Desde los rincones del pasado (Steve Rogers y tú) [MARVEL]

Capítulo 13

Estos capítulos se volverán más duros a partir de ahora ya que se va acercando el final. Espero vuestros comentarios con alegría, muchas gracias :)

El vestuario femenino se vio arrasado en poco tiempo. ___ fue la más rápida de todas, su bolsa de emergencia que descansaba en la taquilla ya estaba preparada. Se vistió con el uniforme entre empujones y algunos gritos nerviosos de las demás. La última vez que hubo un código rojo Thanos había provocado el lapso.

Todos los soldados debían reunirse en la sala de reuniones en el menor tiempo posible, así que ___ se recogió el pelo con horquillas frente al espejo, mirándose más a los ojos que otra cosa, tal vez se estaba perdiendo en ella o en lo que estaba a punto de pasar. Estaba experimentando el miedo.

Se mordió el labio con fuerza y colocándose el chaleco antibalas salió de allí corriendo con la bolsa y el casco en la mano hasta auditorio más grande. Eran muchos soldados, no sabía si eran todos los soldados de S.H.I.E.L.D., pero podría haber como seis o siete escuadrones más que el suyo.

Quedó cerca del escenario, agitada, mirando a sus superiores. Steve estaba entre ellos con el uniforme y el escudo. Esto debía ser bastante serio.

—No tenemos mucho tiempo, así que seré breve —dijo cuando se acercó al atril. ___ lo miraba atenta, sin parpadear— los portales de energía en Rusia se están descontrolando e HYDRA ha aprovechado para atacar al equipo destinado para esta misión. Hay muchos desaparecidos —las voces bajas comenzaron a resonar por todo el recinto con terror— yo comandaré esta misión. Solo os puedo pedir valor y fortaleza en estos duros momentos. Saldremos de esta, os lo prometo.

...

—¿Papá? —___ estaba apoyada en un muro de hormigón, escondiéndose de todos esos soldados que lloraban a través de los móviles para hablar con sus familias.

—¿Hija? Qué alegría, ¿Cómo estás? ¿ha pasado algo?

—No, solo quería saber cómo te encuentras.

—Pues bien cariño, estaba dando de comer a las vacas —___ sonrió feliz y apoyó la cabeza en el muro— y ahora voy al invernadero. ¿Estás bien con lo de tu pierna?

—Sí, estoy mucho mejor —___ agachó la cabeza y miró al suelo, intentando concentrarse en la voz de su padre— Dime papá ¿sigue picando el sol allí?

—Ya sabes que sí, los días aún son calurosos.

—Sabes, siempre quise que se congelara el lago que hay al lado de casa para que pudiera patinar sobre hielo y nunca ocurrió —su padre carcajeó a través del teléfono y ella no pudo evitar sonreír otra vez.

—Llevas diciendo eso desde que eras pequeña, cada Navidad te ponías al lado de la ventana a ver si nevaba y nunca ocurría.

—Sí... qué ingenua era —susurró y carraspeó un poco antes de continuar— me tengo que ir, papá. Ponte crema solar o te vas a quemar.

—Vale. Cuídate mucho.

—Lo haré, un beso papá —cuando iba a colgar, escuchó a su padre decir otra cosa.

—A lo mejor cuando vuelvas te encuentras el lago congelado.

—A lo mejor —sonrió y colgó, mirando su móvil.

Les habían dado unos minutos para despedirse de sus familiares, pero ___ no le dijo nada a su padre. Era un hombre mayor y no quería asustarlo. Con escuchar su voz fue suficiente, por si era la última vez. Quiso estar a su lado, dándole la comida a las vacas y disfrutando del sol, como en su infancia.