Cuatro años atrás | 1 de Septiembre de 1385
Seokjin estaba emocionado cuando llegó a casa. En su mano cargaba con un paquete de pastel de arroz dulce y en la otra, el regalo de cumpleaños de Jungkook.
Su padre estaba en una campaña, en la frontera de China y como ya hacía varios años, se iba a perder el cumpleaños de su hijo menor. Por lo que Jin, como todos los años, se había propuesto hacer de ese día, uno bueno para su hermano menor.
Como era costumbre, el menor se encontraba en el jardín entrenando. Su padre había sido tajante en exigirle que lo que trabajase sea más de lo que descansase, y que entrenase como si su vida dependiera de ello. Por lo que Jungkook, tomando al pie de la letra las palabras de su progenitor, se pasaba día y noche entrenando con su espada y cuerpo, con los guardias de la villa de su familia.
Jin debía admitir que era muy bueno. Para tener sólo dieciséis años, tenía una fuerza casi brutal que podía vencer a hombres mucho mayores que él y con más experiencia, dejándolos aplastados, jadeando en el suelo.
Jungkook siempre fue su adorable hermanito menor, con su cabello castaño rebelde y sus adorables dientes que se asomaban graciosamente cada vez que sonreía. Era atento con él y siempre estaba pendiente de las necesidades de Jin, a veces parecía que él era el mayor, y no Jin. Sus ojos oscuros, brillaban con adoración cada vez que lo veían y sus manos eran suaves cuando lo tocaban.
El Jungkook que estaba en entrenamiento, era totalmente opuesto al que él relata. Su mirada era fiera y dura, analizando cada movimiento de su adversario, para acabarlo. Cada vez que golpeaba con su espada, lo hacía con fuerza y determinación. Jin podía ver cómo el chico no atacaba para desarmar o ganar, atacaba para matar. Parecía que su fin, era destruir a quién sea que tuviese en frente.
Y era condenadamente bueno en eso.
Desarmó a uno de los guardias, sin dejar que el otro contraataque, lo golpeó tan fuerte en la cara que lo dejó fuera de combate en el suelo. De forma ágil, saltó sobre la espalda de un segundo adversario, lo tiró al suelo para quitarle el arma, mientras que con su espada, luchaba contra un tercero y un cuarto, haciendo rugir el metal.
El sudor caía por su rostro, pero su vestimenta era impoluta y su aura oscura. Incluso siendo el menor de todos los allí presentes, Jungkook tenía ese "algo", que lograba causar respeto y atención de quienes lo rodeaban.
Luego de acabar la lucha con otros guardias, se tomaron un descanso después de haber estado toda la mañana y la tarde entrenando. Jungkook se veía cansado, con el rostro serio y los músculos acalambrados, pero cuando se acercó a Jin, una sonrisa sincera se dibujó en su rostro.
—Eres temible, Kookie.
El menor sonrió más amplio y lo golpeó jugando en el hombro.
—Eso es porque no te has visto a ti en un espejo cuando estás molesto. Eso es temible, hyung.
Ambos se rieron y el mayor arrastró a su hermano hacia los baños, en dónde lo obligó a tomar un baño con agua fría, mientras que Jungkook lo maldecía debajo del agua. Cuando terminó de vestirse, ya caía la noche, así que se dirigió hacia sus aposentos que compartía con Seokjin, desde que empezaron a vivir en la casa de su padre.
Dentro lo esperaba su hermano junto con una caliente cena que tenía todas las delicias favoritas de Jungkook. El castaño no pudo evitar una sonrisa cuando su hermano le deseó un feliz cumpleaños y le entregó su tan ansiado regalo.
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• The King •《Kookjin》[FINALIZADA]
FanfictionLuego de más de cuatrocientos años, la realeza de Koryeo está llegando a su fin. Sobre el reino está por desatarse una guerra civil, y cada quién ya ha decido a quién quiere como nuevo rey. La familia Jeon es de las más poderosas de la época, con u...