne? —Neferet tocaba la puerta de mi habitación y limpie mis lágrimas enseguida.

¿Y si lo ignoro y se va?

se que estas despierta —dijo serio.

Bufé por lo bajo y solo me acerque a la habitación.

—voy a dormir —respondí.

Neferet abrió la puerta y yo me cruce de brazos mientras desviaba la mirada no quería que supiera que estuve llorando, aún vestía de traje... De verdad había estado ocupado.

—hueles a otro hombre Anne —Neferet se acercó más a mi, aspirando mi aroma.

Me tense al escuchar sus palabras, ¡¿pero como?! Me había bañado muy bien, pensé que sería suficiente.

—¿y bien? —preguntó Neferet tajante mientras seguía frente a mí.
—no se de qué me hablas —respondí haciéndome la confundida.
—lo sabes muy bien, ¿con quien estuviste? —cuestiono enfadado.
—déjame sola —dije dándome la vuelta pero Neferet sujeto mi muñeca demasiado fuerte.

Me acorralo contra la pared mientras sus colmillos se asomaban, lo miré petrificada al ver su rostro tan enfadado.

—me perneteces Anne Brown, ¿porque tienes aroma de un hombre lobo? —Neferet estaba perdiendo la paciencia.

No podía decirle la verdad... Pero no servía de nada mentirle.

—te escuché hablar con tu padre, solo busque ayuda —miraba el piso suplicamos que Neferet dejara de preguntar más.
—¿porque? —preguntó sorprendido.
—no quiero que sufras más —susurre apenas.

Neferet me abrazo con fuerza mientras acariciaba mi espalda.

—no te haré daño jamas Anne, antes de matarte, prefiero morir —sus labios fríos besaron mi rostro con cuidado mientras sus manos sujetaban mi rostro para verme fijamente.
—pero tu padre... —dije triste pues el nunca lo dejaría en paz.
—no tienes que preocuparte, ¿te dije que te cuidaría no? —sus ojos rojos me observaban con una sonrisa triste.

Asentí con una sonrisa mientras una lagrima resbalaba por mis mejillas, Neferet las limpio enseguida y me abrazo nuevamente.

—pensé que me dejarías —confesé.
—soy muy egoísta para hacerlo... No te puedo imaginar con otro hombre que no sea yo Anne —me alegro el hecho que no pensara dejarme.

Sus labios me besaron con cierta ansiedad y sus manos con rapidez quitaron mi ropa, sus manos frías acariciaban cada parte de mi cuerpo erizando todo a su paso, quite la ropa de Neferet sintiendo su cuerpo frío sobre el mío. Este lugar era en el que deseaba estar por siempre.

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Neferet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora