Death Hotline | TordTom

012. Vintage

Aquella noche fue borrosa para Tom. No recordaba haber ido a dormir en su cama, mucho menos recordaba la razón por la que Tord se hallaba de su lado, abrazándole. De todas formas, su dolor de cabeza y las botellas de vodka en el piso lo explicaban todo.

Miro al contrario y puso sus manos en su cabeza, peinando su cabello, y sonrió ante la adorable vista del rostro adormilado de Tord.

"Oh Tord" Thomas pensó y sonrió débilmente. Su primera sonrisa sincera.

Tord se movió y soltó su agarre con Tom, dejando ver sus iris de color gris. Primero observo alrededor y después a Tom.

—Buenos días— Murmuro, levantándose de la cama y tomando un cigarrillo de su bolsillo, volteando a ver de reojo a Tom.

— ¿No te importa?— Pregunto, alejando el cigarrillo de sus labios.

—No, pero no me gusta que lo hagas.

Tord prendió el cigarrillo con su encendedor rojo.

—Es adictivo— Tord dijo, dejando escapar hilos de humo de su boca. Pronto el cuarto se lleno con una neblina de color gris. Miro a Tom y noto como este se ahogaba con el humo que inhalaba.

—Eso es lo malo— Tom trato de responder mientras tosía, levantándose de la cama y yéndose a la cocina. Se había ido a preparar algo de café.

—Tú eres adicto al alcohol— Tord añadió— Te acabaste ocho botellas anoche.

Tom se olvido un segundo del alcohol y rio.

—Se nota— Dijo, notando el suelo lleno de botellas.

Thomas le paso a Tord una taza de café y comenzó a tomar.

— ¿No tenias que trabajar hoy?— Tom pregunto, tomando un sorbo.

—Debo estar ahí temprano— Tord respondió.

— ¿Y no deberías alistarte?— Tom dijo, dejando el café en la mesa de momento.

—Ya estoy listo.

— ¿Qué acaso no ocupas uniforme, sombrero o algo por el estilo?— Tom pregunto.

—No. Por algo amo mi trabajo. Excepto por mi jefe, el si que es molesto.

—Oh. Bien, solo tengo una pregunta. ¿Qué paso anoche?

—Estabas realmente ebrio.

Tom pensó que aquello era gracioso, pero también se molesto consigo mismo. Ahora no tenia mas vodka. Casi nunca se permitía olvidar lo que ocurría cuando se embriagaba. Aquello no era nada bueno.

—Oh— Tom murmuro, mirando hacia abajo, jugueteando son sus dedos— Termine todo mi vodka. Esa cosa es bastante cara. ¿Por qué no me detuviste? — Tom pregunto.

—Te estabas divirtiendo— Tord respondió, viendo ansiosamente la hora a través de su celular.

—Debo irme— Tord menciono, dejando la taza vacía en el fregadero.

—Oh.

Tom escolto a Tord a la puerta, y antes de que este se fuera, le dijo.

—Te amo.

Recordando aquello, Tom no debió de haber dicho aquello, porque Tord no respondió. Solo le observo nerviosamente.

El debió de haberlo sabido.

¿No era lo suficientemente obvio?

—Entiendo— Tom dijo, cerrando la puerta y asegurándola.

Allí es cuando lo entendió.

El amor de Tord hacia él no era más que un acto con el cual mantenerle vivo y cuerdo.