Capítulo 11 🌕

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CAPÍTULO 11

NUNCA LE DES LA ESPALDA A LA NOCHE

Primavera de 998.

Diez meses para la luna oscura.

REINO PETRA

BOSQUE ASHBANE

Las sombras nos acechan.

Nos atormentan en futuro, pasado y presente; en la vida y en la muerte, hasta las que se vienen.

No nos abandonarán hasta deshacer cada rastro borroso de pureza, de vileza, trastornándolo en un punto medio, gris, poco entendible, incoherente y sin balance.

No es malo. No es bueno.

¿Entonces cómo debemos llamarle? ¿El punto intermedio?

Gennedy West es mil veces testigo de ello y vuelve a serlo esta misma noche.

Las visiones nuevamente atacan a la todove, la martirizan, la ponen a sufrir toneladas de agobio y desesperación. Siente que se ahoga en ese trance, en un sueño profundo del cual no es capaz de despertar hasta que se termine; siempre tan eterno.

El sufrimiento ajeno que arranca sus entrañas desde adentro lo manifiesta con un largo y potente grito agónico que espanta a las aves en la madrugada, elevando sus alas recién despertadas en el cielo azul oscuro.

Calvin se despierta de un salto, asustado con el repentino ruido agudo. Por otro lado, Bakary ya se había despertado por los quejidos que emitía la augura híbrida antes de su psicótico ataque.

—¡Qu- qué pasó! —El niño exclama, exaltado y con el corazón latiéndole a mil, todavía impresionado. Observa a la augura retorciéndose en el espacio que eligió para dormir la noche anterior.

—Tiene estos ataques lunáticos al menos cuatro veces por semana, si no es que cinco —gruñe la quimera, hastiado de que esto ocurra—. No entiendo cómo es que aún no se ha vuelto demente.

—No digas eso. ¿No ves que sufre? —Calvin lo riñe, entrecerrando sus pequeños ojos sobre los hirvientes de Bakary.

Él sólo revolea los ojos y, sin intensiones de arriesgarse a salir ileso, comienza a llamar a papá cuervo una vez de pie—. ¡Geteilt! ¡Geteilt!

«Que venga a atender a su desquiciada hijita»

El cuervo no tardó en aparecerse por sobre las copas espesas de los árboles. De sus garras cuelga un canasto de tela en el que trae los ingredientes del tranquilizante que María usaba para apaciguarla.

A dos metros cerca del suelo, una sombra negra rodea al ave; ésta se extiende a medida que el cuerpo en su interior crece hasta portar su forma original: una persona más, un diabólico vampiro.

No es la primera vez que Geteilt Garb se transforma en otra cosa que no sea en un pájaro en estas semanas de viaje. Cuando Gennedy lo necesita a él, está allí, sin importarle el que esté en peligro su identidad.

—¡Sujétala, Bakary! —El vampiro le exclamó, hastiado de tener que repetírselo cuando los episodios de Gennedy West se repiten.

Con un suspiro cansado, la quimera obedece, poniéndose de pie y camina hasta parar acuclillándose a un lado de la chica agonizante. La agarra de las muñecas mientras que el niño, Calvin, lucha para mantener quietas las piernas de la augura con su cuerpo imponiendo peso.

El Recuerdo del Mal © | 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora