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Se abrió lentamente la puerta del departamento dejando entrar al pálido, quitándose unos desgastados tenis negros que habían sido arreglados varias veces, dejando en una repisa al lado de la entrada, las llaves con diversos colgantes, el que más resaltaba era de una pequeña galleta con cara sonriente y una ceja alzada, estaba bastante vieja y desgastada.

― Hola Yoongi ― Saludó el moreno que se encontraba en la pequeña mesa del comedor repleta de libros, cuadernos, una calculadora y muchos restos de goma ― ¿Cómo te fue? ― preguntó mientras revisaba los ejercicios que realizaba un niño de aproximadamente catorce años sentado frente al de cabello tintado.

― Bien... ― soltó el pelinegro, en un tono casi inaudible mientras arrastraba sus pies hacia el sillón marrón para descansar de su ajetreado día.

― Muy bien Soobin, las operaciones están correctas, solo recuerda que para despejar la x tienes que... ― comenzó a explicar el moreno mientras señalaba con su lapicero los números.

― Oye y ¿cómo sigues de la resaca? fue muy gracioso cuando te quedaste dormido en el examen ― preguntó burlonamente el pálido desplomándose en el sillón mientras revisaba su celular.

― Cállate, ya estoy bien, por fin pararon las náuseas― contestó Namjoon para luego dirigirse al pequeño frente a el ― Soobin haz estos ejercicios ya para terminar, si los haces bien puede que te deje usar mi teclado ― incitó Namjoon mientras le indicaba los ejercicios que tenía que hacer, a lo que el niño se emocionó y comenzó a resolver con rapidez.

― ¿¡Tu teclado!? Que yo sepa pagué la mitad ― discutió el joven pálido mientras contestaba unos mensajes que le habían mandado desde hace varias horas.

― Vamos Yoongi no seas aguafiestas, ve lo feliz que se ve Soobin.

Yoongi solamente frunció el ceño y no habló más.

No tardó mucho cuando Soobin ya se encontraba divertido presionando las teclas blancas mientras Namjoon lo vigilaba.

Pasó el tiempo y el timbre sonó, los padres de Soobin lo recogieron, pagándole las asesorías al moreno y dándole las gracias por haber cuidado de su hijo.

― ¡Qué bien huele el dinero! ― exclamó Yoongi acercando los billetes de Namjoon a sus fosas nasales.

― ¡Hey! Este dinero es mío, yo me lo gané ― interrumpió el otro joven quitándole los billetes.

― Perdón pero tú te comiste la comida que ¡Yo pagué! Creo que me debes algo ¿No?

― Bueno bueno, si lo ves de ese modo... Oye Yoongi ¿cómo llegaste al hospital?

― Hoseok me llevó, ¡Espera! No me cambies el tema

― ¿Hoseok te llevó? Creía que te caía mal...

― Es que él se ofreció y yo ya llegaba tarde... ― respondió.

― Ah ya, que amable es Hoseok ¿No? ― comentó de manera insinuante.

― ¡No es lo que te imaginas! ― Se defendió con molestia el otro joven.

― Cómo digas ― respondió el moreno mientras se iba a la habitación para guardar el dinero.

***

Los días pasaron, no había nada nuevo en la universidad, solo que ahora los mayores tenían seguidas visitas por parte de los alegres bailarines en la cafetería o en los descansos entre clase y clase.

― Oigan, queríamos invitarlos a un pequeño ensayo para un festival que está preparando la facultad de artes ― habló Jimin mientras pasaba su mano sobre sus castaños cabellos haciéndolos hacia atrás.

¡Muy ruidoso! [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora