Capítulo 54: Oscuridad.

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Luego de aquel incidente evitado por Matsuda, sin darme cuenta había llorado hasta caer en un sueño profundo aún estando entre sus brazos.

Los siguientes días, a pesar de que el shock físico había desaparecido, el shock seguía. El mes en que había permanecido inmóvil había dejado secuelas, tales como la debilidad de mis piernas, debido a esto me ví orillada a tomar rehabilitación física junto a la psicológica.

En cuanto a Matsuda, al día siguiente de hablar atentado contra mi vida, me cuestionaba el porqué. Traté de contarlo, de mostrarle el vídeo, pero Lawliet había decodificado tan bien el vídeo que me fue imposible encontrarlo, mucho más el mostrarlo. En medio de ese intento, logré encontrar los números telefónicos de Wedy y Aiber, a quienes más noche ese mismo día, llamaría para informarles lo sucedido con el detective.

Fue así como, una vez más, caí en cuenta que sería imposible que me creyera aún que le contará lo sucedido en la grabación, incluso podría ser peor, y podría tomar la decisión de llevarme a un psiquiatra y no quería eso. De esa manera decidí contarle los sucesos omitiendo los ojos shinigami, la death note e incluso mi "hipersensibilidad" auditiva. Matsuda pareció comprenderlo y decidió apoyarme aún a pesar de eso, decidiendo que aún viviría conmigo.

- Entonces, creo que hasta aquí viviré contigo, a partir de ahora querrás actuar por tu cuenta, ¿Me equivoco?- decía un entristecido Matsuda.

- Te equivocas.- solté una sonrisa entre las lágrimas que se habían derramado mientras contaba el suceso del vídeo. Su rostro estaba estupefacto.- Quiero decir, ahora podré actuar por mi cuenta, pero, aún necesito ayuda.- señalé mis piernas.- Además, fue divertido tenerte conmigo, podríamos ser "rommies"

- ¿De verdad?- su rostro, además de alegre, lucía aliviado.- creí que tendría que rentar un departamento.

- ¿De que hablas?- no entendía a qué se refería.

- Luego de haber renunciado a la policía por seguir el caso con L, mis padre me corrieron de casa.- agachó el rostro.

- Ya veo, tómalo como el pago por cuidar de mi. Tienes un nuevo hogar Matsudi.

De extraña manera otro sueño apareció durante mis tiempos de descanso. Era uno muy peculiar. Uno triste. Un tormento. Siempre igual.

Estaba acostada en una cama, rodeada de blancas paredes, al voltear a ambos lados identifiqué las paredes y máquinas de hospital, de pronto la puerta se abrió. Al voltear hacia puerta veía como poco a poco entraba aquel hombre de cabellos azabache con un bulto envuelto entre sus brazos hasta que finalmente llegaba a mi lado y me enseñaba lo que llevaba en brazos. Vaya sorpresa al ver una pequeña niña recién nacida, movía con torpeza sus brazos y sus pequeños ojos permanecían cerrados.

- ¿No es hermosa nuestra pequeña?- decía Elle mientras ponía a la criatura entre mis brazos.

Inmediatamente despertaba, y ese sueño se repite todas las noches. El dolor de saber que ese sueño nunca se haría realidad dolía y me hundía más en aquella depresión.

Pasado un mes, la rehabilitación física había concluido y mis habilidades para caminar estaban renovadas, no así la psicológica, a pesar de las terapias e incluso de los medicamentos, seguía aquella depresión.

Finalmente pude volver al trabajo en la oficina, mi tío, Light y Matsuda, por no decir todos, entendían por lo que estaba pasando, de esta manera no insistieron en que continuara la investigación, por lo tanto toda mi jornada laboral la llevaba a cabo en la empresa. Matsuda no llegaba hasta que era noche y luego de la cena juntos llegaba la hora de dormir.

Llegado un viernes saliendo de la oficina, sabiendo que Matsuda no llegaría hasta el día siguiente por la investigación en el departamento de Light, y con una inmensa tristeza que nunca se marcha, a pesar de tener coche decidí dejarlo en la oficina y caminar por las calles de Japón rumbo a casa. Al caminar por las calles una tienda de vestidos de novia se cruzó ante mis ojos y detuvo mi caminar.

Death Note: Todo por una apuesta (L Lawliet y Tu) [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora