Capítulo 12

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Había acabado empapada por la lluvia que nos cayó encima. Pero eso no hizo que Satter no realizase su entrenamiento de caza. Vi como había corrido a una increíble velocidad, superando a todo el que intentara superarle. Yo querría haber seguido viéndole, pero tuve que ir a refugiarme rápidamente, la lluvia me caía sobre la ropa con pequeñas pero furiosas gotas de agua cristalina. Como había seguido a Satter para observarle mejor, tuve que caminar más, sola, pero las enormes y corpulentas copas de los hermosos árboles me protegieron de la tormenta que me amenazaba. Estaba andando tranquilamente, escuchando el agua caer con furia sobre mi cabeza, que la tenía protegida por la capucha de mi sudadera. Iba en pantalones cortos, y empecé a tiritar y se me puso la piel de gallina. Sentí el amuleto que me regaló Amira posado sobre el hueco de mi cuello, congelado, pero la piedra brillaba con intensidad, iluminando mi camino. Seguí caminando, todo recto, pateando las hojas que estaban pegadas al suelo. Escuché el crujir de un rama detrás de mi, y me di la vuelta, sujetando el amuleto entre mi mano. Enseñé los dientes al ver quien era. Kyle seguía igual de atractivo, con el pelo negro color azabache como el mío recogido en un moño, y unos mechones revoltosos caían sobre su frente y sienes. Estaba apoyado en el tronco de un árbol, con una espada en la mano. Levantó la mirada y al ver su cicatriz, me recorrió un escalofrío de terror por toda la columna vertebral, era aún mas letal y horrible de lo que recordaba. Me recorrió los ojos grises brillando de rabia con los suyos, de un azul muy intenso, hermoso. Sujetó con la otra mano el filo de la espada, con cuidado de no cortarse, y con la otra sujetaba la empuñadura de color plata, que resaltaba el color negro del filo. Sonrió divertido y malvado.

- Vaya vaya... — se acercó a mi y yo me quise alejar, pero mantuvo su mirada tanto tiempo sobre mi cuerpo que no se que hizo que no me apartara— Nos volvemos a encontrar— pegó su cuerpo al mío, y sentí que estaba frío, helado...

Quería apartarlo de mi a empujones, pero había algo que hacia que quisiera seguir haciendo esto. Pero no estaba bien. Clavó la espada en el suelo y puso sus manos fuertes y huesudas en mis caderas. Me temblaban muchísimo las manos, que las tenía pegadas a cada costado de mi cuerpo aturdido por el frío que desprendía el de Kyle. Acercó sus labios a mi oreja y me mordisqueó el lóbulo. Me dolía la cabeza a horrores, yo no quería hacer esto, el me estaba obligando, me estaba manipulando. Le puse una mano en el pecho, intentando alejarle, pero el la atrapó en la suya. Se me estaba nublando la vista, me estaba hechizando para que me acostara con el. El amuleto. Tenía que apretarlo... Me fallaban los sentidos. No me centré en el tacto de sus labios sobre mis clavículas y cuello y me centré en salir de esa situación. Pero tendría que seguirle el juego, o sino... no saldría viva de aquí. Me metí en el papel y le puse una mano por debajo de la camisa y acaricié su pecho con un dedo, sensualmente. El tenía el corazón alocado debajo de la camisa. Entonces, fue el momento en el que apreté la piedra que brillaba con fuerza, y sentí como mi cuerpo cambiaba por completo. El se apartó con una mirada teñida de rabia, viendo cómo mi cuerpo se iba transformando. Mis piernas se transformaron en patas con garras afiladas al final, con el pelaje negro. Mi cuerpo se volvió más largo y esbelto, elegante. Una cola negra de más o menos un metro de largo se situó en el extremo final de mi lomo, y mi cabeza se volvió más grande. Mis ojos se volvieron de un color verde oscuro y unos dientes afilados estaban dentro de mi boca. Yo era... 

Una pantera.

Claire y el loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora