Estaba todo sumido en la oscuridad, hasta que, una pequeña mota de luz hizo que todo se volviese mas brillante, mas claro. Entonces, en esos momentos, abrí los ojos con pereza y confusión, parecía que no sabía donde estaba. Me incorporé del suelo y observé el espacio que me rodeaba, con el rostro cansado. Al vislumbrar y descubrir donde me situaba, mi corazón dejó de latir por unos instantes, pero no por el miedo, sino por el hermoso sitio en donde me encontraba. En frente de mis ojos grises observé unas gigantescas montañas heladas, cubiertas de nieve blanca, y un poco más a lo lejos vi una hermosa cascada, fluyendo con fuerza, sin detenerse, ni si quiera por un instante. El cielo brillaba con fuerza y las nubes se movían a causa del viento. Estaba sin palabras ante lo que mis ojos estaban observando, me fascinaban la naturaleza y los animales. Avancé unos pasos hacia delante y sentí que alguien me vigilaba de cerca. Justo cuando me di la vuelta con agilidad, unas patas de animal salieron de un arbusto, desvelando a un lobo negro del color de la noche. El terror apareció en mi rostro cuando vi como el lobo daba unos pasos lentos hacia mi, haciendo que mi corazón latiese mas fuerte y rápido que nunca. Para mi sorpresa, el lobo no me hizo nada, y se sentó dócilmente en el suelo, esperando pacientemente a que reaccionase, pero lo único que me dijo mi instinto fue que corriera, y corrí por donde me guiaba el viento.
En lo único que podía pensar en esos momentos era que no podía detenerme, porque el lobo que había visto hacía solo unos minutos me podía estar siguiendo, con alma de depredador, y cuando me alcanzase me devoraría con esos dientes afilados como navajas. Cuando pensé que ya había corrido lo suficiente, paré en seco enfrente de un gran sauce. Mi corazón estaba alocado bajo mi camisa, desgarrada a causa de haberme arañado con los arbustos y las ramas de los árboles, mis piernas estaban doloridas y cansadas, con agujetas, a causa de la carrera que me había pegado. Miré atenta a mi alrededor con mis ojos del color de la luna, que ahora se situaba al lado del sol, pero, ¿ como era eso posible? me pregunté interesada. Mis sentidos se pusieron alertas al escuchar un crujido de una rama justo detrás de mi. Me di la vuelta y me encontré con el lobo negro que había visto hacía solo unos instantes, pero el gruñó:
- Tranquila humana, no te haré nada— el lobo había... ¿ hablado?— Y si, estoy hablando, ¿ estas sorda?— dijo con un toque de sarcasmo en su gravísima y hermosa voz lobuna.
No sabía como, pero cogí de mi pantalón una daga afilada y apunté al animal con manos temblorosas. Una gota de sudor recorrió mis mejillas cuando el lobo se puso de pie, como un humano, y enfrente de mis ojos apareció un chaval alto, musculoso, con el pelo marrón claro y ojos color miel. Todo en el irradiaba picardía, arrogancia, sabiduría, que es seguro y decidido de si mismo y tiene la suficiente valentía por dar todo por las personas que ama, tenía un rostro hermoso, pensé.
-Gracias por los cumplidos chica—dijo sonriendo con una mirada sensual— si no te importa, mejora tu aspecto—dijo señalándome con gracia felina— a mis preciosos ojos no les agrada demasiado ver... eso.
Insoportable imbécil, pensé indignada. Tampoco estaba tan mal... pensé
- Oh si, si lo estás chica—dijo— toma esto.
No sabía de donde había sacado esa ropa, pero me lanzó un pantalón corto suelto y fresco de color azulado junto con una camiseta de manga corta del mismo color que los pantalones. Me dio la vuelta y le dije al chico:
- ¿ Te importa? — dije cabreada ante el comentario anterior— Me quiero cambiar sin que un insoportable imbécil me esté mirando.
El entrecerró los ojos y se relamió los labios, desafiándome.
- Eso ya me lo has dicho antes.
Estuve a punto de coger mi zapato y lanzárselo contra esa cabeza hueca, en donde no tenía que haber nada dentro.
-Atrévete.
-¡Deja de leerme la mente!
Me fui cabreada e indignada detrás del sauce. Eché un vistazo, asomándome a ver si ese tío seguía ahí. Y así era. Hice una mueca ante la risa que salió de los labios del chico. Tímidamente, me fui cambiando, poniéndome la camiseta y los pantalones. Me coloqué correctamente el pelo revuelto que me llegaba hasta los hombros. Cuando terminé salí de detrás del sauce y observé que el chico todavía seguía ahí parado como un pasmarote, cruzado de brazos.
- Oh por dios...
Me metí detrás del sauce de nuevo, y esquivé su mirada cuando fue a observarla. El chaval se inclinó hacia un lado y giró un poco la cabeza, dejando caer ese pelo tan sedoso de color castaño como la luz dorada que desprendían los rayos del sol, alto en el cielo, resplandeciente. Seguía cruzado de brazos, marcando la obvia realidad de sus músculos fuertes, me recorrió un temblor a lo largo de toda la columna vertebral cuando sus ojos se movieron en busca de mi mirada. Realmente estaba asustada. No conocía de nada a ese muchacho y ya estaba siendo... amable conmigo, por así decirlo. Me apoyé con fuerza sobre el grueso tronco del árbol situado detrás de mi y tensé la espalda, cerrando los ojos. Escuché unos pasos, los pasos del muchacho, y se estaban alejando, poco a poco, de mi. Respire aliviada, con el corazón a punto de salírseme del pecho. Eché un breve vistazo, haber si era cierto que se había ido, y vi que no había nadie, simplemente el breve sonido del viento alzando las hojas rojizas y anaranjadas que estaban tiradas en el suelo. Por un momento quise sentirme contenta de no volver a verle, pero no podía evitar sentir pequeños tirones de tensión en el rostro cuando comencé a pensar en el mientras me dirigía lejos de allí, pero ni si quiera sabía a donde estaba yendo.
ESTÁS LEYENDO
Claire y el lobo
AdventureClaire es una chica que se despierta en medio de unas montañas heladas, y no sabe nada y no se acuerda de nada, solo de su nombre y de sus padres, de lo que sucedió antes en su vida no. Tendrá que averiguar su pasado para descubrir cosas que la hará...