Capítulo 2: ¡Tenemos una presentación! (Parte 3)

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Había una ligera pero perfecta diferencia entre ambas cosas, y hacía mucho que Dex no estaba con alguien, como para desaprovechar la oportunidad. Ya se había besado en una fiesta con el hermano mayor, ¿por qué no con el hermano de su propia edad?

—...¿qué? —preguntó Mitch, pensando que si era una broma debía fingir desinterés.

Fue el único en alegar que volvieran a sacar las cartas, porque para todos podía ser gracioso encerrarlos allí; nadie se cuestionaba demasiado la sexualidad de los demás y sabía que muchos eran abiertamente bisexuales (como Dexter, que se había acostado con algunos chicos de la escuela) o gay, pero él era hetero. Muy hetero. Tan hetero como para que le molestara estar ahí a unos centímetros del rostro de otro hombre.

—¿Cuál prefieres? —insistió el chico, tocándole apenas los labios con el pulgar.

El castaño le puso las manos en los hombros con la intención de apartarlo.

Lo que consiguió con eso fue que parte de su cabello le rozara los dedos. Lo tenía más largo de lo habitual, más largo que él... ¿podría pretender que era una chica? Dexter tampoco era muy masculino, quizás por eso no se sentía amenazado con la cercanía. De hecho, era raro, sentir tan cerca el calor de otra persona y su respiración... y él estaba muy ebrio y necesitado de un contacto que no conocía mayormente.

—T-tú... —murmuró en voz baja, incapaz de siquiera pronunciarlo. Si Dexter lo besaba, entonces... no sería su culpa.

La respuesta no se hizo esperar. Dexter se acercó para poder chocar sus bocas en un beso necesitado. Era brusco, no duro ni demandante, sino desesperado. Un beso que pedía participación, disfrute. Metió la lengua sin previo aviso y le apretó la cintura, abriendo las piernas para dejar que una de las rodillas de Mitch se acomodara entre sus muslos, y apoyarse contra ella.

Mitch participaba poco; los besos que había dado antes de ese fueron... orquestados, de alguna forma. Muy ordenados y estructurados, en la puerta de la casa de la chica que hubiera llevado al cine, preocupado de no sobrepasarse y ser el novio perfecto. Y allí estaba entonces, el mismo día que su novia terminara con él, recibiendo un beso absolutamente distinto, que le agitaba la respiración y no conseguía contestar bien, pues no podía mantener el ritmo.

Las manos le temblaban sobre los hombros de Dexter, quien repentinamente las tomó y las coló bajo su camisa, permitiéndole tener contacto con su piel. No fue desagradable. Sus dedos recorrieron hasta el borde de las vendas, controlando de a poco los temblores y bajando lentamente hasta acariciar su trasero. Ni idea por qué, ya no estaba pensando.

Un suspiro hondo salió de los labios del baterista y una sonrisa se apoderó de sus facciones mientras le desabrochaba la camisa al otro chico para besar su cuello. Su piel era tan suave, sabía a... nuevo. A que ciertamente le hacían falta emociones, excitaciones, y él iba a dárselas.

Pasó una de sus piernas por la cintura de Mitch, dejando que su mano recorriera por el borde del pantalón hasta acariciar una sola vez, con firmeza, la protuberancia que se formaba en el frente.

En siete minutos podían pasar muchas cosas. Apenas cumplieron dos y se escuchaba porque la gente afuera les iba anunciando cuánto tiempo les quedaba.

Mitch abrió los ojos, que ni idea de cuándo cerró, al escuchar un suspiro. ¿Acaso lo había causado él? Era raro, estaba teniendo muchas sensaciones a la vez, era como si todo el cuerpo de Dexter lo estimulara, cada movimiento que hiciera, hasta que culminó con esa caricia sobre sus pantalones y se sintió explícitamente endurecer. ¿Cómo lograba eso así de rápido?

En sus ebrios pensamientos, si Dexter lo iba a tocar allí, entonces lo más apropiado sería devolverlo, porque no podía ser que fuera el único sintiéndose bien, así que movió las manos hacia adelante y bajó una a su entrepierna, provocando que el chico se mordiera el labio y lo frotara con total descaro.

La banda: El inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora