Alas y Tridentes. (ChanKai/KaiYeol)

Las cosas nunca son tan fáciles como parecen (Parte II)

Después de las palabras de LuHan, el caos se desató. ChanYeol apenas se sentía consciente de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, era como si alguien hubiese activado el piloto automático en él en el momento exacto donde cientos de criaturas llegaron al lugar para hacerlos "jugar" según las palabras del ángel, quien cobardemente era protegido por las escalofriantes almas en pena.

Imbécil.

Aquella extraña criatura se alzaba delante de él por al menos tres metros por sobre su cabeza, haciendo competencia con los desnudos árboles que se mecían acompañados por el viento frío en una sinfonía amarga y triste, anunciando la muerte de BaekHyun. El muy hijo de puta, con su elegante "traje" y largos brazos que terminaban con unas manos de más de cinco dedos extremadamente mortales y afilados, venía acompañado de veinte seres más que tenían características muy similares a las suyas -quizás variando en la cantidad de brazos o de peligrosos dientes dentro de aquellas bocas que eran lo único que se podía ver en esos pálidos rostros inexpresivos- dando a entender de aquel modo que, si era atacado, otros más iban a seguir con su única y especial tarea encomendada: Eliminarlo. La palabra Matar no podía entrar en esa categoría ahora que estaba muerto, ¿verdad? Un tema que no debería entrar en debate dentro de su cabeza en un momento como ese. Joder.

¡Concéntrate, ChanYeol!

Se relamió los labios antes de escupir los restos de sangre que tenía dentro de la boca después del fuerte golpe que el alma en pena que tenía a los pies le diera un manotazo que, dentro de unas horas, dolería como la mierda. Si es que salía vivo de allí, claro. Su dorada pistola ardía en contra de sus manos, y las cadenas hacían un ruido pesado en contra del piso de la habitación de BaekHyun. Podía escuchar a JongIn peleando tras él, pero no tenía el tiempo para mirar al moreno siquiera porque apenas le disparaba a una de esas malditas criaturas, se le acercaban diez más.

Contuvo la respiración y volvió a levantar su arma. Apretar el gatillo nunca se había sentido tan satisfactorio. Y todo porque por culpa de todas esas mierdas era que el alma de su mejor amigo corría peligro. Una satisfacción perdida en aquel momento de pánico contenido.

La esfera de fuego salió sin demora por el cañón, yendo a detenerse en contra del largo y lánguido cuerpo hecho de gelatina, o al menos eso le parecía a él que era, de aquella terrorífica criatura. La explosión tampoco se hizo esperar, el fuego se propagó con una velocidad impresionante, consumiendo parte del cuerpo que a los segundos se separó de una diminuta luz que subió con movimientos oscilantes y que, en cualquier otro momento, habría catalogado como relajantes, ahora no estaba para quedarse mirando esperanzado como aquella alma era purificada.

El cuerpo cayó inerte sobre el otro que estaba, literalmente, en el antejardín de la casa de BaekHyun. Habían muchos caídos, y estaba agradeciendo que nadie "normal" pudiese ver ese desastre.

De inmediato se le acercó un hijo de puta nuevo.

—¡ChanYeol!

La voz de JongIn llegó en ese momento, por lo que sin apartar su mirada del enemigo, dio un par de pasos hacia atrás, disparando, hasta que su espalda dio de lleno con la espalda del demonio de cabello gris. Ambos en su forma demoníaca dentro de aquella pequeña habitación. JongIn le hacía frente a LuHan y unas almas en pena que, según lo dicho por el moreno, eran de mayor categoría, mientras que él se encargaba de las almas en pena que se asomaban por el balcón. Y, al parecer, ambos la estaban teniendo difícil.

—Estos hijos de puta saben como proteger al imbécil de LuHan —Dijo JongIn una vez estuvieron cerca, se escuchaba bastante agitado y ChanYeol no lo culpaba, estaba en las mismas. Su pecho subiendo y bajando con rapidez, sus hombros temblando a causa del esfuerzo, y no llevaban ni diez minutos así. —¿Te crees capaz de tomar el alma de BaekHyun mientras distraigo al imbécil de LuHan?