Capítulo 12 🌕

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CAPÍTULO 12

ATRAPADO EN UN MAL SUEÑO

Primavera de 998.

Nueve meses para la luna oscura.

REINO PETRA

WESTERS

Todos los demonios vienen en distinta forma. Ellos no escuchan, no paran de clamar con frío tacto tus temores más oscuros y profundos, los mueven, aun si su objetivo era hacer que su víctima perdiera la cabeza, no se detendrán hasta que pongan punto y final a su vida, o que estos mismos se den cuenta y actúen rápido para poder superar la tortura sometida.

Este es otro tipo de demonio. No es uno mental que se lucha para superarlo. Es real. Está presente en todo momento, todos los días, a todas horas. Lo mata todos los días con su veneno y lo condena con cada vida que toma.

Y resulta, que hay un segundo demonio. Era aquel que alguna vez llamó padre y lo coaccionaba a cosas depravadoras que terminaron por volverlo otra persona rota y monstruosa que camina en este mundo, sin saber a dónde pertenece de verdad.

Jareth Wilde avanza entre la tenebrosidad del Bosque Ashbane, solo. Como siempre, cargando su espada, sólo que esta vez está cruzando sobre la espalda. Una bolsa de tela gruesa también tiene su correa pasando del hombro derecho al costado izquierdo.

—Cierra los ojos...

El licántropo oye el inicio del canto de una voz infantil y ligera.

—No hay por qué temer...

La reconoce de alguna parte. Sus recuerdos de cuando era un niño pequeño son borrosos y no se acuerda de los detalles, pero en su mente busca y busca de dónde la habrá oído antes.

Avanza con más prisa, yendo a la fuente tonada.

Casi no hay estrellas en el cielo y una luna creciente que, por alguna razón, lo hace temblar de escalofríos. Quizá sea porque le recuerda a la macabra sonrisa de oreja a oreja del segundo demonio que pretende doblegarlo.

«Cuida de mí en las noches

y en el día vendré a ti.

No me dejes aquí solito

que no podré volver a dormir.

Por favor, quédate a mi lado

que lo eres todo para mí»

Entonces, ve una pequeña silueta entre los árboles. Percibe la presencia de la persona de baja estatura cada vez más fuerte, pero su aroma se deslustra con la metálica esencia de la sangre.

Jareth se aproxima con cautela. Al estar a pocos pasos, extiende su mano temblorosa para tocar el hombro del niño de espaldas a él.

—Niño, hey —llama su atención, sacudiendo su hombro un poco—. ¿Te perdiste?

No hubo respuesta inmediata. Hace rato había dejado de cantar. Su respiración es entrecortada y los pálpitos de su pobre corazón son muy veloces. A algo le está temiendo, pero no es al Demonthrope detrás de él.

—¿Cuál es tu nombre? —Vuelve a preguntarle al no tener respuesta de lo anterior.

—Viene por ti —susurra muy bajito y se le escapa un sollozo—. Está muy cerca, Aryan. Pronto estarás bajo su poder como antes. Pero si no lo consigue... yo seré el siguiente sacrificio.

El Recuerdo del Mal © | 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora