- ¿Vas a querer más?
Me estaba comiendo una galleta que me había ofrecido Amira, con pepitas de chocolate, y estaba buenísima.
Lyah me miraba con esos ojos hermosos con una sonrisa en el rostro. Parecía más abierta con los demás. Sonreí un pelín y partí la galleta a la mitad y se la tendí. Ella lo cogió sin rechistar mientras me agradecía y se iba con su amiga del pelo rubio y los ojos grises a dar un paseo. Sentí pasos detrás de mi. Me giré y descubrí a Amira mirándome agradable, como siempre. Entonces pensé en Satter y lo ocurrido el otro día... el beso con su hermano. Se situó a mi lado
- No te preocupes, ya lo sabia, el... — miró hacia abajo y luego subió de nuevo la mirada — siempre ha sido un engreído y arrogante. El hermano de Satter. Kyle.
La miré perpleja, con los brazos cruzados, atenta.
- Y más después de lo que pasó...
-¿Que sucedió? —realmente estaba sorprendida, quería saber más sobre ello.
- Su padre le hizo la cicatriz que tiene en el ojo, y él prometió matarle.
No dije nada. Simplemente miré al frente y suspiré un poco.
- No le hemos visto desde entonces, y han pasado seis años desde entonces—su voz no sonaba apenada por el hecho de no ver a su amante, estaba furiosa— mi hijo se convirtió en lo que es ahora por su culpa. Se escapó de casa cuando tenía trece años... —murmuró triste— y ahora tiene diecinueve años.
Tiene mi misma edad, pensé.
-¿Es el hermano pequeño o el mayor?
-El pequeño, nació primero Satter. Solo se sacan dos años.
-No le he visto desde que se fue...—susurró— Y se que el quiere verme, pero no se atreve. Pero sigue por ahí, no anda muy lejos, querrá volver a manipularos, así que toma esto—dijo, y extendió su mano estirada y puso un amuleto en forma de círculo sobre mi palma— Puedes utilizar esto cuando te encuentres en problemas.
Me sonrió con los ojos color avellana verdosos achinados y me lo colgué sobre el cuello.
-Satter va a ir a realizar unas pruebas para cazar, ve a verle si quieres, está al pie del río justo donde entrenó el otro día a los chiquillos.
Asentí con la cabeza.
- Gracias por prestarme el amuleto, Amira.
Ella me puso la mano sobre el hombro, dulcemente.
- Es un regalo.
Abrí los ojos por la sorpresa. En la orilla había cinco chicos, todos altos, con hombros anchos y músculos definidos, al igual que la espalda. No llevaban camisa, y tenían el pecho pintado con espirales negras, que hacían círculos y curvas preciosas. Entre ellos descubrí a Satter, con el pelo castaño despeinado, algunos mechones cayéndole sobre la frente. Tenía el torso pintado con pintura negra, y una raya blanca recorriendo el medio de su labio. Llevaba unos pantalones de cuero negros, marcando sus fuertes piernas. El se dio cuenta de mi presencia y yo le saludé. Me dedicó una sonrisa de reojo mientras estaba atento de las instrucciones que le daba un hombre cuya edad era mucho más elevada que la de ellos. El cielo se estaba tornando negro, y unas enormes nubes de tormenta se estaban acumulando encima de nosotros. Al cabo de unos minutos, empecé a sentir leves gotas de agua cayéndome en la nariz, y llovió a cántaros, pero los chicos lo dieron todo mientras corrían entre los árboles, y las sombras los observaban desde las esquinas. Satter me dirigió una sonrisa satisfecha cuando salió corriendo, alejándose de mi cada vez más, y sentía la falta de su presencia desde que vi como corrió con una rapidez impresionante y partía el suelo como un rayo parte el cielo a la mitad en una noche oscura de tormenta
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Claire y el lobo
AventureClaire es una chica que se despierta en medio de unas montañas heladas, y no sabe nada y no se acuerda de nada, solo de su nombre y de sus padres, de lo que sucedió antes en su vida no. Tendrá que averiguar su pasado para descubrir cosas que la hará...