Satter y yo caminábamos dados de la mano, la luz del alba bañando nuestros cuerpos. Sus manos estaban callosas, pero a mí no me importaba, es más, su roce me hacía cosquillas y eso me gustaba. Entonces, nos encontramos con Kyle, hablando con Amira. Satter apretó más el agarre en mi mano, y yo le miré un poco preocupada por lo que pasaría, pero Kyle parecía... normal, sin ganas de matar a nadie. Todavía seguía teniendo el torso vendado, la herida estaba curada pero dejaría una gran cicatriz. O eso me dijo Amira cuando observó mi estado. Parecía muy preocupada y enfadada a la vez. Kyle estaba con el pelo negro suelto, revoltoso, cayendo sobre su cara, y... lo que más me sorprendió es que, cuando terminó de hablar con su madre, se abalanzó sobre sus brazos y lloró contra el hombro de Amira. Ella también lloró, y se abrazaron durante muchos minutos seguidos, disfrutando del contacto después de no haberse hablado ni mirado durante tantos años. Pasamos por su lado y no les interrumpimos. Me sentía pequeña por la altura de Satter, y cuando vi como miraba a su hermano, contento, sonrió demasiado feliz para expresarlo con palabras. Yo me puse más cerca de el y me miró desde arriba. Me besó la cabeza. De repente, se puso detrás de mi y me tapó los ojos con las manos. Yo me reí. Sentí su mirada penetrante en mi nuca.
- ¿A donde me llevas? —pregunté, muy curiosa y sorprendida.
Rió entre dientes, pícaro, y dijo:
-Tu sígueme, ya lo verás—el tono de su voz me hizo ponerme aún más tensa.
Me agarraba por los hombros y me guiaba para no chocarme con los árboles cercanos. Yo me fiaba de el. Sentía que en cualquier instante la oscuridad me devoraría por completo y desaparecería. Me sentía un poco mareada por el simple hecho de no poder observar el cielo azul, pero mantuve la calma y dejé que me siguiera guiando. De repente, se paró, parándome con el, y se pegó a mi espalda. Apartó las manos y me dejó observando un paisaje hermoso, el primer sitio donde nos habíamos conocido... observé todo con mucha atención, amaba este lugar, me fascinaba su belleza. Delante de mis ojos grises como la luna llena había unas monatañas heladas con los picos afilados y letales llenos de nieve pura y blanquecina. Un frondoso bosque se situaba a cada lado de nosotros, y una cascada se situaba más lejos de las montañas, la furiosa agua chocando con fuerza sobre las rocas, amenazante. Se escuchaba el silbar del viento en mis oídos, un canto dulce y amargo, que me hizo estremecer. Todo seguía igual, todo como lo recordaba.
-Recuerdo este sitio...
El estaba mirando todo con la misma atención que yo, y dirigió su mirada a la mía lentamente, y sonrío.
-Te traje aquí porque sabía que te acordarías, además... — se rascó un poco la cabeza y bajó la mirada para después de segundos subirla de nuevo, y encontrarse con mis ojos brillando— Quiero que aprendas a volar, a transformarte en un animal en específico, como yo.
No me apasionó mucho la idea, simplemente porque ya me había transformado en una pantera y nada de lo que sucedió acabo bien. Yo acabé mal herida. Entonces, como si me hubiera leído el pensamiento, que seguramente fue así, murmuró, impaciente:
-No te preocupes—dijo con voz tranquilizadora.
Se acercó más a mi y cogió de nuevo su mano huesuda caliente en la mía fría. Me miraba intensamente.
-Estaré contigo. Lo prometo...— besó mi frente y su calor me reconfortó— No me separaré de tu lado. ¿Confías en mi?
Asentí con la cabeza, aunque estaba asustada, y se podía notar perfectamente en mis ojos grises, palpitando sin control. Mis pupilas se movían excesivamente rápidas, muy nerviosas, ensanchándose y volviéndose pequeñas a cada instante. Sentí su otra mano en mi espalda, para tranquilizarme.
-Lo prometo—repitió.
Su voz era tan dulce que me hacia sentir enferma, pero asentí con la cabeza, todavía asustada.
-Piensa en un animal con alas, en la forma de su cuerpo, su pico, sus alas, sus patas... y imagínate cómo el, como serias siendo ese animal, y lo lograrás, créeme. No te dejes ningún detalle, ¿entendido?
Asentí de nuevo.
-Cuando estés lista, salta al vacío, yo te seguiré.
Esas palabras me hicieron tensarme, pero de todos modos lo hice. Un águila... sus hermosas alas extendidas a lo largo brillando en el cielo... su pico amarillento, sus largas y flacas patas arrugadas anaranjadas, sus ojos verdes letales como el filo de un espada. Su alma libre cuando vuela y planea sobre el cielo lleno de nubes... Libre. Tenía los ojos cerrados. Y los abrí de golpe. Sentí un cosquilleo por toda la espalda, y me dio un impulso de saltar, y así lo hice. Corrí con la mayor rapidez posible, moviendo las piernas a una velocidad imprsionante, y cuando miré al vacío que estaba a mis pies, no me acobardé, y salté, con el corazón en la garganta, y el viento desgarrándome la piel.
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Claire y el lobo
AdventureClaire es una chica que se despierta en medio de unas montañas heladas, y no sabe nada y no se acuerda de nada, solo de su nombre y de sus padres, de lo que sucedió antes en su vida no. Tendrá que averiguar su pasado para descubrir cosas que la hará...