Capitulo 24

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《-Soy un hombre de fetiches, el que más me llena de placer es que mis victimas intenten defenderse.

-Sal de aquí Amber, se que puedes, ve con Pía y dile que la amo, a ella y a mi hijo.

-Así perra, defiéndete.

-¡Amber!》

Despierto de golpe observando antes que nada el techo blanco, siento como si hubiece tomado una sienta de un año entero, ni siquiera intento moverme por que se que va a dolerme hasta la conciencia. Recorro con la vista la habitación que evidentemente es de un hospital. Mi atención es robada por quien yace en una silla.

Sebastien, mi Sebastien.

Esta tan concentrado en el libro que sostiene que no se a percatado de que estoy despierta, debe ser literatura muy buena por que no es habitual verlo leyendo algo que no sea de la agencia. Hace gestos, muecas e incluso sonrió de medio lado, tengo que saber de inmediato de que trata.

-¿Qué lees?.- pregunto con voz ronca, Sebastien voltea a verme y como de rayo se pone de pie y se acerca a mi.

-Gracias a dios despertaste, estaba preocupado.- por su tono de voz claro que le creo. Toma mi rosto con ambas manos y besa mis labios, eso no me lo esperaba, digo, no es que estuviéramos tan mal pero tampoco estábamos bien.

-Estoy bien, solo siento como si me hubieran dado la paliza de mi vida.- sonrió.

-No es gracioso, prácticamente te la dieron.- enarco una ceja. -Tres costillas fracturadas, sutura de un centímetro en la cabeza, tu ojo izquierdo tiene tantos derrames que tu esclerótica en lugar de ser blanca es roja, el doctor lo llamo hiposfagma,o algo así, tu cuerpo en este momento es más morado que moreno así que no bromees.

Si que me jodieron. Suspiro.

-Suena mal, lo se, pero nada es grave, aunque...-

-¿Aunque que?.- pregunto ante su silencio.

-No puedo creer que te hayas tragado el comunicador.- no puedo evitar reír.

-Tuve que hacerlo, no tenia donde esconderlo y era mi única esperanza para que me encontraran, ¿Funciono?.- asiente. -Valió la pena entonces.

Me da un beso en la frente y se queda así, con sus labios pegados a mi piel.

-¿Ya me dirás que estabas leyendo?.

-Solo es un libro de romance que tu hermana olvido, ya sabes el hombre millonario que se enamora de la mujer de clase medio baja con problemas familiares, mucho amor, sexo y más problemas, terminan casados y con hijos, cliché puro.

Esa suena como a su historia con Nickolas

-¿Jenn estuvo aquí?.- es todo lo que puedo preguntar, no se por que sueno tan incrédula si soy yo quien no la a procurado tanto, ella me llama seguido.

-Claro que estuvo aquí, estaba muy preocupada al igual que yo, ambos nos quedamos con tigo toda la noche, hace un par de horas que la convencí de que se marchara, seguro sus hijos la extrañaron.

-Y Nickolas.- sonreímos.

Sin duda saber esto me hace sentir un poco culpable, por que cuando mi hermana estuvo en una situación similar yo solo firme un jodido papel y me fui, soy desgraciada muy desgraciada. Sebastien me ve como si supiera lo que pasa por mi mente y antes que lo pregunte prefiero cambiar el tema con alguna estupidez.

-¿Entonces sacaron el comunicador de mi estomago?.- asiente. -¿O sea que ya no soy virgen de ningún lado?.

Tremenda carcajada que sale de su garganta al oír mi pregunta, escucharlo me hace reír a mi, pues es de esas risas gustosas que te hacen sentir el alma más liberada. Posa una de sus manos en su estomago, seguro ya le duele de tanto reír pero no deja de hacerlo, ni siquiera fue tan divertido.

El Camino CorrectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora