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Emilio.

El día era frío, el clima era algo a lo que no estaba acostumbrado, las nubes grises inundaban el cielo, pareciese que fuera de ese color en su totalidad, me encontraba mirando la ventana, recargando mi cabeza en ella mientras el auto andaba con dirección a la nueva casa de mi familia, papá había tenido problemas con su trabajo y es por ello que en estos momentos nos encontramos en Ciudad de México, es lindo a decir verdad, me puedo acostumbrar.

Luego de casi una hora llegamos finalmente a la nueva casa, grande claro, pero no era ni cercana a la que teníamos en Cuba, salí del auto y tome una de las valijas que llevaba para así dirigirme a mí habitación, no quería saber mucho en ese momento, no estaba molesto con papá ya que no era su culpa, sólo tenía que procesar aquel cambio tan significativo, había dejado atrás mi vida, la escuela, a mis amigos y a la chica que me gustaba desde que tenía uso de razón.

Emilio! Emilio, te necesito abajo en este momento.-

Escuché gritar a mí madre desde el primer piso, bufé pero inmediatamente me dirijo hacia donde ella se encuentra, no era bueno verla molesta.

Ya estoy aquí madre, ¿Para qué me buscabas?

-Emilio, necesitamos de tu ayuda, necesitamos desempacar las pocas cosas que logramos traer y tú no estás ayudando.

< Y estaba en lo correcto, no solía ayudar, pero en estos momentos me necesitan. >

Lo siento madre, ahora mismo iré a bajar las cosas que restan.

Sin más, tomé mis auriculares y coloqué un poco de música para amenizar el ambiente Viaje al futuro de Little Jesus comenzó a sonar, esa canción me pone de buenas, salí de la casa para meter las cajas faltantes, luego de un rato, tomé las cajas que eran mías y subí nuevamente a mí habitación, comenzando a desempacar, un ruido en la parte de afuera llamó mi atención, sobresaltandome levemente.

Estúpido gato...

Solté sin percatarme de la presencia de un chico en la parte de afuera, mirándome atentamente, su mirada era fría y sería, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando nuestras miradas chocaron tan sólo unos segundos, me acerqué un poco a la ventana saludando con un corto movimiento, a lo que el chico respondió de la misma manera, soltó una sonrisa incómoda y siguió su camino.

Es lindo pensé un momento, que estás diciendo Emilio, es un chico, solté un suspiro pesado y aún sin terminar de acomodar mi cama, me tumbe en ella y de un momento a otro caí en un sueño profundo.

Niño Bien  | En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora