19.

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Emilio.

El día de escuela había terminado, aburrido a decir verdad, como se había hecho costumbre regresé a casa acompañado de Joaco y Ren, los dejé en la suya y con cuidado crucé hasta la mía, no había nadie, muy raro por cierto, la mayoría del tiempo la pasaba sólo, papá se la vivía en el trabajo, mamá salía constantemente y Romina casi nunca estaba aquí, se estaba mudando, y ahí me encontraba yo, sólo, en el medio de la casa tumbado en un sillón.
Tenía algo de hambre, no sabía si era buena idea intentar cocinar algo o mejor pedirlo Delivery, así que preferí acercarme al piano un rato, hace unos días no lo había tocado.

Me senté frente a él, y una canción llegó mi mente, es complicada pero yo sé que es de las favoritas de Joaquín, en el concierto él canta la parte principal y por mi cabeza daba vueltas el tenerlo junto a mí y mientras yo tocaba el piano, él me acompañara con la letra.

*Aquí abren el contenido multimedia y reproduzcan la canción si gustan.*

«If the sky that we look upon
Should tumble and fall
Or the mountains should crumble to the sea
I won't cry, I won't cry, no I won't shed a tear
Just as long as you stand, stand by me»

Seguí tocando, sin darme cuenta de que ya no estaba sólo, Romi llegó y siguió la canción mientras yo tocaba concentrado, con el miedo a equivocarme, ella tomó mi hombro regalandome una sonrisa, mostrándome su apoyo y dándome confianza para seguir.

Estaba emocionado, era la primera vez en mucho tiempo que Romi estaba en casa, que ambos estábamos juntos, cantando, compartiendo un momento de hermanos.

Nuestro momento se rompió cuando papá entro a la habitación, se acercó a mí y me fulminó con la mirada.

- Sabes bien que no estoy de acuerdo con que quieras dedicarte a la música, igual que tú hermana - habló mi padre, colocándose frente a mi.

- Déjalo papá, él tiene derecho a hacer lo que a él le plazca, si es feliz haciendo música, deberías dejarlo, no todos somos como tú. - Romi se veía molesta, podía ver furia y una tristeza en sus ojos, yo no dije nada, papá quería tomar mis partituras pero fui más rápido y las tomé antes.

- Emilio, dame eso ahora mismo. - decía mi padre, enojado, y de igual manera intentando tomar las hojas que tenía en mis manos.

- No, no papá, ésto es lo que yo quiero.- contesté, no estaba molesto, sólo confundido.

- No quieres que sea igual a Eduardo, ¿O si? - habló esta vez Romina explotando finalmente, sus ojos derramaban lágrimas, yo sólo me acerqué a abrazarla.

- Por eso mismo, no quiero que sea como él. - finalizó papá y salió de la casa.

Yo no entendía qué era lo que estaba pasando, no sabía bien quién era Eduardo ¿Tenía otro hermano? ¿Por qué no lo conozco? Mil preguntas rondaban en mi cabeza, pero no era el momento para hacerlas, mis dudas quedarían ahí un rato, opté por quedarme así, abrazado a Romi, no me gustaba verla así.

- Tú mereces ser feliz hermano, no hagas caso a lo que dice papá, la pérdida de Eduardo fue muy fuerte para todos, pero aunque él diga que no, fue quien sufrió más, trabajaban juntos, Ed nunca pudo ser feliz, se esforzaba en ser lo que papá quería, lo que papá esperaba, no quiero que tú te centres en hacerlo feliz, tú felicidad es lo más importante aquí, concéntrate en tí. - Romi me miró y tomó mis mejillas, limpiando con la yema de sus dedos las lágrimas que rodaban por mis mejillas.

Niño Bien  | En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora