Capítulo 4

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Cuatro años atrás | 28 de Septiembre de 1385

Hacía casi un mes que se habían besado y que Jungkook había tocado con el cielo las manos. También hacía casi un mes que Jin no le hablaba. O más bien no era que no le hablase, lo hacía. Era educado, cordial y atento, como si se estuviera dirigiendo a un miembro de la corte o a alguno de sus profesores.

Era tan educado, que era distante. Hasta frío. Y eso no hacía más que acrecer el sentimiento de desesperación y rencor dentro de Jungkook. El rencor no iba contra su hermano, no se cree capaz de sentir algo así por él jamás, pero si siente una bronca casi incontrolable contra sí mismo.

Si él no lo hubiese besado, nada de esto habría sucedido. Y se detestaba tanto por ello, que el odio propio no era suficiente. Parecía que la onda expansiva de puro odio lo sobrepasaba alcanzando a todos a su alrededor.

Su padre seguía en su campaña, por lo que que el entrenamiento de Jungkook seguía sin terminar. Pero esta vez, el entrenamiento llegó a su auge cuando el capitán de la guardia de su familia, al ver la pura rabia que consumía al menor, decidió darle utilidad a la misma he inició un concurso entre todos los soldados y Jungkook.

El premio eran cien monedas de oro, que salieron de un pozo común entre todos los soldados y todos estaban emocionados por hacerse con él. Todos menos Jungkook, el oro no era su recompensa, sino la sangre.

Era un concurso de lucha con espada, uno a uno, a las afueras de la ciudad, con una multitud deseosa de un buen espectáculo rodeandolos. Jungkook planeaba darle al pueblo lo que quería. Porque no tenía misericordia con nadie y hasta que los hombres no quedaban desarmados y sangrantes en el suelo pidiendo por favor que les perdone la vida, seguía enceguecido con su espada desenvainada, lista para matar.

Pero no todos pedían por su vida, otros eran tan orgullosos como Jungkook, que preferían perecer en sus manos antes que pedir clemencia. Y lo hacían, luego de la primera vez que mató en combate a uno de los guardias, tanto el capitán como la multitud, sabían que Jungkook no tenía reparo alguno en matar.

Al contrario, parecía en un punto que le gustaba tomar la vida de sus contrincantes y que cuando ellos rogaban clemencia se molestaba al no poder asesinarlos.

La sed de sangre era tal, que en la ciudad de Gaegyeong, apodaron a Jungkook el Dragón de Sangre, debido a la espada de oro que siempre utilizaba y que terminaba todos los enfrentamientos, bañada en rojo carmesí, de la sangre de sus contrincantes.

Era imponente verlo iniciar la lucha, con su armadura puesta, su cabello atado prolijamente y su espada brillando impoluta, a la espera de rebanar el cuello de quien osara enfrentarla.

Ese día, el contrincante de Jungkook era uno de los soldados más experimentados del ejército personal de su padre. Le había servido por cuatro años y otros diez había servido en el ejército imperial en China. Era increíble en el manejo de la espada y muy ducho en combate.

Pero a pesar de su poca experiencia, Jungkook se adentró en el círculo de la pelea, cómo quién espera un resultado favorable.

Zhengting estaba cubierto de pintura negra en su rostro y su cabello liso y oscuro estaba suelto, dándole un aspecto salvaje, destinado a asustar a su contrincante. Pero Jungkook no estaba impresionado, sino que listo para pelear.

El primer movimiento lo realizó el chino. Quiso atacar al menor de frente, con la espada desenvainada pero su ataque fue repelido sin mayores inconvenientes.

Y a ese ataque le siguieron cinco más, que Jungkook parecía descartar, como si de molestos mosquitos se tratasen. Y la batalla al séptimo ataque sin resultados se volvió aburrida, hasta que el menor atacó.

• The King •《Kookjin》[FINALIZADA]Where stories live. Discover now