Capítulo 01 🌕

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CAPÍTULO 01.

Call to the Wild;
Meg Donnelly, Chandler Kinney

y Pearce Joza

Invierno de 997.

Doce meses para la luna oscura.

REINO PÉTRA
WESTERS

Entre los sábados al final del día y todo el domingo son sus días de descanso en la semana, los cuales aprovechan para reposar o, y seguir entrenando por cuenta propia para mejorar.

En la academia Anführer und Heulen, situada en el castillo de Wer Leuchtet, entrenan a jóvenes y niños huérfanos, los que no tienen manada, para sobrevivir. También hay chicos de raza humana abandonados que están dispuestos a ser cambiantes. Los educan, los preparan para la vida dura que hay fuera de esos muros.

Todos ahí saben lo que son, los peligros que hay allá afuera. Y si van a regresar allí, prefieren estar prestos para enfrentarse a enemigos naturales.

En un sábado como cualquier otro, varios reclutas de Anführer und Heulen se amontonan a mitad de la noche para presumir y mejorar sus habilidades con sus compañeros. Marianela es una, y nunca se pierde una pelea, a excepción de las veces en las que no dejan salir a los que aún no han tenido su primer cambio en noches de luna llena.

Aparta de su cabeza el gorro de su capa escarlata. El viento azota con fuerza su caballo café. El ambiente es helado y anuncia la llegada del frívolo invierno, del cual la nieve no deja ni el más mínimo rastro. Ya no.

Ella, como los demás licántropos que aún no han pasado por la primera transformación, usan ropas abrigadas, ya que ellos sí pueden percibir la gelidez como un humano normal. Los que ya tomaron forma lobuna lo sienten, pero no se inmutan en tiritar porque sus bestias internas les brindan el calor en tiempos de baja temperatura.

La caja tubular en donde guarda sus flechas cuelga tras su espalda y en la mano diestra tiene sujetado su arco. Su arma favorita.

La mayoría del tiempo piensa en que parecen cazadores así. Sin embargo, entiende que tuvieron que mejorar sus técnicas contra ese enemigo: El hombre cazador de entes que a lo que ellos etiquetan como antinatural ha mejorado sus tácticas, fortalecido sus armas.

Los imponentes muros de piedra ya no eran un émulo.

Así que los licántropos del mundo tuvieron que tomar las riendas e intentar superar al enemigo. Crearon sus propias armas, similares a la de sus acechadores. Empezaron a practicar el entrenamiento de combate. E hicieron alianzas entre manadas.

Sintiéndose más seguros. Dejar de vivir con miedo al estar protegidos y preparados para el próximo peligro.

Esto iba a prometer que los seres vivieran en paz, olvidando la costumbre de mirar detrás suyo para recrear un nuevo comienzo, dejando de lado las armadas y las constantes batallas.

Y aún así, todos los días se alistan como si fueran a ir a una guerra.

Nada ni nadie podría cambiar esto. Ni siquiera el supuesto milagro legendario predicho hace más de un milenio.

El Recuerdo del Mal © | 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora