Las cosas nunca son tan fáciles como parecen. (Parte uno)

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El techo de la abandonada iglesia se levantaba sobre sus cabezas treinta metros aproximadamente, logrando que cada sonido, por más mínimo que fuese, tuviera eco, aumentando aquella sensación de nerviosismo y ansiedad que todos parecían tener encima.

El clima estaba frío, y el hecho de que la iglesia estuviese abandonada, con ventanas rotas, partes de la madera abierta y con la puerta sin cerrar correctamente, hacía que todo se sintiera aún más peor. Era completamente lúgubre, incluso con aquellas velas que ChangMin se había encargado en prender; y los que en algún momento fueron asientos para los fieles, ahora no era más que montones de tablas rotas, desarmadas y apiladas de forma peligrosa en el suelo. Las imágenes religiosas, en su mayoría, si no estaban rayadas, estaban rotas, haciéndole un poco de gracia si se tenía en cuenta que ahora él, y todos los que estaban metidos allí en silencio, eran demonios.

Se metió las manos a los bolsillos del negro pantalón de tela que Key le había pasado, mirando hacia el altar que de igual modo estaba destruído. Al parecer, alguien había usado dicho lugar para liberar su ira, y el enorme ventanal con la imagen de Dios que estaba un poco más atrás, era lo único que se mantenía intacto. Consideraba perturbador el hecho de que aquel dibujo los mirara fijamente, se sentía juzgado, como si esos negros ojos sin vida le preguntaran "¿Qué hiciste con el buen ChanYeol que deseaba ser médico para salvar gente?" Oh, joder, como le gustaría saber.

Aquella amarga sensación que inundó en su boca se disipó cuando JongIn le afirmó de la manga de la celeste camisa que llevaba puesta. ¿Por qué Key los había vestido tan formal? Ni idea, pero no le importaba mientras se sintiera cómodo, y JongIn se viera así de bien con sus negros pantalones y blanca camisa. 

Volteó la cabeza y se encontró con que el guapo demonio de cabello gris miraba con cara de pocos amigos hacia la puerta de la iglesia, por lo que de inmediato miró hacia el mismo lugar. Una persona completamente cubierta con una larga capa de color negro entró por aquella puerta doble a punto de caer. Por lo menuda que era, a pesar de no ser baja, ChanYeol supuso que era una mujer gracias a lo angosto y curvo de sus hombros. Notó a JongIn tensarse a su lado cuando aquella persona avanzó hacia ellos, en silencio, sus pasos parecían no hacer ningún tipo de ruido incluso si las tablas a sus pies estaban podridas y, lo más probable, es que llena de termitas. Key no tardó en avanzar, sonriente, encontrándose a medio camino con aquella figura.


—¿Quién mierda es?


JongIn se acercó a su oído para hacerle aquella pregunta en un susurro. Volteó la cabeza y se encontró con que el rostro del demonio estaba demasiado cerca del propio, tanto, que sus narices estaban a punto de rozarse entre sí; y a pesar del nerviosismo, negó, encogiéndose de hombros en un movimiento casi imperceptible. El demonio frunció aún más el ceño, haciendo un rictus con sus labios.


—Es alguien de confianza. No teman.


Jae, que se había acercado a ellos desde atrás, también habló en un susurro, tomando a ambos por sorpresa. Tal vez sus expresiones fueron demasiado cómicas porque Jae soltó una risa suave y sutil, volviendo a alejarse. ChangMin, que miraba toda aquella situación, también rió con suavidad.

ChanYeol entrecerró los ojos, teniendo que admitir que le molestaba el que no les hubieran explicado nada aún a pesar de que llevaban más de diez minutos allí, en silencio, esperando quién sabe qué.

KyungSoo, un par de pasos más allá, soltó un suspiro, exasperado.


—Podrían decir qué es lo que está pasando, ¿no creen?

Alas y Tridentes. (ChanKai/KaiYeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora