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Segunda parte del maratón, si han ido directamente al nueve, vayan a leer el ocho. Mañana subiré otros dos, el diez y el once.


Minseok limpió las lágrimas que caían por sus ojos. El anime que habían estado viendo ya lo habían terminado y ella estaba hecha un mar de lágrimas mientras Luhan trataba de consolarla al mismo tiempo que intentaba no reírse por lo gracioso que le era montar tal drama la verla llorar.

Era tan exagerada por algo tan simple como un final, que lo enternecía por completo, hasta el punto de hacerle sonreír como un tonto. Como hacia tiempo, nadie le hacía sonreír.

Ella, entre otras cosas, le inspiraba pura ternura.

-¿Por qué? -Sollozó -¡¿Por qué?! ¡No es justo! ¡Pero me gusta al mismo tiempo! ¡No lo entiendo! Pobres chicos... no merecían esto, pero al final nada fue en vano, y... y... y... ¡Ah, pobres!

-Vamos, que es solo una serie -Le murmuró con una sonrisa -No pasa nada, ya pasó. Ya pasó.

-Pero... pero... -Intentó decir -Pero ellos... y ella ha... y luego ellos... y es que resultó que... y encima la canción final...

-Oh, dios mío. Mira, si quieres, podemos salir un rato fuera y pasar una buena tarde. -Le propuso entre risas -El otro día nos lo pasamos bien, podríamos volver a repetirlo.

Minseok, entre lindos y pequeños sollozos, miró a Luhan con un pequeño puchero y asintió, mostrándose de acuerdo con la idea. No pudo evitar, además, recordar el casi beso que ellos dos se vieron y lo romántico que fue todo.

Sabía que estaba mal, ella no era ese tipo de persona, pero aquella salida fue la mejor cita de su vida. Luhan era dulce con ella y la trataba de forma especial. Pese a veces írsele la mirada a zonas indescriptibles, se había comportado de forma respetuosa todo el tiempo, no como el idiota de su hermano menor.

Changmin debería de aprender muchas cosas de Luhan.

Luhan era sencillo, educado y bueno. Pese ser algo rarito, era, hasta ahora, el hombre que mejor la había tratado.

Para él, Kim Minseok era Kim Minseok, no un objeto de decorado con un agujero especial para penes.

Diablos, el hermano rarito de su novio le estaba empezando a gustar.

-¿Y dónde iremos? -Cuestionó, dejando atrás todos esos pensamientos vergonzosos.

-Mm... -Luhan lo pensó por unos segundos -¿Qué te parece ir a una tienda cercana de música que suelo visitar, y después ir a una cafetería?

-¡Vale!

Luhan agarró unas cuantas prendas y se fue a vestir al baño, dejando a Minseok sola para que pudiera vestirse. De nuevo, esa intrínseca caballerosidad. Pudo haber mandado a Minseok al baño a vestirse, pero fue él quien se movió.

Cuando los dos salieron, Minseok pudo volver a ver ese Luhan hermoso y elegante que no se podía ver en casa, otra cara de él que mostraba lo verdaderamente atractivo que él era.

Luhan era un claro ejemplo de lo que a ella le gustaría ser.

En casa, a Luhan le importaba poco todo, iba como quería y como más cómodo se sentía. Fuera, iba muy bien vestido, destacando. Sin embargo, a diferencia de él, ella iba de punto en blanco todo el santo día, en casa y en la calle.

<<¿Podré, algún día, aprender de él y ser como quiero ser realmente? ¿Podré dejar atrás todo lo que dice mi madre que debo ser, todas esas enseñanzas de toda una vida, para vivir como deseo hacerlo?>>.

-¿Vamos? -Dijo Luhan tendiéndole la mano -Te llevo en coche.

-¿Está lejos? -Preguntó, agarrando la mano de Luhan y dejándose llevar por este. -¿Cuánto tardaremos?

-En coche son unos diez minutos aproximadamente -Dijo -Y la cafetería está en frente de la tienda. Así que no tardaremos demasiado.

-Entonces no está demasiado lejos. Andando serían unos... ¿Veinticinco minutos? ¿Treinta? Una buena caminata, pero no excesivamente lejos.

Subieron al coche donde; antes de arrancar, Luhan puso música de nuevo y comenzaron el corto trayecto hacia la tienda de música que Luhan frecuentaba. Minseok no tenía muy claro cuál era el propósito real de esa salida, pero no le buscó los tres pies al gato y, al contrario, decidió pasarlo bien con Luhan, olvidarse de todo, olvidarse de Changmin, de su madre y de las responsabilidades.

Al llegar, Luhan aparcó más o menos cerca y entraron en aquella tienda no muy grande. La dependienta saludó a Luhan ya con conocimiento de quien era y este le devolvió el saludo.

Cogiendo a Minseok de la mano, se la llevó a la parte más interna.

-Hay una canción en especial que me encanta -Le dijo Luhan -Aquí puedes usar estos auriculares y escuchar determinadas canciones. Mira.

-¿Cómo se llama? -Preguntó mientras se los colocaba.

Luhan sonrió de lado en un toque travieso que llamó la atención de la chica.

-Call Me Daddy.

-Oh...

Minseok, con un pequeño puchero en sus mejillas, escuchó la canción.

Como chica de clase alta que era, sabía inglés, por lo que era consciente de todo lo que se estaba cantando y dios, una canción pervertida y homosexual.

Le gustaba.

Inconscientemente bailó un poco, siendo vista por un Luhan que estaba entretenido viéndola moverse.

Oh, esos movimientos con las caderas, esa cintura estrecha tan preciosa, esos pechos que se movían a la mínima, y ni que hablar de esas hermosas piernas. Diablos, era un pecado.

-Oh, wow... -Murmuró -Es intensa. Me gusta.

-Sabía que te gustaría -Dijo orgulloso.

-¿Sabes si se puede comprar? -Preguntó ella.

-La puedes descargar por internet pagando, de manera legal. Es lo mismo que comprar el disco solo que solo compras la canción.

-Sí, es cierto, voy a tener que hacerlo. Me encantó.

Siguieron mirando canciones, recomendándose mutuamente algunas y escuchándolas juntos. Inconscientemente, o no, Luhan se pegó detrás de ella, abrazándola, mientras escuchaban una canción lenta y romántica que él le estaba mostrando a ella, y Minseok sonrió, cerró los ojos y tarareó la canción.

Luhan la observó cantar con una suave sonrisa, sus ojos brillando al verla.

Minseok era lo más hermoso que sus ojos habían visto nunca, sin duda alguna.

Después de ese momento, se separaron un poco incómodos y salieron de la tienda, despidiéndose educadamente de la dependienta. Fueron directos a la cafetería que estaba en frente de la tienda para poder tomar unos cafés americanos y después irse a casa.

Ese momento abrazos, tampoco pudieron olvidarlo.

Fue un momento único e inolvidable. Un momento que reveló lo mucho que sus cuerpos se reclamaban y pedían.

Minseok quería a Luhan.

Luhan quería a Minseok.

Y sus cuerpos reaccionaban en consecuencia. Pero aún había algo que les impedía avanzar. Un alguien, mejor dicho, que, sin saber lo que estaba sucediendo a su alrededor, y completamente ajeno por su propia estupidez, estaba perdiendo poco a poco a su novia.

Luhan deseó que aquel momento hubiera durado por siempre.

Minseok deseó no tener novio, para poder tener algo con Luhan.

El hermano rarito de mi novio - XiuHan / LuMin (Genderbend)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora