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— ¡bin no! ¿qué crees qué haces? detente ahora mismo. —felix se interpuso adelante de jeongin, la tensión que se vivía en ese momento no tenía precio.

— salte de ahí ahora mismo, lix, esto es entre el imbécil y yo, quítate.

— ¿por qué lo vas a hacer? ¿lo harás para depurar y ayudar a los padres fundadores, eh? ¿todo para que tu alma se ensucie? vamos, bin, no juegues así, todos sabemos que no lo harías. —arremetió el de pelo violeta dejando boquiabiertos a changbin y minho.

— él quiere algo, no sé exactamente lo que quiere. es sospechoso, seguramente quiere hacerte daño, ¿no lo ves? dios, sólo quiero protegerte. —el azabache no bajaba su voz, lo único que hacía era gritar.

—¡no quiero morir! por eso estoy con ustedes, son fuertes. aunque también deseo tener amistades, no quiero morir solo, pero es obvio que no encajo aquí. tú tranquilo, changbin, ya dejaré a felix. —el castaño habló con rabia, primera vez que hacía amigos que no fuera hyunjin y le salía mal.

ya de por si esta noche era una completa mierda.

— cálmense todos por la mierda. —minho gritó fastidiado— seo, baja el arma de inmediato. —obedeció no muy convencido— ahora, él irá con nosotros, no es malo, quiero suponer. —jeongin asintió con alivio, no lo era— sólo no hagas problemas, ¿bueno? —el chico repitió el gesto anterior.

. . .

hwang estaba observando su computadora, quería estar informando sobre todo lo que sucedía en la noche. si veía algo extraño en alguna noticia o si estuvieran depuradores cerca de su hogar para huir. de pronto, le salió un anuncio con el título de "pelea de gays".

nadie puede negar que eso sí es un título bastante llamativo.

— ¿y esto qué? —le hizo clic al segundo posterior de leerlo.

eran cuatro chicos siendo grabados mientras discutían, uno era un azabache bajo, un chico de pelo grisáceo, otro con cabello violeta y por último un castañito delgado que reconocería por todas partes.

— debe ser una puta broma... —llevó ambas manos a su frente, no lo cree, tal vez su imaginación le está jugando algo sucio.

siguió mirando con mayor determinación la pantalla de su ordenador, prefería mil veces estar equivocado a que eso fuera cierto.

hasta que por fin la cámara se dignó a enfocar el rostro del menor, ahí entendió y enloqueció, su pequeño jeongin había salido a depurar.

para más remate ya estaba envuelto en disturbios, tenía su cara muy cerca de un arma y el chico que lo apuntaba no se veía para nada agradable.

con velocidad corrió al cuarto del menor, encontrando nada.

— no, no, no. —su corazón latía con fuerza, no podía creer lo que estaba pasando. empezó a sollozar en silencio, su corazón se quebraba en mil pedazos cada segundo que pasaba.

sabía que él podía estar en peligro.

volvió a su habitación y le marcó. un tono, dos tonos, tres tonos y nada.

— tendré que salir. dios, esto no puede estar pasándonos.

tomó su chaqueta, su teléfono y se fue, en busca de su amigo.

se moriría si le pasara algo o tal vez se moriría él tratando de ponerlo a salvo.

. . .

— miren nada más, ya hemos llegado. —minho era el más emocionado, se podría decir que iba a saltar en un pie de la felicidad. así de rápido como llegó, se fue a buscar a alguien para disfrutar de la fiesta.

mínimo habían unas doscientas personas. así que sí, podrían estar ellos perfectamente.

— bueno, que se diviertan, tengan cuidado. —el menor comenzó a anunciar su partida.

— ¿a dónde es que irás? —felix lo detuvo tomándolo del brazo, impidiéndole su avance a cualquier otro lugar.

— iré a lo que vine, buscar a esos mal paridos y matarlos. felix, confía en ti, lo lograrás. espero verte pronto algún día. —le sonrió y se fue.

lo había dejado a su merced y bajo una curiosa mirada.

— ¿qué se supone que tienes que hacer? —le dijo changbin un tanto confundido a lo que felix mordió su labio con nerviosismo.

— uh, no sé a que te refieres, creo que oíste mal.

— "confía en ti, lo lograrás". —hizo las comillas con ambas manos— ¿qué sabe ese que yo no, yongbok?

le había dicho por su nombre coreano, estaba en problemas, eso significaba seriedad absoluta.

— es que no puedo, no puedo decirte.

— ah, listo, pero llega un extraño y le dices con toda la confianza del mundo. —estaba enojado— ¿qué mierda felix? ¿qué es lo que tanto me ocultas? —el pecoso lo abrazó con fuerza— ¿qué haces? —estaba tan extrañado y ajeno de la situación changbin, no comprendía porque el repentino llanto de su amigo— dime.

— ¿qué tengo? —se alejó de él abruptamente— eres un imbécil al no darte cuenta que todos estos putos años he estado enamorado de ti, todo este tiempo y nunca te diste cuenta. tengo miedo, ¿si? miedo de que me rechaces y me rompas el corazón, de no ser correspondido o hasta burlado. —limpió bruscamente una lágrima que cayó en su mejilla, no quería verse más vulnerable.

— ¿cuántas veces sufrí en silencio al verte con una chica? —siguió hablando con cierto grado de impotencia incluso— ¡muchas, bin! yo quiero ser la primera persona que veas al despertar y la última al dormir. quiero vivir toda una vida contigo, amarnos y morir viejitos, con el sentimiento intacto. besarte, tomarte de la mano, sentirme tuyo sin el temor de que digan los demás. tener una familia hermosa, como la que he soñado incontable de veces. sabemos que no va a hacer así, tú no piensas como yo, tú ni siquiera eres como yo y duele como la mierda. igualmente ya acepté que jamás estarás conmigo.

la libertad que sintió al decir todo eso lo reconfortó de cierta forma, tanto así que le dio la fuerza que necesitaba para oír cualquier cosa que saliera de la boca de changbin.

— ¿es broma? —fue lo primero que dijo.

— vete a la mierda. —respondió el australiano y comenzó a caminar entre la multitud, dando codazos para pasar entre los que bailan sin importar nada.

no era juego de nadie y no gastaría más tiempo en algo sin remedio, en algo que jamás sería de él.

the purge - hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora