¿Con qué sueña un Santo?

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Mugrosas, sucias y feas.

Arañas peludas, recorriendo mis pies, intentando alcanzar mis piernas.

Noto mi estomago rugir, y mi garganta estremecerse, mi cuerpo ansía vomitar el almuerzo.

Con mi dedo indice repaso mis labios, y descubro sus grietas con sangre seca a su alrededor.

En medio de infinitas tinieblas hayo a mi cuerpo bajo una cruz, observo su rostro.

Es igual al mío.

Con la ayuda de una escalera y un par de cuerdas, lo cuelgo de la cruz.

Abre los ojos atemorizado, y sus pupilas se dilatan.

Las venas de sus ojos se hinchan rojas.

Se mueve violento, para deshacerse de las ataduras que le privan de libertad.

Cojo tres clavos negros, y un martillo blanco.

Le crucifico, y la dicha recorre mi cuerpo.

Su sangre desprende un olor a vino.

Las pulsaciones de mi corazón, aceleran.

Me enamoro de los gritos que huyen de su boca, tan agonizantes, tan perfectos.

Su torso, me inspira, y el deseo de pintar nace en mis entrañas.

No encuentro pinceles. En su lugar encuentro un cuchillo gris de filo frío.

Empiezo a cortarle la carne, sin causar heridas profundas.

De su cuerpo huyen tantos litros de sangre, que me visto con ellos.

-¡Hossana! ¡Hossana en el pecado!-grité.

Y una divina luz iluminó el cuerpo desfigurado colgando muerto de la cruz.

Dirigiéndome a Dios, susurré:

-En tu nombre, Padre, en tu nombre.

girasoles caídosWhere stories live. Discover now