Amor

6 1 0
                                    

Flor que florece del capullo,
Y capullo el hombre que me hizo temer tu sexo.

Has reinado, y reinas, mi vida.
Sin medida, sin tiempo, sin plazos.
Marcándote como nadie antes,
Entre los huecos de mi cuerpo.

Haciendo que me estremezca
Al sentir tu respiración en mi clavícula.
Sintiendo tu latir en mi pecho y conectándose con el mío.

Flor que nace y florece,
Amor que no tiene rencor.
Rencores a amores pasados que duelen,
Pero que me han llevado a ti.

Quizás eras tú,
Amor desenfrenado y desmedido,
A quien tenía que conocer
Para poder encontrarme a mí.
Y saber qué quiero.

Que como dice Neruda en su soneto veintidós:
"Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria."
Te amé al segundo de que me dijeses
"Te quiero".
Y supe ahí, en ese instante,
Que ya no era querer lo que siento,
Sino un indescriptible deseo de tenerte,
De ser siempre tuya. De no perderte.

Comencé a temer la despedida,
Y grabé tu rostro en mi memoria.
Evitando así poder olvidarte.
Eres esa parte de la historia que tiene que ser contada,
Ese amor adolescente del que todos hablan.
Pero uno puro y sincero,
Sin llantos ni duelo.

Eres la parte de mi vida
Que jamás desearía olvidar.
Y sé que, en cierta medida,
Somos uno hasta el final.
Aunque los caminos que nos lleven a Roma,
Se separen justo a la mitad.

Seguiré recordando tu mirar,
Y volveré a recorrer con mis yemas
El camino que las tuyas recorrían,
Justo antes de hacerme tuya,
Cada lunar de mi cuerpo.

Flor que nace, florece y se marchita.
Flor que sigue el transcurso de la vida.
Pero siempre flor que nunca se olvida.

Eterno el recuerdo y la huella que dejas en mi.
Eternas las ganas de reunirme contigo,
Eterno, siempre, el amor.
El nuestro.

RECOVERYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora