Capítulo 13

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5 de Mayo de 1389

Pasaron cinco días de diligencia hasta dar con un pequeño pueblo situado entre las montañas. Por unas monedas de oro consiguió un sitio dónde pasar la noche los tres y comida. También ropa limpia y un mensajero, que por unas cuantas monedas más partió ese mismo día rumbo a la capital con una carta para su padre.

Jungkook observaba a Nia comer, parecía un pájaro por lo poco que ingería. Bebía de a pequeños sorbos y su postura era erguida y tensa.

Ya era la noche cuando Jin dejó la habitación para ir a la previamente rentada para él, por lo que estaban solos.

Evitó pensar en Seokjin, su sola imagen en su mente lo dañaba casi físicamente. Por lo que enfocó sus ojos en la mujer. A pesar de su postura regia, había una desolación en ella, cómo aquellos condenados a la horca que esperan resignados su cruel destino.

—Sé lo que planean hacer. No soy estúpida. Aunque me sorprende que tu hermano esté de acuerdo, ¿o no sabe nada?.

—No creo que pienses que voy a hacer.

—Una princesa viva vale más que una muerta. Y ya me diste una utilidad. —su sonrisa es fría y le da un escalofrío verla. — ¿Seokjin sabe lo que planeas hacerme?

—Fue su idea.

La sorpresa brilla en su rostro, pero al instante la disfraza con una máscara de indiferencia.

—Debo afirmar que estoy un poco impresionada. Es tan posesivo contigo.

—Voy a mantenerte viva. Voy a mantener tu estatus. Sé que crees que soy un monstruo...

—Lo eres. —lo interrumpió Nia.

—Lo soy. Pero aunque no me creas, hay cosas que incluso yo no quisiera hacer. Esta es una de ellas.

—¿Tal repulsa te causo?

Jungkook se quedó en silencio por la sorpresa que le causaron sus palabras. Por lo que tardó unos segundos en responder.

—Por supuesto que no. La repulsa la siento hacia mí. A pesar de mis múltiples faltas, debes creerme que jamás obligue a una mujer a nada.

—No va a funcionar. Mongolia no va a ceder ante ti y perder territorio chino. Si te apoyan, apoyan a los Ming y es algo que mi padre jamás hará.

—Puede ser. Pero me dará tiempo y en estos momentos quizá es todo lo que necesito.

— ¿Vas solo a arruinarme?

—Voy a hacerte mi esposa.

Ella se queda en silencio y la ve revolver su arroz con los palillos, dubitativa. Su pie se movía contra el suelo de la choza, que era de tierra aplanada. Era tan contradictorio verla tan noble, rodeada de la mugre y de lo andrajoso de ese lugar. No pertenecía allí, sintió su estómago apretarse incluso más al darse cuenta de cómo la estaba denigrando completamente.

Como noble y como mujer.

Él era un soldado, mataba para ganar. Aniquilaba a sus adversarios sin piedad, e incluso muchas veces no se regía por las reglas de combate. Su padre le inculcó que cualquier victoria, cómo sea que se haya llegado a ella, es gloriosa. Así que ha matado a hombres desarmados, de espalda, dormidos y hasta sin ninguna posibilidad de defenderse.

Incluso había asesinado niños y mujeres en nombre del nuevo régimen que quería poner en Koryeo, en el cuál quería poner a Seokjin en la cima.

Pero aquello que le estaba por hacer a Nia era todo lo contrario. Iba a mancillar su reputación, degradarla y convertirla en no más que un simple objeto.

• The King •《Kookjin》[FINALIZADA]Where stories live. Discover now