Death Hotline | TordTom

05. Una afección rota

Tord volteo la vista solo para toparse con un adolescente, a priori de la misma edad de él. Vestía una sudadera grande de color azul, y sus manos se encontraban ocultas en sus bolsillos. Unos jeans ajustados cubrían los dos palos a los que llamaba piernas. Tord asumió que ese era Tom, puesto a que su acento británico tan distintivo era el mismo al del extraño del teléfono.

— ¿Tom?— Tord saludo, una sonrisa cruzo su rosto. Le pidió que se sintiera al lado suyo y Tom obedeció, apenas había un centímetro de distancia entre los dos.

—Finalmente te conozco— Tom dijo, el velo negro de los ojos de Tom se fijaban en los iris de color gris de Tord, sus ojos carecían de emoción alguna.

—Déjame ver tu muñeca. Ahora— Tord le pudio, a la par que se perdía en los ojo de Tom.

El vacilo, antes de mirar abajo y entregarle su mano a Tord. Tord examino su brazo y tiro de la manga de su sudadera, revelando miles de cortes, nuevas y viejas.

— ¡Tom! — Tord se sorprendió, pasando sus dedos por sobre la muñeca de Tom.

—Lo siento— Tord suspiro, un leve, pero audible quejido se escucho tras esto.

—Estas... las nuevas— Tord noto, pasando su dedo sobre una, manchándose de sangre. Volteó y observo a Tom con ojos tristes.

Tom miro hacia abajo, decepcionado de si mismo.

— ¿Cuándo...?

—Hoy— Tom interrumpió, suspirando.

Tord puso su dedo índice bajo la barbilla de Tord, gentilmente obligando a Tom a mirarle directamente.

—Tom... ¿Por qué? — Tord pregunto. Thomas había comenzado a llorar.

—Y-o— Tom comenzó, pero Tord no pudo evitar abrazar a Tom.

En un instante, este envolvió sus brazos alrededor suyo. Tom estaba sorprendido en instancia, pero luego le abrazo de igual cuenta. Sus lágrimas manchaban la limpia camisa roja de Tord.

—No vuelvas a hacer eso nunca. Júramelo— Tord murmuró, casi llorando. Sus ojos se hallaban brillosos, pero no podía dejar que sus lágrimas escapasen.

¿Por qué se sentía tan emocional por Tom, y no por los otros quienes le llamaban y le conocían?

Tom estaba llorando, sus lágrimas caían pesadamente. Tord enterró su rostro en la sudadera de Tom, ocultando sus lamentos.

—Olvide decirte esto— Tom hablo— Gracias. Me salvaste— Tom se alejo de Tord, regalándole una débil sonrisa.

—Ese es mi trabajo— Tord resalto, sosteniendo ambas manos de Tom. A pesar de los ojos azabaches de Tom, este logro notar un resplandor en ellos. El sabia que Tom sentía aquel mismo desconocimiento, una emoción latente la cual sentía por Tom.

Esperanza y amor.

—Vas a superar esto— Tord predijo, confidencialmente. Sabía que aquello era lo mas que había logrado con quienes le llamaban. Nunca había sentido lo mismo por alguien más.

—Gracias, Tord— Tom sonrió, lagrimas seguían saliendo de sus ojos.

Pero esta vez eran lágrimas de felicidad.

De alegría, si es que acaso existía.