¿Se vería desesperado si le llamaba?
Thomas se preguntaba. Estaba entre sí pasar todo el día en su cuarto sin hacer nada o el llamar a Tord. Eran las once de la mañana, y Tom apenas se había despertado.
Miro alrededor de la recamara esperando que alguno de los objetos de alrededor le ayudaran a dar con una respuesta.
Pero la respuesta era obvia.
No pensaba hacer ninguna de las dos cosas. Hoy iba a ir al centro de la cuidad.
Porque quería ir era desconocido, pero de todo ocurría allí. Era la calle principal de la cuidad. Todos los cafés y tiendas divertidas se hallaban por ahí.
Además había escuchado de una floristería por allí. Así que a eso se dirigía.
Pero además necesitaba verse presentable. Lo que requería un buen vestuario.
Recorriendo su armario, se dispuso a encontrar una camisa la cual había estado en la lavadora tantas veces que ya para este punto su diseño se comenzaba a desvanecer.
Una camiseta de gris obscuro con la bandera de gran Bretaña en ella. Arriba de esta unas letras blancas podían leerse.
DEF LEPPARD
Def leppard era una banda antigua que aun Tom amaba hasta el día de hoy, de la misma forma que aun amaba aquella camisa.
Se vistió, pero el único inconveniente en todo aquello eran sus muñecas.
Eran completamente visibles y aun a pesar de solo haber dos marcas nuevas, que sobresalían de las antiguas, uno aun podía verlas.
Justamente cuando quería ir al centro de la cuidad con su camiseta de def leppard.
Pero a su mente llego la idea de las bandas. Ellas se encargaron de todo, cubriendo sus muñecas salvo un par de picos aquí y allá, pero era mejor que nada.
Y con eso, emprendió su camino.
Las tiendas se veían mas cerca unas de otras y la gente se arremolinaba. Comenzó a dudar de su elección en ropa para hoy, que era un día nublado, sin sol alguno, no más que nubes grises y clima tempestuoso.
Los pequeños restaurantes estaban llenos de parejas, lo cual era inusual. Eran de por si muy costosos, tal vez y había una promoción durante el día, descuentos, algo por el estilo.
Paso por un puesto de helados en el cual distinguió a una pareja compartir un helado de menta. Hizo lo que pudo por ignorarlo, pues le recordaban de lo solitario que se hallaba. Siempre servía el desconectar su mente de lo demás.
Por desgracias, aquello no servía de mucho.
Tom estaba feliz por su cuenta.
Paso por una tienda de objetos antiguos. Había discos, mercancía de bandas y películas en blanco y negro. Se veía realmente interesante.
Abrió la puerta, activando una campana. Algo de la pintura de color rojo se quedo en las yemas de sus dedos, la cual tuvo que quitarse. Inmediatamente se dirigió a la sección de discos.
De cualquier forma no tenía con que reproducir el disco, solo las compraría por la estética. Lo pondría en una estantería y lo dejaría solo como trofeo.
Así, igualmente compro uno.
Busco por todos los discos grandes en sus empaques de plástico y leyó las canciones que cada una contenía, realmente no habían canciones que le gustaran, ni mucho menos había oído escuchar de aquellas. Esperaba que hubiera algo de def leppard, puesto a que fue popular durante el tiempo que los viejos discos de vinilo lo fueron. Pero para su sorpresa, no había pista de este.
Se canso de la sección de discos y continuando con su visita a la tienda, viendo todos los viejos objetos y piezas antiguas que se hallaban allí, pero al final termino no comprando nada, pero encontró un teléfono sumamente antiguo.
De aquellos que venían en piezas separadas, una para colocarla en el oído y otra para hablar.
Era un tanto caro de todas formas.
Dejo la tienda y se dirigió a la floristería.
No fue difícil de encontrar. Se hallaba a la esquina de la carretera y no tenia paredes, el mármol de cuadros blancos y negros en el piso pusieron a Tom feliz. Vio todas las flores, sorpresivamente baratas, y se decidió en comprar una.
Por lo que se dirigió hacia las rosas.
Había de color rosa, las clásicas rojas, naranjas, blancas y moradas.
Le gustaron todas ellas. Pero se decidió por las rojas. Quizá por que aquel era el color estereotipico de las rosas.
El florista llego hacia el.
— ¿Ve algo que le guste?
—Sí, las rosas son hermosas, debo admitir.
—Eres afortunado, estas son las ultimas del inventario. Todo el mundo viene a comprarlas para sus parejas— El hombre dijo. Thomas le miro, desconcertado.
—Es el día de San Valentín— El hombre dijo, respondiendo cada una de las preguntas de Tom. Por algo había visto a tanta gente en el restaurant, y por que las rosas eran tan baratas. Era el día de San Valentín.
Eso explicaba mucho. Pero también puso triste a Tom, pues él no tenía a nadie.
Pero eso no le pudo detener de comprar una rosa. Quizá y al final del día el milagrosamente encontraría que hacer con esta.
—Sí, tomare esa.
El hombre le entrego aquella única rosa y le pregunto. "¿Para quién será?"
Tom no lo sabía.
Llego a su complejo de apartamentos y se hizo camino hacia su habitación. Se fue a ocultar, como siempre.
Desde que no tenía un florero, la puso detrás de su oreja y en una nota escribió "Comprar jarrón para la rosa." Tomo una taza llena de polvo, la lleno con agua y puso la rosa en este. Dejo la taza en la esquina del comedor.
En la pared junto a la nota habían cosas como fechas importante, como la última vez en que llamo al chico de California o a algún familiar. Cosas que debían ser compradas, mas nunca tuvo el tiempo o el dinero para aquello, como boletos para conciertos a los que ansiaba ir o botellas de su vodka favorito.
Cosas como aquellas.
Tomo otra nota y escribió "Llamar a Tord."
No era algo que olvidaría, pero quería llenar aquel espacio. Para hacerse ver como una persona con otras cosas que hacer más que ir a un atienda de antigüedades y comprar rosas sueltas, mas en un día en el que no debería salir puesto a que se trataba del día de San Valentín. Le hacía sentir triste puesto a que no tenía con quien pasarlo.
De pronto alguien toco la puerta.
Tom agarro la rosa, rasgando su piel con sus espinas, dejando algo de sangre resbalarle.
Tom estaba sospechando que nadie hubiera tocado a su puerta. Se acerco cuidadosamente e intento mirar a través de la puerta sin éxito alguno.
Tal vez se tomo mucho tiempo, puesto a que la persona al otro lado de la puerta toco otra vez. Tom acerco su mano al pomo de la puerta, decidiéndose entre si hacerlo o no.
Si, iba a hacerlo.
Giro el pomo y abrió la puerta.
Era Tord.
—Lo siento por parecer molesto, pero no llamaste y me preocupe— Tord dijo nerviosamente.
Tom lo miro con un gesto de alivio.
Tord miro a la rosa.
—Es linda. ¿La conseguiste de la floristería de la carretera?— Pregunto.
Y derrepente, Tom sabia para quien seria aquella rosa.
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Death Hotline | TordTom
FanfictionTom nota que su vida se encuentra al final, pero él aun tiene esperanzas. Llama a la línea de prevención del suicidio en busca de ayuda, pero por accidente termina enamorado de la persona detrás de la linea. ¿Acaso él siente lo mismo? »Historia orig...