Capitulo 14

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Dedicado a paty2013y14

Estaciono mi auto frente a ese lugar que visite casi todos los días desde que comencé a trabajar para el señor Romano y su firma. Me encanta y me encantara venir aquí siento que es donde pertenezco, puedo ser ruda y fría sin que se ofendan tanto aunque para muchas personas estar en la corte es lo peor. Lo que a mi me gusta es que nunca nada esta quieto, siempre estan caminando de aquí para haya.

Puedes escuchar a todo habla al mismo tiempo, no hay silencio ni momentos tranquilos, siempre habrá un caso o dos o tres que se salgan de control. Es como una obra de teatro ver a la audiencia gritar, otros lloran, los oficiales arrastrando al prisionero, no entiendo como no les gusta venir y ver eso.

Después que Sebastien me contara la situación en la que estaba mi hermana y después que me convenciera de ayudarla puse manos a la obra. Hable con Pía para que hiciera lo que tuviera que hacer para retener a Jenn en la clínica aunque ella ya no lo necesitara, solo de ese modo evitaría que fuera a prisión, más bien fue como arresto domiciliario pero en un cuarto de hospital.

Eh tenido un par de juntas con el juez a cargo de su caso y con el fiscal, gracias a la evidencia que mi hermana tenia junto con la que me brindo Isaac todo a sido más fácil de lo que imagine, también podría contar que el fiscal Rafael no esta siendo para nada duro con los cargos lo cual de verdad agradezco por que ellos si se lo proponen suelen ser un maldito dolor de cabeza.

Mi hermana no tiene el conocimiento de que soy yo quien esta encargándose de este asunto, Sebastien y yo hablamos con su esposo y el no muy convencido acepto no decirle nada. Tengo todo planeado para que ella nunca se entere que la ayude, conseguiré a alguien que se presente en mi lugar el día de la audiencia, el juez ya estará enterado así que ni va a mencionarme.

Me detengo a la mitad de la escalinata, por dios, los ocho mil escalones que hay que subir es lo único que no extrañaba, no estoy para nada en forma por lo que estoy a punto de sacar el hígado. Recuerdo la vez que me tope a Isaac aquí, me sorprendió y molesto bastante con su tonta sonrisa, creo que extraño un poco sus elocuencias, el es gracioso y todo un gilipollas.

Camino rápido para llegar a tiempo a la oficina del juez, se que tiene su itinerario muy apretado y lo ultimo que quiero es que por mi este retrasado en sus actividades. Estoy concentrada solo en el ruido que hacen mis zapatos hasta que escucho un ligero grito con mi nombre, me detengo pero ya no lo escucho de nuevo así que retomo mi camino.

-¡Amber!.- escucho de nuevo.

Giro sobre mis talones y veo a Ian correr en mi dirección, su rostro es de total alegría, no creí que me echara de menos, digo si lo considero mi amigo pero por los problemas en los que los metí pensé que alegría es lo ultimo que sentiría al verme.

-Vaya, de verdad me extrañas.- digo cuando ya esta frente a mi y me da tremendo abrazo de oso.

-Que dices si te extraño como loca.- usa ese tono disque femenino que me hace reír.

-Discúlpame si no te creo, como nadie contesta mis llamadas, en especial el señor Benicio.

Ian quita su sonrisa y esta es reemplazada por un gesto de tristeza y mira sus manos como si estuviese apenado.

-Se que no lo sabes por que no han hecho publica la noticia y nosotros tenemos prohibido halar de ello pero tu eres aun parte de la firma así que creo debes saberlo.

Enarco una ceja.

-Me asustas, ¿Qué a pasado?.

Con solo ver sus facciones se que no es nada bueno, solo espero no diga que alguien a muerto.

El Camino CorrectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora