Capítulo 28 - Nada

1.4K 129 99
                                    

El timbre vuelve a sonar, esta vez, Raoul abre la puerta con más desgana a sabiendas de lo que se va a encontrar. Efectivamente, cuando lo hace, aparece su novio con un montón de maletas, el ceño fruncido y los ojos rojos e hinchados.

- No ha habido forma de hacerla entrar en razón? -deduce Raoul al ver el panorama

- Tú qué crees? -pregunta retóricamemte un Agoney que carece de fuerzas para seguir aguantando el día de hoy

- Vete a dormir y mañana será otro día -le sugiere el rubio besándole la cabeza

- Acabo de perder a mi mejor amiga, Raoul

- Lo sé

- Me ha echado de casa

- Ya

- No quiere ni verme

- Ago, por favor, deja de darle vueltas o será peor -le pide Raoul- se acaba de enterar y ha sido un palo enorme para ella, pero te quiere un montón, ya verás como acaba cediendo y podremos hablar las cosas decentemente

- Y si tiene razón? -se permite dudar el canario- y si fuimos unos egoístas?

Y Raoul está dispuesto a aguantar de todo, pero esa afirmación desde luego que no va a aceptarla.

- Escúchame bien, no conozco a nadie que se preocupe tanto por los demás como tú -asegura el rubio cogiendo al canario de los mofletes y obligándole a mirarle a los ojos- así que deja de pensar eso

El rubio le da un beso en los labios para sacarle de su ensimismamiento, pero no consigue nada, ni una mirada, ni una sonrisa... nada. Se ha cargado de un plumazo la felicidad de Amaia y la de Agoney.

- Me voy a dormir -anuncia un desanimado Agoney

- Voy contigo -afirma el rubio

- Prefiero, estar solo, si no te importa -dice el moreno con las lágrimas asomando

- Claro, descansa, mi amor -le pide Raoul a sabiendas de que no será así

- Buenas noches -le desea sin expresión alguna en el rostro

El canario se mete en la habitación dejando a Raoul solo en el salón. Y el rubio no puede más, miles de lágrimas brotan de sus ojos porque si no fuera por él nada de esto habría pasado.

Ra: deja de hablarme a mí si quieres pero escúchale a él

Am: en estos momentos a él le quiero ver menos que a ti incluso

Ra: está destrozado, no queríamos hacerte daño, por eso no te dijimos nada

Am: mira, Raoul, estoy muy cansada
Am: solo espero que a él le trates como merece, por favor

Ra: lo hago, de verdad

Am: me alegro

Ra: por eso necesito que le des una oportunidad

Am: buenas noches

Ra: Amaia...
Ra: por favor
Ra: te necesita

Pero lo único que recibe a cambio son dos ticks azules.

Raoul decide darse por vencido e irse a dormir a la habitación de invitados, pues Agoney le ha dicho que quiere estar solo y sus deseos son órdenes para el rubio. Esa noche, no dormirá ninguno de los dos.

Una semana. Una semana de silencio, de momentos incómodos, de llantos, de tristeza. Una semana sin Agoney. El Agoney de verdad, al menos.

- Buenas, amor -le saluda Raoul con un beso cuando lo ve salir de la habitación

Y el canario simplemente se deja besar, acepta los labios del rubio como quien acepta que salga el sol por las mañanas. Raoul no puede más, en el pasado, su chico le hubiera seguido el beso, quizás hubiese intentado algo más, pero ahora... Nada.

- Quieres que hagamos algo? -pregunta inocentemente el catalán

- No -responde Agoney ido

- Vale -hace una mueca

El catalán ya no sabe qué más hacer, así que utiliza su última baza. Se va al frigorífico y saca un paquete del interior.

- Mira, moreno, te he traído jamón -ríe Raoul- hacía un montón que no compraba, la dependienta de la carnicería lo cortó en mi cara y casi me desmayo de la impresión -confiesa con una tímida carcajada

Nada.

- No tengo mucha hambre -informa el canario

Y esa es la gota que colma el vaso.

- Vale, basta ya -pide Raoul desesperado- cariño, no puedes ser un alma en pena todo el día

- No soy un alma en pena -protesta el canario

- No, eres una anémona emocional que es peor -razona el rubio

Agoney no tiene ganas ni fuerzas para rebatir a Raoul y se limita a terminarse su desayuno e irse al sofá desganado. Una vez allí, se enciende la televisión y se queda mirando a un punto fijo. Raoul ni siquiera está seguro de si el chico está realmente interesado en la serie que ha puesto o simplemente tiene la televisión de fondo para acallar la lucha interna que sabe que se está desatando en su mente.

Un cambio radical es lo que necesita Agoney, dejarlo todo de lado durante un tiempo y desconectar. Por ello, Raoul se deshace ya de su último as bajo la manga.

- Vámonos, Ago -le pide Raoul sentándose a sus pies en el sofá

- No quiero ir a la playa, Raoul, no quiero ir al cine, no quiero ir de compras... no quiero hacer nada -repite Agoney

- No, mi amor, vámonos lejos, a Canarias -le sugiere Raoul- si compramos los billetes ahora en nada estaremos allí y así me enseñas tu amada playa, el Teide, volamos en helicóptero, me presentas a tus padres... o no si no quieres, no sé, lo que quieras hacer, pero vámonos

Agoney, sin dar crédito a lo que oye, le observa boquiabierto y prácticamente sin respirar.

- Cómo coño nos vamos a ir con toda la mierda que tenemos aquí? -pregunta Agoney

- Al menos yo intento hacer algo, Ago, no vas a arreglar nada quedándote en el sofá como un cojin

- Y sí que voy a arreglarlo marchándome? Huyendo del problema? Qué clase de solución es esa? -contraataca el moreno

- Es que no sé qué más hacer, mi amor, y no puedo más! Llevo una semana tirando del carro cuando yo también estoy hecho una mierda -explota el catalán

- Pues no hagas nada, Raoul, dices que deje de machacarme pero tú no dejas de buscar una solución como si todo fuera culpa tuya -afirma Agoney

"Es que todo es culpa mía" asegura Raoul mentalmente.

- Yo solo quiero que Amaia me entienda y poder arreglarlo todo -llora Agoney abalanzándose sobre los brazos de Raoul

- Lo arreglaré, mi amor, no te preocupes que lo arreglaré -le acaricia la nuca tranquilizándolo

- Y cómo piensas hacer eso?

- Ya veré...

"Si el problema es que Amaia no te entiende, hagamos que tú la entiendas a ella..." decide un kamikaze Raoul "solo espero que me perdones algún día, cielo". Y el rubio deja un beso delicado y lleno de amor en los labios del contrario, que no se espera ni de lejos la que le viene encima.

TRES SON MULTITUD (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora