.10

22 8 0
                                    

Tres meses después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tres meses después

Observó el reloj del comedor y suspiró un poco. No podía creer que han pasado tres meses, desde aquella vez en que podía escuchar. Echo un vistazo a los integrantes de la mesa y muerdo un poco mi labio. Charlotte tenía su mirada fija en un punto ciego, Henry leía el periódico, mientras enumeraba cosas en voz baja, Will permanecía con la cabeza entre sus manos, Jessie quejándose de la comida y Jem distraído en su mundo. Según dijo Sophie, Tessa estaba indispuesta.

<<La situación en estos tres meses fue un poco incómoda sobre todo para el triángulo amoroso de Will, Tessa y Jem. Ambos parabatai amaban a la misma mujer y agradecía no ser Tessa en este momento>>

Quito la servilleta de mi regazo y la pongo sobre la mesa para luego indicar que me retiraba. Camino por los pasillo, dispuesta a ir al invernadero. No había hablado mucho con Jem desde lo que vimos en su habitación, y prefería mantener distancias. Eso era algo incómodo, y no era algo de mi incumbencia.

<<Bien, necesitaba estar alejada de todo y pensar más bien recordar que mañana, se cumplía un año de la muerte de mi parabatai. Quizás buscaría ayuda para ir a Paris>>

Me siento en una pequeña banca, a la vez que veía las distintas flores del lugar. Sin dudas era muy hermoso, y transmitía una paz increíble. Abro el libro que sostenía en mi regazo y leo en voz baja.

—¿Puedo acompañarte?— doy un pequeño brinco en mi lugar y desvió la mirada hacia la voz.

—Si, puedes acompañarme—

Observó como se sienta con suavidad sobre otro banco frente al mío y sostiene su bastón con firmeza entre sus manos. Desvió la mirada de él y continuó con mi lectura.

—¿Desde cuando tus muros son más altos? pensé que había avanzado, pero creo que pensé mal—

Su voz era suave, pero esas palabras sonaban a reclamo. Humedezco mis labios y le miró fijamente, para encogerme de hombros.

—Mis muros siempre han sido altos, pero supongo que dado la situación con Tessa, no me apetece estar en medio de una situación incómoda—

Este asiente con su cabeza y mantiene su boca en una línea fina. Escucho como un suspiro brota de sus labios rosados y me mira.

—Lo comprendo, pero lo que suceda con ella, es aparte de nuestra amistad—

<<El pensaba que teníamos una amistad, pero no era así. No quería a nadie más en mi vida, siempre los perdía de una forma u otra>>

—No quiero estar en medio de la situación y comprendo, pero prefiero que las cosas sean así—

—¿Te refieres a alejarme cada vez que tienes oportunidad?— su tono era de confusión, pero tenía una pizca de molestia.

—Si, te quiero lejos de mi. No me hace falta tener amigos. Al final todo lo pierdo—

—Dame una razón y te dejare en paz—

Guardó silencio y me mantengo así por un rato. Sentía la necesidad de llorar o gritar, pero me quedo serena con una frialdad poco habitual en mi. Un duelo de miradas, gris contra verde, pero al final vencí. Este se levanta con fuerza de la banca y me mira.

<<Por qué no estoy dispuesta a perder a nadie más>>

—No se que papel intentas jugar, pero estoy cansado de hacer esfuerzos por comprenderte, pero no puedo. Cada vez que me acerco, te alejas un continente más. Cuando pienso que por fin tengo tu amistad, te alejas sin yo entender el por qué. ¿Quieres quedarte sola? perfecto. No se como tus padres te entienden—

Cierro el libro de golpe y me colocó en pie. Su pecho subía y bajaba, con coraje, al igual que el mío. Las lágrimas comienzan a caer y cierro mi mano en un puño. Tenía la necesidad de pegarle, pero no lo haría. Pasó por un lado de él y azoto la puerta con fuerza al salir. Corro por el pasillo hasta que llego a la puerta del instituto.

<<No pensé que debajo de ese rostro tan bonito podía haber un poco de crueldad>>

Abro la puerta y dejo caer el libro, pero no me detengo ni aún por el llamado de Charlotte. Agarró la falda de mi vestido para poder correr, mientras las lágrimas salían. El cielo era gris y las gotas caían en todas las direcciones. Volteo mi rostro pensando que alguien me seguía,  hasta que chocó con un cuerpo y caigo al suelo.

—Querida, ¿Por qué tanta brisa? casi estropeas mi ropa— el brujo me observa con detenimiento y luego con un poco de compasión. Extiende su mano llena de pulseras y sortijas.

Tomó su mano con cuidado y aparto varios cabellos mojados de mi rostro para poder mirarle. Este me hace una seña y le sigo hasta su piso.

Sinfonia Plateada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora