Capítulo 13 🌕 (Parte 4)

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CAPÍTULO 13

NO PUDE EVITAR QUEMARLOS EN LA TORMENTA

Primavera de 998.

Nueve meses para la luna oscura.

REINO PETRA

BOSQUE ASHBANE

Sus orbes grisáceos quedan expandidos después de perder el conocimiento y la mano que tenía extendida hacia sus agresores aterriza sin fuerzas, con la intensión de levantar su magia de hada contra ellos.

—Me... ¿Meridia? —Marianela la sacude mientras los demás a su alrededor consiguen apartar la primera cadena enrollada en el cuello de la híbrida—. ¡Meridia! ¡Despierta!

La inmutable siente el corazón encogerse de miedo. Aún sigue viva, pero su pulso está al borde del paro.

La supervivencia trae consigo sus consecuencias. La supervivencia es para todo aquel habitante de este mundo, está en todo lo que hacemos para seguir adelante, luchar por el propósito de una mejor vida, o por lo menos tener unas migajas de pan para no morir de hambre. Pero hay quienes no tienen la dicha de resistir por mucho tiempo. Y, por primera vez, no sabe cómo lidiar con esto.

¿Cómo salvará a su amiga cuando se halla entre la espada y la pared?

O mejor dicho: entre la flecha y el suelo.

Alza la cabeza ante el sonido que hace la cuerda cuando se tensa. Presencia con claridad que el filo de la punta de plata es dirigida con dirección a su cráneo, siendo ella el primer objetivo, y luego serían sus compañeros, uno a uno, hasta que no quede nadie.

Escoria efímera...

Eivy Shyne es una de los que sostienen las gruesas cadenas de hierro, quedando al frente del equipo armado que tira contra los no mutados que también halan del otro extremo para impedir que se lleven a la abominación alada.

Sus dientes chirrían por la presión impuesta en la mandíbula mientras usa toda su fuerza, y podrá tener más, pero solamente si esta noche impresiona a su padrino matando a no solo un licano, sino que dos o tres, ya que a ella se le exige más al ser entrenada por el líder en persona.

En cuanto la inicien como una verdadera cazadora será más fuerte.

Es lo que siempre ha querido.

Eivy percibe algo inquietante, como la sensación de ser observada. Es algo que se ha desarrollado más con el tiempo, debido a que Iron Woodward siempre está juzgando cada paso suyo. Así que, a primera vista, encuentra a quien la mira con tanta intensidad.

O peor... con tanta ira y con ganas de degollar.

Es la licántropo no mutado de la capa escarlata la que los ve a todos de forma tan despreciante, deteniéndose más en el compañero de caza de Eivy que está dispuesto a atravesarle la cabeza.

—¡Eivy! No estás ayudando, mejor quítate —masculla un muchacho un poco mayor que ella a su espalda, airado por la incompetencia de la favorita de Woodward.

—Eivy, presta atención. —Iron le hace una seña a su ahijada para que se aproxime a él y al chico pelirrojo de semblante inexpresivo que trata de elegir a cual de las bestias licanas disparará primero.

Shyne se pone de pie y avanza hasta quedar junto a ambos. Al devolver el enfoque a la castaña de capucha roja, nota que tiene los ojos oscuros puestos en ella, como si estuviese grabando cada detalle de su rostro para no olvidarla jamás. Esa frialdad le genera escalofríos.

El Recuerdo del Mal © | 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora