capítulo 29: En el campo.

1.1K 99 10
                                    

El viaje fue largo y cansado, por lo que durante todo el vuelo dormí hasta que finalmente uno de los empresarios que viajaba conmigo me despertó, habíamos llegado a Japón, bajamos del avión y salimos del aeropuerto para dirigirnos a las casas que la empresa nos otorgó, no son casas muy lujosas, solo lo suficiente para una persona, algo rústicas y pequeñas pero cómodas. Las siguientes semanas fueron de gran esfuerzo para establecer la empresa, fue un arduo arduo trabaja el ir a firmar contratos, emplear publicistas, crear acuerdos con otras empresas proveedoras, entre otras cosas relacionadas a la mercadotecnia y producción. Aún en medio de todo ese ajetreo nunca dejé de escribirle a Naomi y a Raye, a veces hacíamos llamadas a larga distancia pero preferíamos videochat aún que para eso casi no habían oportunidades, en fin, mi comunicación con ellos nunca terminó.

Llegó el 21 de marzo, la empresa está casi terminada y solo faltan atar pequeños cabos sueltos para ponerla en función, debido a este esfuerzo el jefe Kline me otorgó este día de descanso para celebrar plenamente mi cumpleaños. En realidad no tengo alguien con quien festejar este día tan especial así que he decidido visitar el campo de las flores de aquella fotografía.

Pasé la tarde ordenando mi casa que hasta entonces había sido un desorden de papeles, cuando terminé tomé un baño, me vestí con un vestido blanco, un ligero suéter del mismo color, una sandalias beige, decidí llevar el cabello suelto, cosa que ya se estaba haciendo costumbre, mis orejeras y sobre ellas un sombrero de paja para cubrirme del sol y una bolsa de piel. Salí de casa y tomé el tren que me llevaría hasta allá. Cuando llegué a la estación de mi destino tuve que caminar una hora aproximadamente para llegar al campo, estaba agotada, fastidiada pero cuando llegué al lugar toda molestia desapareció. Una vista verdaderamente bella se posaba frente a mis ojos, las flores de diversos colores, el cielo azul, las nubes blancas y los cerros a sus espaldas me transmitían la sensación de estar en casa, los océanos de mi ser no se contuvieron y comenzaron a emanar de mis cuencas, gotas amargas y saladas, lágrimas que expresaban la felicidad de estar en este lugar, la tristeza de un pasado y la alegría de un presente, solo puedo dar lágrimas y sonrisas que liberan cada vez más mi ser, quitándome un peso de encima, toda la frustración sale de mi ser, siento como si pudiera volar en cualquier momento, como si todo lo guardado por años saliera en ese mismo momento.

- ¡Mamá, papá, estoy en casa!- las lágrimas no dejaban de salir y estás eran acompañadas de sonrisas. Por fin estaba en el lugar donde pertenecía, o al menos así se sentía.

Luego de un rato llorando y riendo logré calmar mis emociones y comencé a caminar por entre las flores, estas despedían un olor agradable, relajante, era como un cielo en la tierra, si es que Dios existe es un artista. De pronto caminando por el campo logré apenas oir un sollozo, sabía que mis orejeras me impedían oír bien eso así que me las quité, vaya sorpresa la que me llevé al darme cuenta de lo silencioso y tranquilo de la zona, el cantar de los pájaros generaban una armonía perfecta, al menos hasta que presté atención a los sollozos que a lo lejos se escuchaban. Caminé en dirección de aquel sonido hasta llegar a quien lo emitía, una niña de 12 o 13 años, sentada en el pasto llorando sin consuelo.

-¿Qué pasa pequeña?- me senté a su lado y comencé a acariciar su espalda.

-Me... he... perdido.- el llanto a penas la dejaba terminar la oración.

- ¿Cómo pasó? ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?.- la pequeña tomó aliento y detuvo el llanto para poder contestar.

- Estábamos en una excursión, me aparté del grupo, ya no logré encontrarlos, mi celular se ha quedado sin batería y no sé cómo llegar a casa.- nuevamente rompió en llanto.

