Espera por mí | Afección eterna

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Tord se levanto, tambaleándose un poco debido a que sentía pesadez en su cuerpo. Se dirigió hacia Tom.

— ¡Tom!— El lloro, hundiendo su rostro lleno de lágrimas en la sudadera de Tom. Thomas seguía sin mostrar emociones, la única acción que realizaba era la de pestañear y la fuerza de Tord empujándolo. Sentía los delgados brazos de Tom enroscarse en su cintura y la cabeza de Tom caer junto al cabello de Tord.

Tord sintió algo cosquillearle en la punta de la nariz.

Abrió sus ojos.

En frente de su rostro había gigantes alas blancas.

— ¿Alas?— Murmuro, mientras que se separaba de Tom.

—Si— Tom respondió, abriendo sus alas lentamente. Debían ser pesadas— Tu también las tienes.

Tord busco por su espalda para notar dos, pequeñas y patéticas alas.

—Crecerán, ¿Verdad?

—No. El tamaño de las alas depende de todos tus traumas experimentados— Tom dijo, moviendo las alas detrás de su espalda— Al menos eso es lo que se.

— ¿Puedo volar?— Tord dijo, atentando con aletear sus alas.

—Yo puedo, pero no estoy seguro de que tu puedas. No creo que tus alas puedan soportar tu peso.

— ¿Me estas llamando gordo?

—No, no estás gordo.

El silencio lleno el lugar a la par que Tom veía con calma a Tord.

—De todas formas te seguiré amando.

Sin importar como te sientas respecto a mí, siempre te seguiré amando.

Tord volteo a ver a Tom y sonrió débilmente.

—Si sigues intentándolo, seguro que lo lograras— Tom añadió.

Tord camino hacia Tom y le tomo de la mano, con su mano libre rozo levemente la fría mejilla de Tom. Sus ojos subieron solo para mirar a Tom. Se puso de puntillas solo para poder estar a la misma altura de Tom.

Y le beso.

Por unos quince segundos antes de que se separaran, fijando sus miradas, y permaneciendo así.

—He esperado para que lo volvieras a hacer— El suspiro.

—Ojala estés satisfecho.

—Y, ¿Qué se hace aquí? Tord pregunto.

—Además de ver a los vivos, no mucho.

—Bueno, al menos te tengo a ti.

Los dos se recostaron en el césped bajo el cálido sol. Las alas de Tom cubrían a Tord como una sabana y Tom le mantuvo entre sus brazos. Tord utilizo el suave cabello de Tom como un almohada.

Sus rostros estaban a nada de distancia.

Las palabras no eran necesarias. Su conversación se resumía en su contacto visual.

Lo que decían era simple.

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Dos palabras. Repetidas.

Dos palabras que nunca fueron dichas cuando debieron.

Es porque no pudiste decir dos malditas palabras.

—Eres hermoso— Thomas dijo, jugando con el cabello de Tord.

Tord cerró sus ojos— Me gusta, no te detengas.

El sentir los dedos de Tom pasar por su cabellera le gustaba.

Allí, bajo la protección de Tom

Tord se acerco al rostro de Tom, entre sus labios ya no había distancia.

—Quiero quedarme contigo para siempre— Tord suspiro en el oído de Tom.

—Para siempre no es suficiente.

—Quédate conmigo luego de que el mundo muera y no haya nada más que afrontar que la muerte. Quédate conmigo hasta que nuestra afección nos destruya. Quédate conmigo hasta que no podamos amarnos más— Thomas hablo. Sus labios se unieron a los de Tord

—Suena bien.

Death Hotline | TordTomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora