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Si a Minseok alguien le preguntara que expectativas de futuro tenía, a esas alturas de su vida, le contestaría algo totalmente distinto a lo que podría haber respondido un año atrás. La vida daba demasiadas vueltas y Minseok lo había experimentado por sí misma y con la persona que menos esperó. Ahora, consideraba que era demasiado tarde volver hacia atrás.

Se dejó llevar por quien era su novio, desde hacía algo más de un año. Changmin era un chico soñado por media universidad, el chico modelo. Guapo, deportista, carismático, de buen cuerpo, rico y seductor. Chagmin no tenía defectos. Era un hombre perfecto de pies a cabeza. O eso pensó Minseok cuando se enamoró completamente de semejante masculinidad andante.

Ahora, un año y poco después, Minseok tenía una opinión muy distinta sobre Changmin. Estúpido, engreído, rencoroso, poco carismático, todo máscara y falsedad, machista e infiel.

-Vamos, en casa no están mis padres -Escuchó que le decía su novio mientras trataba de abrir la puerta. -Solo está el rarito de mi hermano, pero ese no se mueve de su habitación.

-¿No deberíais de hacer algo con eso que llamas hermano? -Preguntó Minseok.

No conocía demasiado al hermano de Changmin – ni se acordaba de su nombre, si es que alguna vez se lo dijo – pero, por todo lo que este le había dicho, debía ser alguien bien extraño. Nada su tipo. Iugh.

Entraron en aquella casa bien grande, aunque no tan grande como la casa dónde Minseok habitaba con sus padres. Estaba perfectamente decorada, un ambiente hermoso y familiar. La casa de los padres de Changmin siempre le había sido atractiva. Tenían muy buen gusto.

Una vez dentro, su novio la arrastró de la mano por el salón, directos hacia las escaleras para poder subir al segundo piso, dónde se encontraban las habitaciones, un baño grande y una pequeña biblioteca llena de libros raros – a ojos de Minseok -.

Iban a lo que iban. Aquellas salidas que alguna vez hicieron como novios meses atrás quedaron completamente en el olvido. Ahora solo se veían para tener sexo, entonces Changmin se vestía, le decía que tenía cosas que hacer y se iba, dejándola en su casa, desnuda y sola. No se molestaba en llevarla a casa, o en esperar, al menos, a que se vistiera.

Minseok no era idiota. Era consciente por qué Changmin la deseaba como novia, pero así estaba bien. Su madre siempre le dijo que una buena mujer de clase alta, como ella, debía estar siempre subrogada a lo que su novio o marido deseara, vivir por y para él, ser su mujer fuera de casa y su puta en la cama. La habían criado para que nunca protestara a su hombre, para que se conformara con lo poco que el hombre pudiera darle.

La habían criado con un pensamiento altamente machista.

Le daba igual que Changmin fuera con otras mujeres, o lo que pudiera decir de ella cuando no estaban juntos. Lo único que verdaderamente importaba era lo que los demás pensaban de ellos, las apariencias que debían mantener. Eso era lo único que Minseok debía considerar.

Pero era triste. Minseok no estaba siendo feliz con esa vida.

Changmin no era su felicidad; era su tormento.

Al subir las escaleras, Minseok detuvo su lento andar cuando sintió que su novio dejó de moverse. Miró hacia un lado, viendo como el rarito había salido de su habitación y los mirada de arriba abajo con una leve mueca. Minseok no pudo evitar poner cara de asco. Llevaba ropa vieja y ancha, una coleta alta desarreglada y gafas enormes. ¿Es que no cuidaba su imagen, o qué?

Pero el asco parecía ser mutuo, teniendo en cuenta como el rarito la miraba a ella.

-Vaya, pero si el raro salió de su cueva -Escuchó que dijo Changmin -¿Te quedaste sin nada que ver?

El hermano rarito de mi novio - XiuHan / LuMin (Genderbend)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora