—Extrañé mucho este lugar, el aire, la naturaleza. Extrañé mi hogar.
—Lo imagino —le dijo desinteresada la castaña, mirando la zona donde se encontraban.
Boit mordió un trozo de fruta, y miró curioso entre unos árboles.
—Mira eso.
—¿Qué cosa?
—Ese árbol atigrado.
—¿Qué?
Y Kiha no hizo más que girarse, que vio como un enorme felino salía entre los árboles, furioso hacia ellos. La joven castaña empujó a Boit para que no lo atacara, y tomó su arma, una especie de lanza de corto tamaño.
Boit observó aterrado la pelea entre esa pequeña mujer, y la gran bestia felina, que parecía una especie de tigre. Y no sabía qué hacer para ayudarla, más que intentar no interferir.
Se escondió detrás de un grueso tronco, y vio con horror como el animal le daba un zarpazo, que ella logró esquivar, seguido de otro más, por lo que el muchacho cerró los ojos.
Escuchó a la bestia rugir, y como salía corriendo, animándose a abrir los ojos, fue entonces que la vio arrodillada, tomándose el abdomen.
Corrió hasta ella, y vio asustado que estaba sangrando.
—K-Kiha.
—E-Estoy bien —jadeó apretando los dientes.
Intentó ponerse de pie, y volvió a quedarse en el mismo lugar, debido al terrible dolor que le había provocado. Miró hacia abajo, y supo que debía no sólo vendar la herida, sino también tratarla.
Estaba sangrando mucho, y aunque no había llegado a clavarle las uñas, sí la había llegado a rozar. Sus heridas no debían ser muy profundas para ser mortales, pero sí para tratarlas cuanto antes.
—¿Quieres que te ayude? —le preguntó intentando tomarla por debajo de los brazos.
—No, yo puedo sola —gruñó, alejándolo.
Con dolor y dificultad se puso de pie, y apretó la zona herida, comenzando a caminar con pasos lentos.
—Debemos... Volver cuanto antes a mi hogar —le dijo Kiha, comenzando a caminar.
***
Mojó aquel trozo de tela limpio, y lo pasó por su abdomen, dónde estaban los cuatro tajos que le había provocado aquel animal. Su mano tembló, y apretó sus dientes, limpiando sus heridas.
Luego con otro trozo de tela, tomó un poco de un ungüento especial, y lo esparció por su zona afectada, antes de vendarse. Boit la observaba desde un rincón de la carpa, sintiéndose culpable.
No había hecho nada para ayudarla, y ella lo había defendido de aquella bestia. Si Kiha no lo hubiese empujado, de seguro estaría muerto, porque el felino iba directo a él.
—¿Puedo ayudarte en algo?
—No —le dijo mientras anudaba los extremos de la venda.
De aquella forma, las heridas dolían menos al respirar o moverse. Sabía que no sería grave si las trataba adecuadamente... Y no le subía fiebre.
—Gracias Kiha, y perdón... Sé que por mi culpa ese animal te hirió, y yo no hice nada para ayudarte.
—Está bien —suspiró, antes de ponerse de pie—. Creo que lo poco que cacé servirá para el desayuno. Luego tendremos que salir a la tarde para la cena.
—Yo me encargo de todo —sonrió—. Tú quédate en la cama, que yo te traeré el desayuno aquí.
—No soy una niña ni una hembra débil —pronunció molesta, afilando sus pupilas y tirando las orejas hacia atrás—. No necesito que ningún macho me cuide.
—No creo que lo seas, sólo que estás herida y me gustaría retribuirte.
—Puedo sola.
—De acuerdo —le dijo en un tono bajo, no quería molestarla, y sabía que iba a conseguirlo si seguía insistiendo.
***
"Observó desde su casa, la cantidad de machos que habían ido para ser elegidos por la "hermosa" princesa Sula. Eran muchachos de diferentes tribus, que estaban dispuestos a pelear por la jovencita.
—Mira, más de veinte machos participarán para tomar la mano de tu prima —pronunció con molestia su madre—. Tú deberías hacer algo también para captar su atención, Kiha.
—Ellos no se fijarían en mí, mamá. Vinieron aquí por Sula, no por hembras.
—Si tan sólo fueras bonita y fuerte como ella, ni importaría que no fueras de la rama secundaria. De seguro-
Kiha gruñó molesta, y se fue de la sala, dejando a su madre hablando sola. Harta estaba de escuchar aquello, que le recriminaran que no fuera bonita, que no fuera alta o fuerte.
Harta de escuchar que no servía, que en su primera puesta, ni un muchacho había conseguido que se fijara en ella."
Miró su cuchilla, y la afiló con aquel trozo de roca, bajo la luz de la luna, que bañaba su pequeño y delgado cuerpo. Ella no quería volver a aquel lugar.
Cuando estuviera mejor, y sus heridas comenzarán a cicatrizar, llevaría a Boit hasta la entrada de la tribu, así ella evitaba encontrarse con cualquiera de aquellas personas.
***
—Sula, tienes una piel hermosa —le dijo una de sus siervas, mientras pintaba su rostro—. Tan brillante y suave, sin lugar a dudas, éste año tendrás muchos pretendientes buscando un lugar en tu cama.
—Sí —pronunció desinteresada, mientras otra joven le pintaba las uñas.
—¿Tienes alguno en mente ya?
—La verdad no, pero ésta vez, quiero un macho fuerte, alto, que pueda domarme en la cama —sonrió divertida.
—Dicen que así son los machos del norte.
—Sí, así que espero que este año se presente uno de esa tribu.
—Seguramente sí, y serás la envidia de todas las muchachas, porque te ves hermosa —sonrió, tomando un cepillo para arreglar su largo y lacio cabello azabache.
—¿Será qué éste año volverá Kiha? En serio me da lastima mi prima —pronunció con falsa modestia, estirando su brazo para que le colocarán los brazaletes y pulseras—. Es decir, nadie debería de morir sola, ni ella. Tendría que existir alguien que la acepte como es. Aunque —murmuró pensativa—... No creo que sería buena idea que deje descendencia enana en la tribu, a nadie le gusta eso.
—No creo que lo haga, Sula, ella se aisló de todos, y vive en el desierto ahora.
—Sí es que sigue viva. Alguien tan pequeña, dudo mucho que sobreviviera más que un par de días. ¿Alguien ha tenido noticias de ella?
—No hasta donde sé, pero puedo averiguar.
—No, no hace falta, no me interesa —le dijo despreocupada.
...
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