La luz del refrigerador era lo único que iluminaba la zona de cocina, en la isla de esta Natasha estaba sentada sobre la barra con dos latas de helado vacías y una tercera que descansaba entre sus manos donde quedaba poco mientras razpaba con un cucharón.
—¿Qué haces aquí?— Hill cerro el refrigerador mientras encendía la luz de la cocina —es media noche, hace rato estabas vomitado una lasaña y ahora dejas la heladería vacía — la chica delgada se cruzó de brazos. —¿Estas bien?
Romanoff arrugó la nariz mientras veía bajar el helado de limón de la lata. —Tenia antojos — y no era para menos, después de que Tamara le explicará cómo es que logró lo que se supone nunca lograría embarazarse. También dijo que los arranques de emociones y antojos sería un punto bastante importante.
—Eso no contesta mí pregunta
—Estoy bien Hill gracias, por tu preocupación.
—¿Estas así por la boda?
Natasha bajo de la barra tirando las latas de helado a la basura. —¡Estoy embarazada!
Claro que María no sé esperaba una cosa como esa, tuvo que tomarse unos segundos antes de poder decir algo.
—¿Qué? Espera ¿Qué, qué? ¿Cómo? ¡Por Dios! ¿Hablas en serio? ¿Steve lo sabe? Porque si es del ¿Cierto?
—Apenas me acabo de enterar. —Hizo una pausa. —Todo es tan... nuevo— suspiró—y caótico— otra pausa— no sé que debería hacer es que...yo...yo mamá ¡No! Es tan...no lo sé sencillamente es que no puedo Hill.
—¿De que hablas? ¿Estas pensando en...en eso? Es una vida, una de verdad sabes ¿Cuántas personas mujeres, desearían ser madres? Se que no es tu especialidad pero Natasha vamos es bebé, y es tuyo y de Steve.
—¿Y qué? ¿Vamos a se una familia feliz? El se va casar y yo sencillamente solo fui eso...
—Quiza no sé case si le hablas de ese bebé— María alzó ambas cejas para luego marcharse. . . . . . 3 días después. Día de la boda.
—Sharon te ves tan linda— Sally sonrió al mirar a Carter en su vestido de novia.
—¿Lo crees? — La rubia se miró en el espejo sin poder creer que ese día al fin estaba llegando y se sentía plenamente Feliz demasiado.
—Estas radiante, estoy muy feliz por ti y estoy segura que Steve y tú serán mucho más felices, el es un gran chico.
Otra vez los destellos de felicidad gobernaron a Carter, si estaba nerviosa porque el esperado día había llegado donde ella y Steve unirían sus vidas para siempre, la felicidad dominaba los nervios se miro en el espejo más ilusionada que cuando era niña, siempre fue su sueño tener un momento y ahora estaba pasando.
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—Esperare afuera— Sally se retiró.
Del otro lado, en su habitación Steve era un manojo de nervios total se miró varias veces en el espejo y no es que hubiera mucho para detallar estaba perfecto en su esmoquin negro que encajaba en su varonil figura de maravilla. Cerro los ojos intentando mantenerse lo más sereno y relajado posible este era un gran día uno que el mismo había establecido.
