Los dos chicos llevan horas dentro del agua. Sus amigos los observan desde la arena sentados en las toallas.
- Estás bien? -pregunta Miriam acariciando el hombro de Amaia
- Sí sí, no te preocupes -le sonríe a modo de agradecimiento- y tú estás bien?
- Yo? Por qué iba a estar mal? -pregunta la de rizos extrañada
- Porque te gusta una imbécil -hace una mueca la de Pamplona
- Ah eso -ríe la leona- ya lo tengo asumido, tranquila
Ambas se quedan en silencio, la gallega sigue acariciándole el pelo mientras Amaia piensa cómo expresar lo que le ronda por la mente.
- Miriam...
- Dime
- Yo... yo estoy en un momento en el que no sé qué quiero -le explica- y me da miedo empezar contigo sin estar del todo segura de ello y que te sientas como un segundo plato... tú mereces a alguien que te tenga siempre por delante -se sincera con la más grande de sus sonrisas- y de momento esa no puedo ser yo, lo siento
- Amaia, llevo años esperando a que espabiles y comprendo que estás en un momento complicado -razona la de rizos- la verdad es que me da igual esperar un poco más
- En serio? -pregunta la de Pamplona esperanzada
- Pues claro -le asegura Miriam- eso sí, si estás dispuesta a estar conmigo me gustaría alguna muestra de vez en cuando... -deja caer la gallega
- Como qué? -pregunta la pamplonica alzando una ceja
- No sé, no sé... -se muerde la sonrisa la mayor- un beso?
- Un beso?
- Un beso -sentencia Miriam
La menor acaba cediendo y deja un tímido pico en los labios de su amiga. Al otro lado de la toalla, Aitana y Luis las observan sonrientes.
- Otras que no pierden el tiempo -ríe Cepeda
- Ya ves -secunda Aitana entre risas
- Y cómo habéis descubierto el brillantísimo plan de Raoul? -pregunta el chico irónicamente
- Eso no se sostenía por ningún lado, Luis -ríe Aitana- además la pulsera te delata
No es Raoul, pero el gallego puede notar cómo su cara se enrojece en cuestión de segundos haciendo que Aitana ría aún más. Y aunque se esté riendo de él, a Luis le da igual, la chica del flequillo está dedicándole su risa únicamente a él, como solía hacer.
- Yo... es que me gusta mucho la pulsera y ese viaje fue una pasada entonces pues...
- Luis, frena, que empiezas a parecerte a Raoul -le pide la catalana- no te rayes tampoco porque mira -la chica alza la mano mostrándole la pulsera
- También la llevas -se muerde la sonrisa Cepeda
- Sí y no es porque me guste la pulsera ni porque me flipase el viaje, que también -confiesa la chica- es por ti, Luis, porque la cagué muchísimo yéndome y no ha habido ni un día desde que lo dejamos que no me haya arrepentido de mi decisión
- Entonces...
- Pues que te sigo queriendo con mi alma -se sincera Aitana- de hecho te he escrito un par de canciones durante este tiempo
- Yo una libreta entera, te gano -ríe el mayor
- En serio? -ríe
- Si me cantas alguna, te canto yo -le pide él
- Qué vergüenza...
- Venga, porfa, que hace mucho que no te oigo cantar -hace un puchero el gallego
Y la chica no puede resistirse a esa cara, así que acaba cediendo.
- Me pusiste la luna en las manos, te gané sin temblar de un asalto, nos rompimos el alma en pedazos, me reclaman los años si no estás aquí -canta Aitana- y me niego a borrar los mensajes, prender fuego a la casa no sirve. El amor cambia, nunca se extingue, cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir. Sentir con la miel en los labios
- Y ahora suelo pensar en volver, reducir un poco el aire entre los dos. Mil pasos y seguimos tan distantes, abrazados con el timbre de tu voz -le responde Cepeda con otra canción- Y es ahora cuando todo lo que veis, se dibuja con cuidado en su papel. Cuando miro y no te veo alrededor, anochece...
Aitana, que acepta el desafío, sigue el juego.
- Vas a quedarte, porque te juro que esta vez voy a cuidarte. A nuestra historia le hace falta una segunda parte, aunque nos digan que eso nunca sale bien -canta Aitana en una proposición indecente- Vas a quedarte. Yo haré de todo por volver a enamorarte. Yo tengo miedo porque nunca pude reemplazarte y si lo intentas te prometo que esta vez vas a quedarte
Y Luis, que siempre ha sabido leer a Aitana como un libro abierto, decide responderle del mejor modo que sabe, contraatacando con una nueva canción.
- Y esta vez, y esta vez yo te diría que no hay viento que se lleve, que no hay nadie que lo niegue, que yo soy de ti. Y esta vez, y esta vez confesaría, que no duele la caída, que se cierran las heridas y todo es por ti, todo es por ti
Y las canciones dan paso a las lágrimas, y las lágrimas a un abrazo necesitado. Un abrazo con sabor dulce, hogareño, cálido... Un abrazo sanador.
- Parece que va a llover -suelta Cepeda con una sonrisa traviesa cuando se separan
- Pues si te estás empezando a quemar y todo del sol que hace -razona su paisana
- No, Miriam, parece que va a llover -confirma Aitana mordiéndose el labio para ocultar su sonrisa
- Pues na, la perra gorda pa vosotros -se encoge de hombros la gallega
- Déjalos -ríe Amaia conociendo el verdadero significado de las palabras de la pareja
Poco tiempo después, Raoul y Agoney llegan corriendo y empapándolo todo a su paso como si de dos niños pequeños se tratasen.
- Raouuul, el flequillo!!! -se queja Aitana
- Perdón, perdón -ríe cogiendo la toalla que le tienden y entonces, sus miradas se cruzan- ho...hola
- Desténsate, rubio que ya está todo hablado y nada de esto es culpa de nadie -sonríe Amaia
- Perdón de todos modos, no he actuado bien en ningún momento -se rasca la nuca con nerviosismo el rubio
- Yo también me pasé, así que retira esas disculpas -le pide la pamplonica dándole un gran abrazo- mierda, que sigues mojado!
Todos los presentes ríen a carcajadas con la naturalidad de la chica, y es que Amaia siempre será Amaia. Cuando Raoul y Agoney están ya secos, recogen todo y toman rumbo a la casa del canario para la tan nombrada cena familiar y Raoul solo puede pensar una cosa: Qué nervios!
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TRES SON MULTITUD (Ragoney)
FanfictionRaoul y Amaia son muy felices juntos, pero todo se tuerce cuando a la chica se le ocurre una descabellada idea: hacer un trío con su compañero de piso...