Príncipes del Infierno.

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Se negaba. Se negaba rotundamente a que las cosas fueran de aquella manera, que todo estuviera terminando de aquel modo agobiante que le hacía sentir la incesante necesidad de salir huyendo, de correr hasta donde sus piernas ya no respondieran a sus peticiones de seguir avanzando.

Tenía que ser una puta broma.

¿Por qué?

¿Por qué él?

¿Por qué ahora?

Su lado infantil quería gritar, tirarse al suelo y hacer un berrinche de aquellos que ponen en vergüenza a los padres y hacen que los demás a su alrededor sientan vergüenza ajena.

No.

Joder.

Mil veces no.

Pero por mucho que se negara, sabía que las decisiones ya estaban tomadas.

"El destino es un hijo de puta, ChanYeol. Y así debes quererlo."

Pero él no quería perder así...

Con un intenso dolor en su corazón, un pesado nudo en su garganta y una sensación palpitante dentro de sus venas, dio una rápida mirada hacia el interior de aquel auditorio que, anteriormente, había sido utilizado para que Lucifer advirtiera sobre lo que le pasaría a los traidores. Ahora, sólo se quedaba allí aquel atractivo hombre de cabello rojizo que resultó ser su abuelo, y Joy, siendo una especie de soporte para el pelirrojo.

En el momento en que la puerta se cerró con la ayuda de un acongojado JongIn, supo que no había vuelta atrás, para ninguno de los dos.

Maldición.

Cuando su mirada se unió a la de JongIn, supo que el demonio de cabello gris se sentía igual que él. Una explosión de sentimientos llegó hasta su pecho, sí, estaba agobiado, preocupado, aterrado, pero al mismo tiempo se sentía aliviado y seguro por estar acompañado de JongIn. ¿Quién lo entendía? Porque ni él mismo lo hacía. 

Presionando sus labios en un rictus dejó ver su preocupación, a lo que JongIn le sonrió, dándole una muy sutil caricia en la mejilla con la punta de sus dedos.

—Vamos. —susurró el moreno. Su heridas en mejor estado y su torso ya cubierto por una negra camisa.

ChanYeol, en igualdad de condición, asintió, no sin antes asegurarse de tomar la mano de JongIn con gran delicadeza.

Cada uno de los pasos que dieron para salir de aquel pasillo, provocó un doloroso eco en su corazón. Sus pasos siendo seguidos por dos obedientes y hermosos canes.

Él sólo era un estudiante de medicina, entonces... ¿Por qué?



...



—¡Cuidado atrás!

Apenas escuchó aquella advertencia, TaeYong se dio vuelta rápidamente, viendo por el rabillo del ojo aquella enorme sombra de casi tres metros que se alzaba por encima de su cabeza, abriendo sus fauces y desprendiendo un desagradable olor a putrefacción. Utilizando la zurda enterró la espada en el centro del pecho de aquel gelatinoso y desagradable cuerpo, al mismo tiempo en que la punta de otra espada se asomaba desde el otro lado, demostrando que alguien más aparte de él estaba peleando contra aquella detestable criatura.

Hizo una mueca de asco cuando un líquido morado y burbujeante salió de la boca de aquella criatura, cayendo frente a sus pies, así que rápidamente giró la espada dentro del cuerpo de la criatura y, de un salto, tomó distancia hacia atrás, volviendo a ver como la sangre del alma en pena salía ahora no sólo por su boca, sino que por las dos profundas heridas que habían quedado en su cuerpo.

Alas y Tridentes. (ChanKai/KaiYeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora