CAPITULO 1

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Por las noches me había conseguido un trabajo de mesero. Pues ese horario no lo quería desperdiciar en series o películas de Netflix. Así que ganaría un dinero aunque mi papa me abastecía perfectamente de dinero. Pero se sentía bien ganarme la vida trabajando. Y ahí estaba nuevamente en un nuevo día de trabajo entusiasmado con hacerlo mejor que el día anterior Tomé uno de los menús del restaurante y me asomé para ver si había llegado alguien. Mi compañero Jesus se apresuró hacía una pareja que recién había entrado. Miré del otro lado y en una de las mesas del rincón vi a un hombre sentado solo en una mesa, no había duda de que acababa de llegar. Otro de mis compañeros lo vio y luego me volteó a ver a mí. Le hice una seña para que supiera que yo iría y él asintió. Me apresuré entre las mesas y sonreí desde antes de llegar (regla del trabajo. Sonreír siempre).

—Buenas noches, caballero. ¿Espera a alguien o quiere que le traiga el menú ahora mismo?— dije sonriendo con entusiasmo. El hombre me miró y no dijo nada por algunos segundos solo me miraba y me hizo sentir un poco incomodo. Justo en ese momento vi la etiqueta de "Reservado" en la mesa, por alguna razón no la noté antes.

—Quiero el menú ahora mismo. — dijo serio.

—Claro, si gusta cambiarse de mesa se lo traeré ahora mismo. — le dije sonriendo. La mesa estaba reservada para una madre y su hija, con el apellido Torrence. Lo sabía porque el jefe nos había dado la orden a todos de que las tratáramos demasiado bien a ambas.

—No voy a cambiarme de mesa. — dijo el hombre con tono molesto y muy decidido.

—Esta mesa está reservada para clientes muy importantes, no puede sentarse aquí. — le dije. Lo cierto es que me sentí un poco intimidado.

—Puedo y lo haré, ahora tráeme el menú. — dijo el hombre cruzando los brazos. Se veía molesto y muy decidido, aún así no podía usar esa mesa. Si no hacía nada seguramente me despedirían.

—Lo siento señor pero no puede estar en esta mesa. — le dije nervioso. ¿Qué es lo peor que puede pasar?

—Sabes que.........-el hombre sacó su billetera y empezó a buscar algo dentro

---Puedes hacer como que yo la reservé. — dijo poniendo algunos billetes en la mesa.

--- Pero ¡quién se cree que es! —No voy a hacer eso. Si no está dispuesto a moverse retírese del restaurante. Y no me obligue a utilizar un lenguaje ciertamente folclórico— le dije en voz alta. Ya me había molestado esa actitud. El hombre me miró por unos segundos sin decir nada, luego volvió a hablar.

— ¿Cuánto te pagan? Te daré el sueldo de tres meses ahora mismo si te callas y te portas como un buen mesero. — dijo buscando dinero en su billetera. ¡Pero qué puto maldito! Cree que por tener dinero las personas tienen que romper las reglas por él. Ya estaba a punto de decirle hasta de lo que se iba a morir y mandarlo a la vrga, se lo había merecido.

—No voy a aceptar ningún soborno de su parte. Por favor retírese del restaurante. — le dije seguro de mí mismo y de mis palabras. El hombre se quedó callado mirándome. Usaba anteojos.
— ¿De verdad vas a rechazar dinero? Eres todo un mocoso.

— Y usted es un pinche viejo con una actitud horrible, es un completo idiota.--- ¡Maldito! no seré igual de idiota que usted al seguirle su estúpido juego. Él hombre me miró por unos segundos más.sus ojos brillaron de ira.........luego salió del restaurante.

----- ¡Que puta persona tan horrible! Cree que con dinero puede tenerlo todo pero no es así en absoluto, existen personas como yo que prefieren hacer las cosas bien y seguir las reglas. Pinche viejo presumido.

Como todas las mañanas, Dilan se movía nervioso mientras yo nervioso terminaba su tarea. Me senté en el piso a terminarla y él seguía sudando y apresurándome porque sólo faltaban dos minutos para que sonara el timbre.

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