Onírico

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Me estoy perdiendo. El pasillo es cada vez más oscuro y profundo, su silencio se está comiendo el impertinente sonido de mis zapatos en la madera, lo único que me mantiene cuerdo se está desvaneciendo. El terror se ha apoderado de mi alma, ya no hay salida.

No sé de qué escapó, ya no lo recuerdo, solo sé que no me debo detener por nada del mundo. Esto es un sueño, pero no puedo despertar, solo puedo recordar cuando me fui a dormir.

Este lugar es eterno, o así lo parece, me estoy cansando. Siento mis piernas al fin, cansadas y adoloridas. Mi vista cada vez más detallada y real, entre más me hundo en este sueño, en este campo onírico en el que no soy nada más que un personaje de una maquiavélica historia.

Siento frío, al fin siento mi cuerpo, aquel infernal frío de atrás mío como persiguiendo el calor de mi espalda. Mis piernas están más pesadas, me duelen, estoy cansado.

Mi oído ha vuelto a funcionar, mis fuertes y desesperadas pisadas han vuelto a resonar, el suelo rechina como quejándose del pesado cuerpo que estaba encima. Un sonido blanco, pero diferente a lo demás, provenía de atrás de mí.

Una campana sonó a lo lejos y mi voluntad volvió. Ahora estaba corriendo por mi cuenta, el pasillo y su oscuridad se enangostaron, para mostrar el maldito final de este pasillo, una muralla negra junto a la cual caí. No podía escapar, este sueño estaba a punto de llegar a su fin.

El frío, el sonido blanco, la oscuridad se estaba acercando a mi espalda, el terror me invadió como nunca. Una mano oscura, gigante y fría apuntó a la pared en la que ahora había un gran espejo. Ahí estaba solo yo, y nadie más, el gran pasillo de fondo y la luz atrás, una luz pequeña tragada por la inmensidad de este pasillo.

Me di la vuelta para fijarme que nada había además del gran pasillo con su luz al fondo. Intenté volver, pero el suelo se rompió.

Me desperté en estas cuatro paredes, encerrado en la oscuridad, acompañado de esta campana y un candelabro vacío con una vela pequeña y apagada. Ya olvidé dónde está la puerta para volver a salir al pasillo, ya no tengo luz en la que apoyarme, ya no tengo tiempo para regresar.

Sé que esto nunca fue un sueño, que siempre he estado muerto por escapar de mí mismo, perdí la luz que me llevaría de vuelta.

Este sueño no acabará nunca, esta noche es eterna para mí, un viaje onírico del que jamás regresaré

Historia de terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora