Capitulo 12

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El auto va en silencio lo único que se escucha es la radio, lo único que me calma es saber que no veo la cara de James, el va enfrente junto con Kevin mientras Isabella y yo vamos en la parte de atrás.

-Hola chicos, ¿como están? Yo genial saben hay algo muy importante que celebrar hoy, hoy es el día de felicitar aquellos que crecieron con nosotros, aquellos que a veces te quitaba la atención de tus padres, aquel que siempre te cuidara incondicionalmente, hoy es el día de tomar a tu hermano o hermana y enseñarle cuanto lo adoras- dijo el chico de la radio poniendo mucho más incómodo el ambiente en el auto.

Me aclaro la garganta- ¿Podrías cambiar la estación....

—Si, si claro— me interrumpe James, rápidamente cambia la estación. Pero parece que los dioses del Olimpo me odian, ya que en esta estación se escucha la canción de "hey brother" ¿En serio? ¿Porque quieren recordarme al estupido de James?

—Mejor apágala- el solo asiente y la apaga, escucho una risita y no necesitó voltearme para saber de quien se trata, la miro y veo la diversión en su ojos, le saco el dedo del medio sin que los del frente se den cuenta, como respuesta hace lo mismo y se voltea hacia la ventana.

Comienzo a revisar mi celular cuando siento que el auto para, Isabella rápidamente sale del coche, al ver hacia fuera me sorprendo, yo conozco esa casa ala cual Isabella entra.

Estoy apunto de hablar cuando James lo hace—Mamá se las rento, ellos buscaban donde vivir y pues la casa quedaría desocupada, aunque mamá le dijo que no hacía falta pagar renta,aquí Kevin orgulloso quiso pagar— termino James y no puedo evitar recordar todo lo que viví en esa casa. Kevin sale del carro no sin antes despedirse de James y de mi, ese chico es agradable.

James vuelve a tomar rumbo por el camino, si el ambiente antes era incómodo ahora lo es peor, James es el primero en romper el silencio- Scarlett yo enserio lo lamento, no sabes cuanto me arrepentí de todo, de no haberte defendido y....— lo interrumpí antes de que siga y traiga de vuelta viejos recuerdos.

-No pasa nada James, es cosa del pasado ya no me interesa— le digo restándole importancia, me sorprende la naturalidad con lo que lo digo.

Pasan unos minutos de puro silencio— ¿Sabes? Mamá pidió que las cosas de tu habitación fueran trasladas a una de las tantas habitaciones de su nuevo hogar y lo decoro justo como tú cuarto, realmente es idéntico.

Río—Tipico de mamá.

El también ríe— ¿y tus maletas? No te vi llegar con ninguna.

-En el internado, solo me dejaban usar el uniforme, así que tengo que hacer muchas compras- miento, no puedo decirle donde están las maletas, aunque también no me vendrían mal las compras.

-¿Y el internado, era divertido?— su voz tiene un tono nervioso, como si hablara con una desconocida.

-Supongo que si, solo que lo mismo llega aburrir- me encojo de hombros— ¿y a ti? ¿Como te ha ido?¿Como está papá?

-Bien, y ya sabes papá muy metido en la empresa.

—Estas estudiando administración de empresas, significa que te harás cargo— eso sonó más una afirmación que pregunta. Sus músculos se tensan y su expresión se vuelve seria.

—Si, de hecho comencé ayudarle a papá con la empresa, dice que tengo que tomar experiencia, cuando tome el cargo— un hilo de frialdad se asoma en su voz, así que decido ya no hablar y ver mi celular.

En 5 minutos ya estamos bajándonos del coche, la casa es tres veces mayor a la antigua, entramos es hermosa, moderna pero con el toque hogareño de mamá.

-Hijo, que bueno que volviste, John no va a venir a comer y no quería hacerlo sola- veo a mi madre viéndome desconcertada, se ve mucho mejor que antes se ve feliz- oh trajiste a una amiga, mucho gusto linda, soy Jessica— me extiende la mano pero no la tomo en vez de eso la abrazo.

—Oh mamá no sabes cuanto te extrañe— mamá se pone tiesa, que pienso que estoy abrazando una tabla, me alejo de ella.

—¿Scarlett? Oh por dios, Scarlett mírate no te reconocí, hija- vuelve a abrazarme y asfixiarme extrañe estos abrazos.

Río nerviosamente— Si, he tenido ligeros cambios, pero ¿Tu? Mírate te ves 10 años más joven.

—Son las cremas de tu tía querida— dice mamá restándole importancia.

—¿Y donde está el hombre que robó el corazón de mi madre?— miro a los lados, fingiendo buscarlo, mamá se sonroja.

—No está, el trabajo lo ha estado consumiendo—una sonrisa triste se asoma por su boca— pero bueno, hoy hay que estar feliz, mi hija regreso después de tres años y comeremos en familia como antes— me mira a mi y a James, él y mamá me guían al comedor, es hermoso, la mesa es de cristal, blanca y moderna como el resto de la casa o mejor dicho mansión.

Nos sentamos y una señora, nos sirve la comida, hablamos de cosas triviales, mamá me cuenta su historia de amor con John.

—Hija, ¿Porque no te despediste en persona, antes de irte?— miro la expresión de tristeza de mamá y mi pecho se oprime y siento la necesidad de darme un gran golpe en el estómago par haber sido tan egoísta.

Me tenso, pero trato de sonreír— Ya sabes mamá las despedidas nunca han sido lo mío, recuerdas cuando Tato murió— Tato ere mi perrito cuando tenia 12, lamentablemente él murió atropellado por un tonto auto.

Mamá y James, ríen— Lo recuerdo, lloraste por casi una semana, no paraste hasta que te dije que él estaba en el cielo cuidándote.

—Cierto, cada noche te escabullías a mi cuarto porque te daba miedo dormir sola—fue James quien hablo, su sonrisa era magnífica, era natura, genuina, por primera vez después de todo este tiempo hubo una esperanza en mi de qué todo pudiera ser como cuando teníamos 12

—Si, tienes razón, tenía miedo de que Tato llegara y jalara mis pies, por no haberlo cuidado bien—así pasó el resto de la tarde entre risas y bromas de parte de los tres, se sentía bien estar aquí.

Lazos perdidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora