JEONGxTWICE (Oneshot de Jeongyeon) ll

JEONGxSANA A TUS ORDENES

Atravesando la primera mitad del siglo XX, Corea se encontraba dominada por el Imperio Japonés, los ciudadanos coreanos eran menospreciados e incluso tratados como mercancía en varios casos, por otro lado los japoneses que vivían en el territorio coreano eran personas de clase alta que buscaban aumentar su riqueza explotando dicho país.

Una de las familias más importantes de la nobleza japonesa era la familia Minatozaki, el hombre de familia el señor Minatozaki era propietario de varias minas y canteras de oro ubicadas en Japón, herencia de sus padres y ahora haciendo uso de su gran fortuna adquirió minas en Corea debido a que ya tenía conocimiento de cómo funcionaba esta clase de negocios, además de que la mano de obra coreana era más económica que la japonesa, pues obligaba a que los empleados que tenían familia hicieran trabajar a sus hijos de forma gratuita en las mismas labores que ellos desempeñaban. Esto no solo ocurría en las minas pues hacia que las empleadas del servicio doméstico que trabajaban en su mansión hicieran trabajar a sus hijas en la realización de los deberes del hogar y a sus hijos en los establos y trabajos duros que se pudieran presentar.

Los empleados de las minas vivían en pequeños campamentos cerca de las canteras estos recibían sus tres raciones de comida al día y solo podían dormir cuatro horas al día para que la recolección de los minerales no se detuviera.

Los empleados de la casa vivían todos juntos en una pequeña construcción a unos 500 metros de la mansión, estos tenían tres pequeñas porciones de comida al día y derecho a comer los desechos de los dueños de la casa, solo si los empleados de mayor nivel no los deseaban.

La familia Minatozaki estaba compuesta tan solo por tres miembros el señor Minatozaki quien permanecía todo el día en el trabajo y en las noches asistía a reuniones de la alta sociedad acompañado únicamente por su esposa quien se la pasaba todo el día de compras o en reuniones para tomar él te con sus amigas. Y la última miembro ignorada por los dos anteriores era la pequeña Minatozaki Sana.

Si le preguntaran a cualquiera de los empleados de la casa quien era ella la mayoría no podría responder, pues ella era una pequeña de tan solo 4 años cuando llego a la gran mansión, desde entonces no le permiten salir de la recamara, más que para cenar con su familia lo que rara vez ocurre. Todo el día se la pasaba encerrada en su cuarto recibiendo clases en diversas artes, aprendió a cocer, pintar, tocar varios instrumentos, leer y escribir coreano y japonés, clases de etiqueta, entre otras actividades.

La razón del rechazo de los Minatozaki contra su propia hija es injusta y ella lo sabe pero lo respeta y ha aprendido a vivir así, pues sus padres esperaban que su primogénito fuera un varón quien heredara y se encargara de la fortuna familiar como era la costumbre.

La pequeña Sana rara vez se veía con sus padres, aun así creció siendo una chica muy tierna y de buen corazón cosa que solo conocía su nana pues era la única que se podía acercar a ella fuera de sus tutores, la señora Yoo era una empleada coreana que se había hecho cargo de ella desde el día en que se instalaron los Minatozaki, por lo cual Sana la apreciaba mucho y le tenía mucho cariño el cual era mutuo, la nana de la chica en cuestión se había dado cuenta lo sola que se encontraba la niña y aunque inicialmente tenían dificultades para comunicarse debido al idioma con el tiempo y los estudios de Sana todo entre ellas fue más sencillo.

A Sana jamás le gusto comer sola así que le pedía a su nana que comiera junto a ella mientras estaban en su cuarto al igual de que jugaban juntas y Sana disfrutaba de los baños que ella le daba.

Algo que los padres de aquella chica detestaban más que el hecho de que fuera mujer era lo amable que era ella, ellos estaban acostumbrados a tratar a sus empleados como su propiedad, algo sin valor, mientras que la niña siempre los trataba con respeto ya que eran sus mayores. Razón por la cual fue reprendida más de una vez recibiendo golpes de la mano de su padre.