Capítulo 7

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Después de un mes a ___ le vino por fin la inmensa alegría de poder apoyar su pie en el suelo sin dolor ninguno. Fue casi sin darse cuenta, cuando por poco se resbala en la ducha y por inercia apoyó ambas piernas a la vez, llevándose el susto de su vida.

Creía que tardaría un poco más para curarse del todo, así que hasta que no fuera a la consulta del médico no tendría nada seguro.

___ desayunaba cereales en silencio, sentada en el taburete de la isla de su cocina, acompañada del constante bullicio y pitidos de coches de la calle. Podría sonar una tontería, pero el curarse de su herida le dio un subidón de endorfinas. Si Steve ya no estaba, era su problema. Si no era feliz con ella, no sería su culpa. Si se fue sin despedirse de nadie...

—___, hija —la rubia levantó la cabeza del cuenco de cereales, mirando a su padre— habrá un mercado local este fin de semana en la plaza, por si me pudieras ayudar a atender mientras descargo la fruta y la verdura del camión. Ya después me volveré a Florida, he dejado los cultivos desatendidos.

—Claro —asintió ella, tomando una cucharada de copos de trigo.

...

—¿Qué es esto? Es una de las cosas más ricas que he probado —habló la rubia mientras masticaba las bolitas, fascinada de lo que Wanda había pedido por ella.

—Es un batido de fresa con perlas de tapioca, ¿en serio nunca antes lo habías probado?

—Hm-mm –negó con la boca llena, sin dejar de sorber. Wanda se echó a reír mientras disfrutaba de su frappé, había hecho una buena elección para ___.

—Voy a tener que sacarte más veces a pasear por ahí.

Wanda invitó a ___ a salir con ella a una cafetería de moda que había abierto hace menos de un mes, cerca de Wall Street. Todavía no era muy conocida pero sus productos eran excelentes. Servían cafés, batidos, vendían dulces, bagels, pizza y cupcakes de todos los sabores y colores. En cuanto la bruja pasó por el escaparate llamó a ___ para que la acompañara a tomar la merienda y así poder charlar un poco y desconectar.

—Espero volver pronto a entrenar, he ganado casi dos kilos por estar en reposo... —la rubia dejó el batido por la mitad en la mesita de cristal donde estaban sentadas, disfrutando del aire fresco.

—¿Entrenas en el gimnasio de S.H.I.E.L.D.?

—Sí, casi todos los soldados entrenamos ahí. A parte nos dan clases para enfrentarnos cuerpo a cuerpo. Las prácticas con armas se organizan en grupos más pequeños con instructores individuales.

—Es interesante, me gustaría asistir a los entrenamientos con más personas. Normalmente sólo voy con Steve o Bucky y siempre me patean el culo si no uso mis poderes... —sonrió Wanda, sorbiendo del café. La rubia también sonrió, pero más bien fue una especie de mueca, una incómoda— perdona, ¿te ha incomodado que diga la palabra culo? ¿trasero es mejor?

—No, no —___ sonrió de verdad esta vez, riéndose un poco de las ocurrencias de la bruja— no es por nada.

Wanda estaba tentada a entrar en su mente. Cada vez que tocaba ciertos temas, ponía muecas y se quedaba callada por un rato, como pensativa.

—¿Tal vez sea hoy cuando me puedas hablar de tu chico misterioso? —alzó las cejas de arriba abajo varias veces, dándose a insinuar.

—Wanda... —suspiró la rubia.

Desde los rincones del pasado (Steve Rogers y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora