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Después de lo que paso, me la pasaba llorando y trabajando.

-Aline: Alec por favor, no estés triste.

-Mi vida se arruino.

-Aline: Debes decirle.

-Si.

-Aline: Ve por favor. Te daré el día.

-Esta bien.

-Aline: Te presto mi auto.

-Gracias.

Me subí a su auto y maneje hasta su casa. Llegué a la entrada y me preguntaron quien era.

-Soy Alexander Lightwood y vengo a ver al señor Bañe.

-?: ¿Tiene alguna cita?

-No... Pero es una urgencia.

-?: No importa. Debe tener una cita...

-¿Puede decirle que vine?

-?: Si.

Salí de ahí, el no me busco después de eso y paso una semana.













Estaba en uno de sus hoteles donde supe por Aline que aquí estaba su oficina.

Este hotel era demasiado lujoso, pregunte por el pero me dijeron que estaba muy ocupada como para tener una cita, lo espere todo el día en el estacionamiento hasta que dieron las diez de la noche, vi como salió y se iba a su auto, corrí hacia el.

-¡Magnus!

-Magnus: Hola Alejandro.

-Alexander.

-Magnus: Si Alexander. Cierto. ¿Vienes por otra ronda?

-Quería hablar contigo... Sobre lo que paso esa vez.

- Magnus: ¿Vienes agradecerme como fue asombroso?

-Magnus... Estoy embarazado.

-Magnus: Felicidades.

-Es tuyo.

El se rio.

-Magnus: ¿Cómo voy a estar seguro si es mio?, te fuiste conmigo y ni siquiera sabías quien era.

-No soy un cualquiera, esa vez estaba en puto celo... Para que lo intento... Vete a la mierda.

Empecé a llorar.

-Magnus: Alexander no puedes hacer esto, venir después de casi dos meses y decirme que estas embarazado.

-Pues paso. Yo no quiero esta mierda en mi vida, apenas cumplí los dieciocho y estoy en mi primer semestre en mi carrera, no tengo nada de dinero... Solo venía a decirte que si me dabas dinero para el aborto.

-Magnus: ¿Abortaras?

-¡¿Qué otra mierda puedo hacer?!

-Magnus: Darlo en adopción.

-No puedo hacerle esto a mis papás... Puta madre solo por no tomar mi supresores ese maldito día, no debí ser tan débil... Mi vida esta arruinada.

-Magnus: Lo siento.

-Pero ya no importa. Adiós Magnus.

Me fui a mi auto y el ni me siguió.

























Estaba en mi casa haciendo cuentas de cuanto podía quitar para poder pagar un aborto y lloraba, las lágrimas casi no me dejaban ver nada pero seguía leyendo números.

¿Qué hacemos? (MALEC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora