Capítulo 9 - Casoplón

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Hace más de hora y media que tiene el armario abierto de par en par. Cada vez queda menos para la llegada de la fiesta y cada vez tiene más dudas sobre qué ponerse. Está a punto de consultarlo con Amaia, cuando una notificación de instagram le hace cambiar de opinión.

Raoul le ha mandado una foto. Cuando la abre ve al chico con una simple camisa blanca y un texto que pone: "bien o muy serio?". Agoney se aguanta las ganas de responderle "esa, que te combina con los boxers" porque madre de dios a quién se le ocurre mandar una foto así para pedir opinión sobre una camisa?

Ago: no tienes una más alegre?

Ra: tengo una de flamencos 🤦🏼‍♂️

Ago: y qué haces que no te la pones?

Ra: a sus órdenes, mi sargento

Ago: mira, pues hablando de sargentos...

Agoney, que no se queda atrás en el jueguecito que se trae con el rubio. Se pone sus pantalones de estampado militar, se hace una foto y se la manda preguntando qué le parece. La  foto no tendría nada extraño ni maldad alguna si el canario no se hubiese empeñado en ponerse los pantalones más bajos de lo normal, dejando ver así el elástico de su bóxer, y si no estuviera sin camiseta mostrando, más a propósito que sin querer, gran parte de su torso no musculado pero ejercitado.

Y Raoul casi se cae de culo al recibir la foto.

El rubio hace todo lo que puede y le repite por activa y por pasiva que por Dios se ponga esos pantalones. El canario celebra triunfante su pequeña victoria, pues Raoul vino dispuesto a jugar y ha acabado perdiendo.

Junto al pantalón militar, se pone una camiseta básica negra de manga corta, bastante ceñida, y unas botas militares negras a juego.

- Buah, Ago, pisame la cara -le pide Amaia cuando sale de la habitación

- Habló, la reina del universo -ríe algo sonrojado Agoney- oye y cómo volvemos a casa? Porque si vamos a beber, yo no pillo la moto

- La fiesta es en casa de Raoul, hormiguita -explica Amaia- tiene un casoplón gigante así que seguro que nos las apañamos para dormir todos allí

- Seremos unas doce personas... -apunta escéptico Agoney

- Y yo te he dicho que tiene un casoplón gigante -ríe la chica

Aún algo incrédulo, el canario decide fiarse de la chica. Unos minutos después, los dos amigos se suben a la moto del chico para ir a casa de Raoul y empezar a comprar todo lo necesario para la noche.

- La próxima vez conduzco yo -se queja la pamplonica al bajar de la moto

- Y una mierda, que me la destrozas -se niega Agoney

- Mi abuela andando nos habría adelantado -contraataca ella

- Hala! Exagerada -ríe el canario incapaz de enfadarse con su amiga

Cuando llaman al timbre de la casa, que Agoney esperaba mucho más pequeña pese a las advertencias de Amaia, solo deben esperar unos segundos para que Raoul les abra.

- Hola -el rubio deja un beso en los labios de Amaia

- Hola -responde la chica adentrándose en la casa

- Hola -Raoul se inclina para imitar su anterior movimiento con el canario pero este le planta un dedo en los labios- caaasi

- Hola -ríe Agoney

El moreno entra en la mansión de Raoul, porque esa casa no merece otro nombre, y se queda boquiabierto con su interior. Solo el salón ya es más grande que toda su casa junta.

- Aún estás así? -se indigna Amaia al ver al rubio con la famosa camisa de flamencos y un chándal corto

- Es que no sé qué ponerme debajo -se queja Raoul

- El vaquero ese negro que te hace un culo... -le sugiere su novia

"Ese ese"

- No sé...

- Amor, ya que tienes ese culazo, alardea de él

- Venga, va -cede el catalán algo sonrojado

La tarde se pasa a gran velocidad entre las compras y los preparativos de la fiesta. En menos de lo que canta un gallo, el timbre suena recibiendo a los primeros invitados.

- Luis, Roi! -Raoul les saluda con un abrazo- pasad pasad, ahí tenéis a Amaia y no sé si os acordáis de Agoney

- Nos acordamos, nos acordamos -se aguanta la risa Cepeda, ganándose un codazo del contrario

Los recién llegados saludan a los dos amigos y ayudan a acabar de montar la fiesta. A los pocos minutos, el timbre vuelve a sonar y cuando Raoul abre la puerta, una chica pequeñita se adentra en la casa tímidamente.

- Ho...hola, Raoul -saluda con una sonrisa nerviosa

- Qué hace aquí? -pregunta un nervioso Cepeda

- Eh, tío, ya está -le calma Roi- es su amiga también... hazlo por Miriam

- No sé si voy a poder, Roi -confiesa el gallego más mayor- es todo muy reciente, que sigo yendo al psicólogo...

Agoney, más perdido que un pulpo en un garaje, le pregunta a Amaia.

- Quién es?

- Oh, ella es Aitana -explica la pamplonica- junto a Miriam es una de mis mejores amigas. Ella y Luis solían salir juntos, pero un día cortó con él, sin más -sigue informándole mientras Luis se levanta de la silla y empieza a andar nervioso por todo el salón- él sigue enamoradisimo de ella, desde que rompieron no se habían visto de nuevo

- Joder qué putada -hace una mueca el canario comprendiendo ahora la situación

La recién llegada abraza con fuerza a Amaia para saludarla, se nota lo mucho que se quieren. Acto seguido, la pamplonica le presenta y un abrazo casi tan cálido como el que ha recibido Amaia le cae a él de la nada. Le cae bien esa chica.

- Sisteeer!!! -la del flequillo se abalanza sobre Roi, quien Agoney deduce que hace mucho tiempo que no ve a la chica por la efusividad del abrazo

- Cómo estás, renacuaja? -le saluda de vuelta el de ojos verdes

La pequeña no contesta, simplemente le dedica una mueca por lo que Roi deduce que no quiere hablar del tema. Al fin y al cabo la ruptura también es muy reciente para la del flequillo.

- Hola, Luis... -saluda tímidamente la de ojos verdes

- Hola -el gallego le dedica una amplia sonrisa que, si los dos no supieran lo destrozados que están ambos, habría colado perfectamente

- Me alegro de verte, de verdad -contesta sinceramente Aitana

- Y yo a ti -responde Cepeda con el corazón en un puño

"Te echo de menos" piensa una.

"Te sigo queriendo" piensa el otro.

Pero se limitan a dedicarse una tímida sonrisa y volver a separar sus caminos. Agoney teme que la noche sea muy intensa para Aitana y Luis, incapaces de estar en un mismo sitio sin que su corazón busque al contrario, pues sus palabras no dirán nada, pero sus ojos se están gritando. Irónico teniendo en cuenta que unos ojos azabache y unos ojos miel en esa misma sala están en condiciones muy similares...

TRES SON MULTITUD (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora