#SaveShadowhunters
¿Qué pasaría si en la 3A Magnus hubiera estado embarazado? ¿Todo habría sido más difícil? ¿Qué pasa después de que Alec recibe la flecha?
¿Qué pasa... Si el objetivo de Jonathan ahora está en el vientre del brujo?
versátiles!malec...
Cuando Lorenzo me dijo que había riesgos al hacer una transfusión de su magia hacia mi cuerpo... No me importó. Lo único que estaba en mi cabeza era la protección de mi bebé... Pero me había olvidado por completo de su salud y la mía. Fue una decisión tomada a la ligera, y ahora me arrepiento de haberla hecho.
Cuando Lorenzo hizo la transfusión de magia se sintió tan bien. Cuando terminó, sentí como la magia desconocida recorría mis venas con velocidad. Observé mis manos y vi como las chispas doradas salían de mis dedos. Sonreí al sentir la familiaridad de tener el poder de un brujo en mi cuerpo otra vez, pero esa sonrisa se desvaneció a la velocidad de la luz.
Grité al sentir un desgarrador dolor en mi vientre, el cual me hizo caer al suelo. Sentí la presencia de Lorenzo a mi lado enseguida, pero no podía verlo. Me coloqué en posición fetal, cubriendo mi estómago, y comencé a sollozar. En unos instantes todo a mi alrededor se volvió negro.
Narra Alec
-Magnus...- susurro con la voz entrecortada. -N-No sé si puedas oírme... Pero esto es mi culpa.- digo mirando el rostro de Magnus, el cual ahora está más pálido que nunca.
La última vez que estuvimos en este lugar Magnus estaba con ese mismo atuendo. Con solo una bata adornando su cuerpo... Pero esta vez era diferente. Esa vez habíamos escuchado el latido de nuestro bebé por primera vez... Ahora estoy escuchando el latido de Magnus por medio de una máquina, indicándome que sigue respirando.
-Magnus, te amo... A ti y a nuestro pequeño...- susurro mientras empiezo a lastimar la piel de mi mamo con otra mi mano, tratando de disminuir el dolor emocional con el físico. -Más que a nadie en el mundo, y...- agarré una de sus manos y entrelacé nuestros dedos. -Lo siento...- coloqué nuestras manos entrelazadas en su estómago, en el cual nuestro bebé crecía.
-¿Alec?- separó mi mano de la de Magnus rápidamente y seco las lágrimas que estaban a punto de deslizarse por mis mejillas.
Me volteo y veo que la dueña de la voz que había escuchado era de Catarina. Ella estaba con una bata blanca y unos documentos en sus manos, prueba de que había estado buscando una solución para salvar a su mejor amigo y a su bebé. Detrás de ella estaba Lorenzo, y al verlo mi cuerpo se puso alerta. Me coloqué en pie rápidamente, señalando al brujo con confusión.
