Capítulo 36 - Cabezonería

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Hace ya unos minutos que Agoney permanece sobre la cama soltando todo lo que lleva acumulado desde que empezó la cena. Raoul ha preferido no intervenir, pues además de que el canario necesita desahogarse, el rubio no sabe muy bien como actuar.

- Lo siento, mi amor -rompe el silencio el catalán acostandose también en la cama y acariciando la espalda de su novio- te hemos puesto contra la espada y la pared y...

- Ni se te ocurra disculparte -se niega Agoney aún llorando- el que se comportó como un imbécil fue él

Pero las palabras pesan y a Raoul no deja de rondarle un pensamiento en forma de preocupación por la mente.

- Piensas que si lo nuestro va bien, seré una carga económica para ti? -pregunta en un susurro triste y temeroso el rubio

El canario cesa su llanto momentáneamente para coger con sus dos manos el rostro de Raoul y obligarle a mirarle a los ojos.

- Escucha bien lo que te voy a decir porque no lo quiero repetir ni una sola vez -le advierte Agoney- la única forma de que tú supongas una carga económica para mí es que me arruíne comprándote todos tus cuadros y esculturas... te quedó claro?

- Es que mi trabajo será tan inestable, tan poco seguro...

- Pero te hace feliz, bollito, y eso es lo único que importa -le asegura el moreno

- Y cuando tengamos que comer, pagar facturas, la hipoteca... y yo no tenga nada? -exterioriza sus miedos Raoul

- Pues para eso estará mi trabajo y mi sueldo -sonríe Agoney acariciándole el rostro- somos un equipo, mi vida, pasa de mi padre

- Solo si tú también pasas de él -levanta una ceja el rubio

- Es que estoy tan harto de que trate a todo el que se acerca a mí como un delincuente... que vale que sea un guardia civil, pero podría dejarse el trabajo fuera de casa

- Sabes de qué estoy harto yo? -pregunta Raoul

- De qué?

- De que estés triste -sentencia el catalán

- Pues lo siento, pero es lo que hay -pone una mueca apenada el canario

- Ah si? Pues no me parece bien -se hace el enfadado Raoul- habrá que hacer algo

- No, Raoul, que te veo venir -se muerde la sonrisa el moreno

Pero el menor hace caso omiso a su novio y, llevando sus manos a los costados del contrario, empieza a hacerle cosquillas. Las carcajadas de Agoney llenan de vida a Raoul, que no puede estar más orgulloso de haber sonsacado, aunque sea con un poco de trampa, una risa al mayor.

- Para, Raoul, por Dios -llora de la risa el tinerfeño

- No hasta que prometas no borrar esa sonrisa de tu cara -sigue haciendole cosquillas

- Vale, te lo juro, pero para -suplica el canario

El catalán da su voto de confianza a Agoney y, sin retirar las manos de los costados del chico, deja de hacerle cosquillas para simplemente apoyar sus manos en las caderas de su novio. Al ver la curva que se forma en el rostro del moreno, Raoul no puede evitar dejar un rápido beso en los labios del contrario, quien se lo devuelve sin vacilar.

- Eres lo mejor que me pasó en mucho tiempo -se sincera Agoney susurrando sobre los labios de su chico

- Tú eres la llama que origina mi arte -interviene el rubio- de alguna forma tenía que agradecértelo

- Puto moñas -ríe Agoney negando con la cabeza

- Si te encanta, fantasma -se carcajea Raoul

Y sus labios vuelven a juntarse en una danza tan delicada como pasional. Los chicos permanecen abrazados sobre el colchón del canario, con sus piernas entrelazadas y las manos de Agoney acariciando el bajo de la espalda de Raoul mientras que el rubio acaricia los omóplatos del contrario, cuando de repente se abre la puerta.

- No tenías suficiente con joder la cena que te quieres cargar también esto? -pregunta arisco Agoney

- Yo... venía a pedir perdón -se disculpa su padre con la cabeza gacha- estuve hablando con tu madre y tu hermana y... me pasé, lo siento

- De verdad crees que viniendo aquí y con un simple lo siento vas a... -se indigna el moreno

- Disculpas aceptadas, no te preocupes -le corta Raoul- lamento yo haberte llamado mal padre

- No, si en cierto modo tenías razón -asume el padre- y algún día... me gustaría ver esos dibujos que tanto gustan a mi hijo

- Te gustarán -sentencia Raoul

- Y esa seguridad? -se permite bromear su suegro

- Porque en cierto modo también los has hecho tú -ríe Raoul- son prácticamente todos sobre él

El padre del canario le dedica una sonrisa a Raoul y se dispone a salir de la habitación.

- Bueno, vuelvo a pedirles perdón, a los dos, y les dejo solos -se despide saliendo de la habitación

El portazo es el último sonido que se oye durante los próximos segundos. Raoul fija su mirada en Agoney, quien no da crédito a lo que acaba de ocurrir.

- Qué cojones acaba de pasar? -pregunta Agoney aún sorprendido- por qué hace un momento se tiraban de los pelos y ahora parecen mejores amigos?

- Porque por muy diferentes que seamos, hay algo mucho más fuerte que nos hace iguales -sonríe Raoul

- La cabezonería? -bromea el moreno

- No... imbécil -se muerde la sonrisa el rubio- ...tú

Y las palabras sobran cuando los cuerpos hablan por sí solos, así que el siguiente movimiento de Agoney se basa en presionar la baja espalda de Raoul para acercar su cuerpo al suyo y volverlo a besar para poder perderse así el uno en el otro.

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Holaaaa, vengo a avisaros de que quedan tres capítulos de la novela jdkddk qué nervios, espero que os gusten 💜💛

TRES SON MULTITUD (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora