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Seis meses después

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Seis meses después

Mis dedos se mueven con destreza sobre las cuerdas y sonrió mostrando los hoyuelos, porque podía escuchar mi propia melodía. Cierro mis ojos con suavidad y disfruto de las notas, escucho que llaman a la puerta, y un suspiro brota de mi boca.

—Adelante— digo con un poco de nervios y deseando en mi interior que no fuera Jem.

La relación entre ambos estaba un poco distante, sólo hablamos lo necesario y cada cual en su lado. Por otra parte, la mascarada en la que fueron Will y Tessa resultó un desastre. El magíster escapó de nuevo y hasta ahora no ha dejado rastro. No se que hacer para ayudar a Charlotte,  casi sentía como el instituto caía en manos de Benedict Lightwood. Otro toque en la puerta me saca de mis pensamientos y volteo mi rostro, para ver a Sophie con un vestido violeta en sus manos.

—Aquí tiene su vestido, señorita— está deja el vestido sobre la cama luego de alisarlo con su mano, le respondo con una sonrisa.

Abandonó la silla y me colocó en pie, mientras camino hacia al espejo para admirar mi reflejo. Veo a Sophie sonreírme a la vez que se acercaba con el vestido en sus manos y ladeó la cabeza para luego mirarla.

—Gracias querida— le guiñó un ojo con diversión y veo como trata de reprimir una risa, pero no puede. Un golpe en la puerta nos interrumpe y vemos a Charlotte.

—Disculpen la interrupción, pero Jem quiere hablar algo con todos—

Guardó silencio y suspiró un poco para tomar el vestido. Esperaba que no fuera nada grave, pero no entendía el porqué mi corazón se aceleraba. Al estar vestida camino con Sophie hasta la sala de estar y allí veo a Will, Tessa, Charlotte, Henry, Jem y Jessie.

<<Cuando estaban todos es que la cosa era grave o un tema sin importancia>>

—Bueno Jem, empieza a dialogar de una vez— el de ojos azules hace girar sus ojos en una mueca de frustración.

Dirigí mi mirada a Jem, mientras este mueve su bastón de forma nerviosa. Este llama a Tessa, y parpadeo varias veces, como si eso lograra hacerme entender lo que sucedía. Fijo mi mirada en la mano izquierda de Tessa específicamente en su dedo anular, en el mismo reposaba el anillo de los Carstairs.

<<Se han comprometido. Que rayos>>

Miró las reacciones de todos y reprimo una risa cuando Jessie dice que no le importa, mientras que Henry está en su mundo y Will se queda de una pieza, pero sin contar la alegre Charlotte, que les abraza.

<<¿Cómo debo sentirme? una pregunta sin una contestación lógica. Después del acercamiento, pero luego analizó que han pasado varios meses y quizás eso fue un momento vulnerable para Jem, pero no entiendo porque siento que algo en mi muere>>

—Felicidades para ambos— mis labios se rompen en una sonrisa quizás fingida, y carraspeo mi garganta para aliviar el nudo en la misma.

—Gracias Daiana—

Observó el rostro del chico de cabello plateado y este aparta la mirada. Desvió la mirada también, para corresponder el abrazo de Tessa. No sabía en qué momento Will, ya no estaba en la habitación, pero estaba un poco preocupada. Su parabatai sabía que sentía amor por Tessa, pero Will decidió hacerse a un lado aunque sentía que no podría con ello.

—Tenemos que festejar esto y que mejor forma que salir de fiesta— decía una contenta Charlotte y aclaro mi garganta.

—Espero que les vaya bien.. tengo un compromiso con Magnus—

—Está bien, ve tranquila—

Inclinó un poco mi cabeza y salgo de la sala de estar, mientras camino con lentitud tratando de procesar la noticia. No podía decir que estaba enamorada, pero quizás me gustaba. Llegó a la habitación y recuesto mi cuerpo de la puerta a la vez que doy un brinco al ver a Magnus.

—Querida, casi envejecía más aquí, pero por fortuna estás aquí— este se acerca a mi con una sonrisa cargada de ironía junto con una rosa en sus manos.

—¿Qué haces aquí?— elevó una ceja y tomó la rosa que me entrega por instinto la acercó a mi nariz, el aroma me envuelve y sonrió un poco.

—He venido a buscar a Will tenemos un asunto pendiente, pero ha salido como alma que lleva lucifer y dije: Oh visitaré a mi mejor amiga Daiana—

Una sonrisa burlona surca sus labios y ruedo los ojos, para mirar la rosa y luego a Magnus.

—¿Puedes hacerme un pequeño favor?—

—¿Recuerdas que cobró por mis servicios?— observa sus uñas pintadas de negro con poco interés para después mirarme.

—Marchita la rosa porque no estoy viva—

Revela sus ojos felinos y una llama azul consume la rosa, hasta que su color es opaco y sin vida. Así me sentía, pero desde cuando el chico de ojos plata había robado poco a poco mi corazón.

Sinfonia Plateada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora