Notó cada músculo del cuerpo en tensión al verlo frente su escuadrón, dando una breve charla informal sobre el objetivo de la misión. No lo había conocido en 2012 pero desde luego no se parecía en nada al que se fue hace unos meses.
Aunque fuera Steve, no era su Steve. No importa que no hubiera sido suyo nunca, jamás.
Estaba frente a un desconocido.
...
HYDRA era una organización muy inteligente, sobre todo a la hora de apropiarse energía entre multiversos que no le pertenecían. Era un tema complicado para ser contado entre cientos de soldados operativos, así que la explicación fue sencilla: cubrirse las espaldas y acabar con el enemigo, mientras que Steve Rogers y Wanda Maximoff se encargaban de cerrar la llave de energía, además de destruirla o robarla, a ___ no le quedó muy claro.
Cargó su pistola con los fríos proyectiles y fue cubriéndose entre los barriles amarillos de los pasillos. El terreno era un portaaviones alejado de la costa. Una brecha en medio del mar fue el lugar exacto donde se abrió un portal a otra dimensión.
Los gritos y los disparos se escuchaban en cubierta, o más bien retumbaban en las paredes de hierro haciendo un eco sordo y confuso. Tu unidad intentaba infiltrarse en la sala de operaciones unos pisos más abajo y era casi imposible: en vez de un barco parecía ser un laberinto oscuro en el que titilaban las pobres luces amarillas, sobrecargadas de tanta energía que portaba el ambiente.
—Por aquí, vamos —indicó el líder, señalando una puerta blindada que tenía un pequeño teclado en la cerradura— ¡traigan los explosivos!
La unidad no contaba que encerraran desde afuera al personal necesario para llevar a cabo el robo de energía. HYDRA podía ser espeluznante y dejar en el camino a personas inocentes.
—Un momento —interrumpió ___ levantándose entre los temblores del barco y empuñando su pistola— déjeme ver la placa antes de poder utilizar los explosivos.
—Está bien, pero no tenemos tiempo, date prisa.
Ella asintió y rápidamente un compañero fue a iluminarla con una linterna a la vez que manipulaba la placa. Rebuscó entre unas pequeñas herramientas que guardaba para emergencias y sacó un destornillador para sacar los tornillos de las esquinas. De mientras, los demás cubrían las espaldas a la espera de alguna afirmación.
Afortunadamente ___ no sentía la presión de la situación. Estaban entrenados, todos los soldados deben tener una formación psicológica para estar preparados por si algo sale mal. Tenían un porcentaje muy alto para morir en las misiones.
—¡Blume, no podemos aguantar más!— se agitó el líder al notar muchísimos más temblores en el barco, como si estuviera vibrando en el interior de los oídos, las luces se apagaron y todo se volvió oscuro. Ese lugar rozaba ser la entrada al infierno.
Manipulaste los cables y los cortaste para hacer una especie de puente. Sinceramente, no creíste que iba a funcionar. La seguridad estaba a la altura de un robo de coche e inevitablemente pensaste lo peor: una emboscada, más explosivos en el interior, o tal vez la sala de operaciones estaba ya hasta arriba de agua. Esto no te daba buena espina.
Click.
—La puerta se abrió.
Volviste a armarte, y todo pasó muy deprisa.
Patada en la puerta, sala vacía, centro con una luz parpadeante a punto de estallar.
La oscuridad.
...
___ se despierta cuando nota sus oídos palpitar por culpa del agua helada que entraba desde abajo del pasillo. Su cuerpo estaba medio sumergido y una alarma de emergencia sonaba por todo el portaaviones.
Había estado inconsciente, no sabía durante cuánto tiempo. Solo sabía que lo había estado, al no recordar nada.
El constante ruido crujiente de las paredes y la alarma acallaba sus propios gemidos de dolor. Vio flotando la linterna que usó su compañero para alumbrarla hace varios minutos y apuntó con ella a su pierna derecha.
Su sangre espesa teñía su pierna alrededor el agua del mar. Una placa afilada de hierro se clavó en el gemelo justo cuando estalló la sala. La metralla la alcanzó pero por suerte no se dio cuenta hasta ese momento. Palpitaba y ardía como si el fuego estuviera en sus propias carnes, rasgándola desde el interior.
Con la respiración entrecortada iluminó a la salida y otros rincones por si algún compañero quedó con ella, y sí.
Estaba boca abajo y flotaba.
Pero no había nadie más con ellos.
Así que lo intentó, lo intentó una y otra vez, le presionó el pecho, le pasó aire en una superficie en la que flotaba, metió dos dedos en su garganta para que reaccionara, hasta que lo consiguió.
—Ya está, vamos, vamos —animó intentando olvidar el dolor, pero el soldado seguía semi inconsciente, y el barco se hundía más y más.
Se puso de pie con su pierna izquierda y se lo arrimó al hombro, saliendo de allí con un hombre a cuestas, perdiendo sangre y rabiando de dolor.
Todos pasó muy deprisa, otra vez.
Ni siquiera pensó lo que hacía, solo que salió del pasillo y una luz cegadora los apuntaba, el sonido de las aspas de un helicóptero, su pelo mojando levantándose por debajo del casco, gritos a lo lejos, una masa roja que la cubría y la levantaba a la vez.
—¡Necesitan atención médica!
Por fin notaste el suelo duro de la superficie del helicóptero bajo tu cuerpo.
—Dime tu sangre, vamos.
—A posi-positivo...–murmuró con los labios azules por el frío.
Las voces se agolpaban en su cerebro sin poder distinguir ninguna, solo veías con lágrimas en los ojos como te rompían la tela del pantalón y te aplicaban a presión una venda para hacer un torniquete.
—Wanda, haz que duerma, esto le va a doler.
Tan rápido como pasó notaste unas yemas calientes en la altura de tu frente, haciendo que pusieras los ojos en blanco y los cerraras, sumiéndote en un sueño profundo.
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Desde los rincones del pasado (Steve Rogers y tú) [MARVEL]
FanficAntes de que Steve Rogers se fuera, tú ya lo sabías. (SPOILER DE ENDGAME) La señorita Blume y el señor Rogers aún tienen mucho de qué hablar. Fin de la edición: [14/1/2021] #2 en el hashtag chrisevans. #1 en el hashtag conexión. #5 en el hashtag esp...