Parte 7

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Nadie en su vida había hecho nada por ella. Y él, habiendo dado todo a cambio de su vida, no merecía ser rechazado. Entonces Candy, consiguientemente de haber sentido una cálida mano en su cintura, lo imitó. Pero además lo miró fijamente; y muy sonriente respondía:

— Sí, lo somos desde hace un buen tiempo.

Para comprobar tanto lo dicho por uno y por ella misma, Candy recargó su cabeza en el brazo de Terry, el cual miraba a Susana y la furia que se apoderaba de su persona. Sin embargo, "la plantada" preguntaría:

— ¿Y a qué familia perteneces tú? Porque de aquí estoy segura que no eres.

— Ella viene de América.

— Y si quieres exactitud, soy de Michigan — aseveró Candy.

— Lo que significa... — Susana sonrió un tanto triunfante ante la infantil altanería de su rival, — que no perteneces a la nobleza

— ¡Cómo de que no! — expresó Candy. — Soy bien noble cuando de amistades sinceras se trata.

— No me refiero a eso, chiquilla, sino a que...

— ¡A lo que sea! — la simpática huerfanita mostró un poco de irritación y hubo cortado la conversación para pedir: — y si nos disculpas, Terry y yo vamos a desayunar, ¿verdad?

Como él, ella solicitó su verificación. Y el joven Grandchester aguantándose las ganas de soltar una carcajada, también diría:

— Sí —. Y a la intrusa: — me dio gusto saludarte, Susana. Ahora, con tu permiso —; y...

— ¡Bye! — dijo la improvisada prometida girándose a lado de él quien discretamente le pedía, al sentir un movimiento, no separarse ya que detrás de sus personas seguían puestos los fieros ojos de una estática y pasmada Susana. No obstante, en el momento de salir la pareja de su vista, Terry, al mismo tiempo de soltar a Candy, se paró para decirle:

— Gracias por...

— No — Candy levantó momentáneamente su mano para ponerle un alto; — lo hecho es nada comparado con lo que tú hiciste por mí. Así que...

— ¿Estamos a mano? — Terry extendió la suya para pactar el trato. Pero antes de estrechar la suya, Candy indagaba:

— ¿Fingiéndome tu prometida es como voy a pagarte?

Una cabeza haría un sí.

— Sin embargo... Susana no se rendirá tan fácilmente.

— Bueno, entonces lo alargaremos hasta que se harte.

— Y si no es pronto, ¿qué va a suceder con tus planes?

— Ah, no te preocupes — respondió la chica dándoles la menor importancia, ya que... — en el transcurso del tiempo veré qué nuevos invento —. Y la jovencita volvió a regalarle una linda sonrisa.

Para compensarle su ayuda, Terry la nombraría tomándole una mano. Pero además...

— Muchas gracias — le apreció y eso estaba siendo acompañado de un beso en el dorso. Dorso que Candy miraría dibujando mentalmente en ello la perfección de unos suaves labios que se abrirían una vez más para comentar: — Para que Susana verdaderamente crea mi futura unión con una chica de noble familia, vas a tener...

— Sí, sí. Me imagino que carezco de femeninos modales.

— Principalmente...

— ¿Mi forma de vestir? Bueno, mi gentil caballero — cómica, Candy frente a él hizo una reverencia, — acuérdese que en mi hogar...

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