-Vamos, tranquila, toma mi celular.- saqué mi celular de mi bolsa.- si sabes el número puedes marcar a tus padres o a quien necesites.- temerosa, la niña tomó el celular y comenzó a apretar los botones.

-¿Hermano?... Si, soy yo... Lo sé, lo sé, lo siento... Se quedó sin batería... Me aparté y me perdí... Si, recuerdo lo que dijiste... No tengo nada... De acuerdo... Espérame en casa... Adiós.- me entregó el celular.- muchas gracias señorita, me da pena decirlo pero ¿Podría prestarme dinero para el tren?- el rubor en sus mejillas era bastante notable.

- Claro, ¿Cuánto necesitas?.

-250 yenes.

- De acuerdo.- saqué dinero de mi bolso y se lo entregué, luego la pequeña me agradeció y comenzó a caminar, de pronto se detuvo en seco. -¿Pasa algo?.- comencé a levantarme del suelo.

- No se llegar a la estación... Ni a casa.- las lágrimas amenazaban por salir de sus grandes ojos

- No te preocupes yo te puedo llevar, también debo ir para allá.- realmente quería pasar más tiempo en ese bello lugar pero tampoco podía dejar a una pequeña sola y sin rumbo.

Caminamos a través del campo de hermoso parecer y agradable aroma y nos dirigimos a la estación, al llegar la niña subió al mismo tren que yo, que gran coincidencia. Nos sentamos en unos lugares disponibles una al lado de la otra.

- Bueno, ya estás en el tren, ¿Sabes dónde bajarte y cómo llegar a casa?

-La verdad no. Nunca he ido sola a tan lejos, solo a la escuela.

- Dime la dirección, yo te puedo llevar.- entonces la pequeña sacó su carnet de la mochila y ahí venía su domicilio.

-¿Sabe dónde es?

- No, no soy de Japón, estoy aquí por trabajo, pero tengo una amiga a cual puedo llamar en este momento.

Entonces saqué mi celular de la bolsa y le llamé Naomi quien me explicó cómo llegar, el resto del viaje lo hicimos en silencio, mirar por la ventana me relajaba, los paisajes de la ciudad eran un buen té para mi alma, uno amargamente dulce, la pequeña me veía con gran curiosidad en sus ojos, era más que comprensible ya que yo actuaba como una niña con un dulce en manos al estar viendo a través del vidrio, pero ¿qué otra reacción podría tener yo que he pasado toda mi vida encerrada en cuatro paredes? Y no me refiero precisamente a una estructura sino a las paredes mentales que me limitaban, primero internamente y luego no me dejaban actuar en lo externo. Durante el viaje no pude evitar pensar en cómo ahora estoy viajando, conociendo nuevas tierras, personas, todo aquí me es nuevo, un mundo por conocer el cual como niña pequeña estoy dispuesta a recorrer. Pasado el tiempo bajamos en la estación destino, que increíblemente era la misma a la mía, al menos no tendría que tomar otro tren de regreso a casa. Caminamos alrededor de 15 minutos y llegamos a una casa, era la casa que la niña había indicado entonces leí un letrero fuera de su casa  *家族  夜神*  " Familia Yorugami". *Recuerdo haber visto ese apellido antes, me es conocido* me decía entre pensamientos y luego de gran esfuerzo logré acordarme, ví ese nombre el acta de matrimonio de mis padres, era el apellido de mi madre, Yorugami.

¿Esta familia conocerá a mi madre? ¿Serán mi familia? No, tonterías, miles de personas tienen el mismo apellido, pero no pierdo nada preguntando. Tal ves por fin encuentre a mi familia. Aunque, ¿De qué me serviría tenerla? ¿Habrá algún bien para esto? No puedo evitar sentir emoción, incomodidad y una mezcla de emociones generadas por un simple apellido, que bien podría ser, o no ser, parte de mi madre y por ende de mi.

🌹🌻🌿

Holaaa!!
¿Cómo están? Buenoooo aquí está otro capitulini, espero lo disfruten.

Comienzo a esforzarme por hacer capítulos más extensos y creo que lo estoy logrando a pasos pequeños.

Nos leemos el miércoles!!!

~Yumiliet💜

Death Note: Todo por una apuesta (L Lawliet y Tu) [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora